Es cierto que las campañas en pro del preservativo no abundan en el país. Quizás algunos recuerden el curioso slogan “Sin triki triki no hay bang bang”, que se grabó en 2007, en ritmo de cumbia, con la participación de personajes famosos, y fue utilizado por el Ministerio de Salud de la Nación para impulsar el uso del condón en las relaciones sexuales, como forma de prevenir el contagio de VIH Sida.

Y posiblemente, otros más memoriosos tengan presente el famoso aviso publicitario de origen español que instaló el slogan “Póntelo. Pónselo”, y también tuvo llegada a la Argentina, a finales de los '80.

Pero la población más joven no logra dar cuenta de una campaña continua y sostenida a favor del método considerado más eficaz para evitar el contagio de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y también el embarazo no deseado.

Sumado a esta falta de involucramiento del Estado –interrumpido esporádicamente con alguna distribución gratuita de condones y lubricantes en hospitales y espacios públicos– el preservativo está lejos de contar con aceptación masiva, sobre todo a la hora de comenzar una nueva relación de pareja, cuando todo está por conversarse.

El preservativo debe usarse siempre, en todas las relaciones sexuales, incluido el sexo oral, desde el principio hasta el fin de la misma.

La Fundación para el cuidado de la salud y el sida (AIDS Healthcare Foundation Argentina) promueve en todo el mundo el uso del preservativo, y remarca que si esto se lograra, “se evitarían 200 mil ITS y 6 mil embarazos adolescentes cada día en América Latina y El Caribe”. Además, insisten con que debe usarlo siempre, en todas las relaciones sexuales, incluido el sexo oral, de principio a fin.

En el marco del Día Mundial del condón, la Fundación difundió un relevamiento que da cuenta de una situación preocupante: un porcentaje elevado de personas consultadas admiten no usarlo o se niega a hablar del tema. ¿Por qué?

“Unos 200 mil casos de ITS y 6 mil embarazos adolescentes no deseados se registran cada día en América Latina y El Caribe, por el no uso del preservativo”.

Las causas del no uso

 

Entre los argumentos comúnmente escuchados para justificar el no uso del condón, los hombres suelen afirmar qué son sanos y no es necesario tomar precauciones. Se excusan en que no sienten lo mismo con y sin preservativo y en ocasiones, convierten el pedido responsable de su pareja para que lo usen, en una injustificada desconfianza hacia ellos, puntualmente, cuando en realidad, el preservativo también los protege a ellos de alguna presunta infección que tenga su pareja.

Las aplicaciones de citas y encuentros ocasionales desnudan, entre otras cosas, la dificultad para hablar de este tema. Como si la diversión y el placer estuvieran disociados del cuidado hacia sí mismos y hacia ese otro u otra con quien se relacionan. Ellas dicen que ellos no quieren ni mencionar el uso del preservativo y ellos replican que no lo usan porque ellas no se lo piden.

Un dato que preocupa a las áreas sanitarias es el aumento de casos de ITS que se viene detectando en personas mayores de 50 años. El problema no es nuevo y es una consecuencia del no uso de preservativo. En el caso de las mujeres, explican profesionales, algunas relajan el cuidado dado que ya no menstrúan y por ende, no corren el riesgo de quedar embarazadas; y en el caso de los hombres, actúan en base a una idea ficticia de que “a su edad ya nada puede pasarles”.

En diálogo con el programa A la Vuelta (Radio 2), la directora de Testeo y Prevención de la Fundación, Natalia Haag, explicó que el uso del preservativo continúa siendo un tema tabú para gran parte de los argentinos. Según una encuesta realizada por AHF Argentina, en los mayores de 50 años el 38,8% prefirió no responder la pregunta acerca de si usa preservativos en sus relaciones sexuales.

De los que sí respondieron, sólo el 17% del total utiliza el preservativo siempre en todas sus relaciones sexuales. El resto algunas veces o nunca. Este porcentaje es igual a la muestra analizada en jóvenes y adolescentes en el mismo período.

