En el quinto piso del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro) hay botellones con litros de aceite usado, cáscaras de naranjas cortadas en trozos pequeños, jabones y detergentes biodegradables fabricados en este mismo espacio por integrantes del Programa Espuma y un cartel que anuncia los miles de litros de agua salvados por esta muestra que también es un taller. Y hay, además, un busto de Manuel Belgrano inédito que está por nacer.

Nicolás Biolatto, artista y fundador del programa autogestivo reconocido ahora como cooperativa de trabajo, levanta el molde oficial del prócer, el mismo que usa el área de restauración de la Municipalidad. Lo ayuda Carolina, una de las once mujeres que hicieron el taller de formación en Rancho Aparte, barrio Tablada, y hoy constituyen una de las Unidades Productivas de Espuma.

De un lado, Nicolás sostiene la carcasa pesada de cemento y desmolda una pieza única y, del otro, Carolina sostiene al Belgrano hecho de jabón. Es la parte delantera de la obra, la más importante no sólo porque define la fidelidad del rostro, también porque fue hecha con unos 20 litros de aceite quemado y procesado. Para el complemento, el dorso, se usaron otros 10 litros.

La tensión entre ellos es por el riesgo que implica la maniobra. Se trata de una masa densa de jabón que por la humedad se puede fracturar, si el proceso no se completó. El molde cede y asoma una figura perfecta del creador de la bandera argentina. Será el “invitado” de lujo, el centro de la tertulia que se realizará este jueves 25 de mayo, desde las 17 en la Jabonería social instalada desde abril en los silos del Macro.

En el festejo patrio se debatirán nuevas formas de pensar la producción y el consumo (o cómo superar las viejas), algo así como la revolución de estos tiempos atravesados por lo que Nicolás define como una “crisis civilizatoria”, marcada por el extractivismo y la contaminación.

“Haremos unos pastelitos y buñuelitos con grasa y después, con esa grasa, vamos a fabricar jabones biodegradables para que todos se puedan llevar”, completa la invitación el titular del Programa Espuma que tiene tres patas sólidas.

En primer lugar, crea puntos de acopio para recibir el Aceite de Cocina Usado (ACU). Cada litro que se rescata de ese residuo evita la contaminación de mil litros de agua.

El segundo paso es el filtrado y procesado del ACU para la generación de la materia prima que se usa para detergentes (sólidos y líquidos) y jabones biodegradables, es decir es inocuo para el ambiente a diferencia de los productos químicos habituales.

Existe un tercer impacto que implica la capacitación de los talleres y la salida laboral para los emprendedores, que venden lo producido. El ciclo cierra por todos lados: quienes aportan el aceite quemado (tanto vecinos como gastronómicos) reciben a cambio parte de lo producido.

Irradiaciones macro Programa Espuma

“Las jabonerías sociales las generamos en barrios vulnerables, enseñamos el oficio con un producto que no contamina, que transforma un residuo en algo 100% biodegradable y que se comercializa autogestivamente con nuestras redes de venta”, resume Nicolás.

El proyecto dio sus primeros pasos en 2019 con las primeras capacitaciones. En 2020 se afianzó en Rancho Aparte y se expandió a otras localidades. Queda mucho por hacer y crecer. “Argentina produce por año entre 60 y 90 millones de litros de residuo de aceite. Es decir, que cada persona genera unos dos litros al año en promedio (que contaminan dos mil litros de agua, lo que bebe en dos años de vida)”, estima el coordinador general de Espuma.

De tertulias y jabonerías

 

La “tertulia” de este jueves en la Jabonería del quinto piso del museo de bulevar Oroño y el río es un guiño a la historia. Así se llamaban las reuniones secretas previas a la Revolución del 25 de mayo de 1810. Una de las sedes era la "jabonería de Vieytes", como se conocía a la fábrica porteña de Hipólito Vieytes, quien asistió al cabildo abierto del 22 de mayo e integró los primeros gobiernos patrios.

Del conversatorio participarán artistas y ambientalistas y será “vocal” del encuentro Dafna Nudelman, más conocida por su nombre en las redes sociales como @lalocadeltaper. Dafna es especialista en sustentabilidad, economía circular y consumo responsable. Autora del libro “Cómo rompimos el mundo y cómo podemos arreglarlo” (Editorial Paidós).

La muestra “Jabonería social” forma parte del ciclo “versiones, invenciones, ficciones” del museo Macro. El espacio se inauguró en el quinto piso y se podrá visitar, gratis, una semana más: hasta el domingo 4 de junio.

Parte de lo fabricado en el espacio trascenderá las fronteras. Un perfil de Belgrano de jabón será donado para el Encuentro de Asadores a la Estaca que se realizará el próximo 20 de junio, en el tradicional festejo del Día de la Bandera al lado del Monumento. Estará en las bachas para higiene y limpieza para los participantes.

Además, el busto completo del prócer hecho con 30 litros de aceite usado, la mayor obra realizada hasta ahora por Nicolás Biolatto en términos individuales y también colectivos del programa, se montará en un espacio público en el marco de la Quincena del Arte que traslada obras a ámbitos no convencionales. El devenir del Belgrano 100% biodegradable será una experiencia en sí misma.

Sobre Rancho Aparte, la primera sede

 

El Programa Espuma comenzó en 2019 con una primera capacitación en Sastre. Siguió en Rosario, Chovet, Venado Tuerto y Arrecife, donde ya existen Unidades Productivas. En la ciudad, la experiencia se profundiza en cinco puntos. El primero fue en Rancho Aparte, una organización barrial creada por Coco Ruiz Díaz en Tablada (escuchar podcast con esa historia). 

Inauguración de "versiones, invenciones, ficciones" (Guillermo Turin Bootello).

En la sala del Macro hay un homenaje y reconocimiento a la casa de esa institución de zona sur. “Es una pieza pictórica que recupera una pared de Rancho Aparte, nuestra primera Jabonería social. En una pared los chicos de Rancho habían pintado círculos de colores que parecían burbujas y nos llamó la atención esa casualidad, preguntamos por qué estaba pintado así y nos contaron que al joven de 15 años que vivía en esa casa lo mataron en ese mismo lugar, lo acribillaron a balazos”, recuerda Nicolás.

La sala de Rancho Aparte (Alan Monzón/Rosario3)

La familia se mudó después de ese crimen y Rancho, que se había quedado sin sede por la pandemia, alquiló el lugar. Los chicos y chicas que asisten a los talleres decidieron pintar el lugar y allí donde quedaron los proyectiles, los rastros del homicidio de su amigo vinculado a conflictos del narcomenudeo, los rodearon con círculos como una pericia balística pero de colores.

“Creemos en la resignificación de esas acciones y en la transformación que propone, porque no desaparece lo que está abajo, la historia que está ahí. Es una apropiación del espacio y eso es el estandarte de lo que busca Espuma, que se basa en tener la mayor cantidad de reproducciones de acciones y de burbujas en el territorio”, agrega Nicolás.