La mejor foto para conocer la cantidad exacta de personas contagiadas de coronavirus –y dibujar hacia dónde va la famosa curva– es haciéndoles tests a todos. Por una cuestión de recursos solo se hacen a quienes presentan síntomas y quedan afuera todos aquellos portadores sanos del virus. Por eso, desde la microbiología ambiental propusieron usar una vieja herramienta, rápida y económica: analizar los efluentes cloacales.

El virus es eliminado a través de las heces por las personas infectadas y por aquellos que si bien han sido contagiados no presentaron síntoma alguno. Estas partículas virales viajan con los efluentes cloacales hasta las plantas de tratamiento o son arrojados sin tratamiento directamente al curso de agua superficial”, explicó el especialista en microbiología ambiental, Claudio Belloso, en contacto con el programa La primera de la tarde (Radio 2).

“Esto permitiría conocer en qué parte de la población se localiza el virus, su ubicación georeferenciada, tanto para infectados como para aquellos que tienen anticuerpos y no han manifestado síntomas ni signos aparentes de infección”, advirtió.

Se trata de un método viejo y por lo demás, económico ya que con algunos análisis basta para conocer la situación epidemiológica de una zona.

“Esto nos debería permitir también flexibilizar geográficamente la cuarentena, si sabemos por qué lugares circula el virus y por qué lugares no”, destacó.

Este monitoreo de efluentes cloacales, en distintos puntos de una ciudad, con una frecuencia de dos veces a la semana, permite, según Belloso, obtener datos significativos desde el punto de vista epidemiológico e incluso anticipar la curva de casos positivos que aparecerá en los próximos 10 o 15 días.

Esos dos controles semanales, señaló, pueden reemplazar miles de hisopados, lo que hace de esta herramienta, una opción, además, accesible en términos monetarios.