“Estos datos en adultos mayores de 50 años, puede deberse al tabú que representa hablar de sexualidad en esta población en particular. No alcanza con que el Estado compre preservativos y lubricantes para distribución gratuita, sino que deben implementarse o mejorar las políticas públicas que acerquen el insumo a la comunidad, de manera que sean accesibles para todas las edades”.

A su vez, de la encuesta en la que participaron 6814 personas (1474 personas mayores de 50 años –51% mujeres, 48% varones, 1% trans femeninos y 0,3% trans masculinos–, entre los que nunca utilizaron preservativos), surge que el 19,7% mencionó que, si su pareja lo propusiera, facilitaría su uso, ya que sigue siendo estigmatizado el querer incorporar el condón en la pareja y no visto como una posibilidad de salud sexual protegida y placentera.

“Es importante que se promueva el uso del preservativo incorporándolo al diálogo cotidiano, para que deje de ser tabú y se asocie, no solo al autocuidado, sino también al placer. Es por eso que resulta fundamental garantizar el acceso de forma gratuita, en lugares no convencionales para fomentar su uso”, afirmó Haag.

¿Sólo preservativo masculino?

 

Haag explica que “en Argentina, el preservativo masculino es prácticamente el que está disponible para la venta. El preservativo vaginal o preservativo interno no está disponible en Argentina como política pública.

"El preservativo vaginal o preservativo interno no está disponible en Argentina como política pública".

Recién ahora están haciendo pruebas piloto para evaluar la demanda. Tampoco se consigue con facilidad en farmacias y además es mucho más caro que el preservativo masculino. Esto lleva a pensar en la brecha de género para poder decidir si usar preservativo o no. En lo concreto, las personas con vulva que tienen relaciones heterosexuales necesitan “negociar” en cierta forma, el uso del mismo.

En el caso de que alguien acceda al preservativo interno, la pregunta es la misma: si se usa siempre, a veces o nunca y hay que tener presente que se debe usar en todas las relaciones sexuales, de principio a fin.

Este 2023 AHF continúa con su campaña de promoción bajo el lema “Siempre de moda”, para alentar a las personas a incrementar el uso del preservativo.

 

El preervativo vaginal no se consigue con facilidad en farmacias y es mucho más caro que el preservativo masculino.

Las ITS en Latinoamérica

 

La mayoría de los países de América Latina reportó en los últimos años, aumento de casos de Infecciones de Transmisión Sexual, con tasas que varían entre el 15% y hasta el 40% en sífilis, VIH, gonorrea, clamidia, entre otras. Según cálculos de la Organización Panamericana de la Salud, cada día se producen 200 mil nuevas transmisiones de ITS en el continente americano, todas ellas prevenibles mediante el uso correcto del condón. A la par, el embarazo adolescente en Latinoamérica sigue en auge. de acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), 2 de cada de cada 10 de los nacidos vivos son hijo/as de madres adolescentes, es decir un aproximado de 2 millones de nacimientos cada año, casi 6 mil por día.

El Día Internacional del Condón fue creado en 2008 por AIDS Healthcare Foundation, para crear conciencia del autocuidado y el uso correcto del condón como la forma más práctica y eficiente de evitar la transmisión de ITS como el VIH, la sífilis, la gonorrea o el virus del papiloma humano.

En América Latina, según datos de la Fundación, un tercio de la población, es decir más de 201 millones de personas, viven debajo de la línea de la pobreza, lo que limita su acceso a condones. Un paquete de tres condones tiene un precio promedio de $2.5 dólares en el mercado, imposible de acceder para una persona que vive con $1.90 dólares por día. Y eso se agrava con la baja compra y distribución de condones por parte de los gobiernos entre la población.

Este 2023 AHF continúa con su campaña de promoción bajo el lema “Siempre de moda”, para alentar a las personas a incrementar su uso, como un elemento divertido en las relaciones sexuales y como aliado para dar tranquilidad a quienes lo usan y libertad para disfrutar su vida sexual cómo y con quién deseen.