Corría el año 2006 cuando se sancionaba en Rosario la ordenanza N° 7.981. Su asunto decía: “Programa Mujeres Choferes del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP)” y el artículo 2° detallaba: “...dicho programa tendrá como objetivo propiciar la gradual incorporación de mujeres en el plantel de choferes del TLP pertenecientes a las líneas administradas por la Sociedad del Estado Municipal para el Transporte Urbano de Pasajeros (Semtur)”. Y en el artículo 4° agregaba: “...las vacantes que se produzcan en los puestos de choferes de la Semtur deberán ser cubiertas en forma igualitaria entre mujeres y varones, garantizando el ingreso de una mujer por cada dos puestos a cubrir, siempre en atención a la primacía de criterios de idoneidad para el desempeño del cargo”. 

No hizo falta usar el transporte de colectivos cotidianamente para corroborar que dicha ordenanza no fue puesta en práctica. Costó más de una década que la Municipalidad incorpore finalmente a mujeres para la conducción de colectivos. La buena nueva llegó cuando la intendenta Mónica Fein presentó el Registro único de Postulantes.

En mayo de 2019, los concejales de la ciudad retomaron la normativa sancionada con anterioridad, la trabajaron y modificaron convirtiéndola en la Ordenanza N° 9.979. Esta última encomienda al Ente de la Movilidad la incorporación gradual de mujeres al plantel de choferes tanto de empresas públicas como privadas.

También se establece un control trimestral de la nómina de empleados que ingresan y egresan a las empresas de colectivos para que las vacantes que se produzcan sean cubiertas de forma igualitaria entre mujeres y hombres. Otra novedad y muy importante dentro de la modificación de la ordenanza, es el punto de las sanciones: a partir del 2019, todas las empresas que no cumplan con el cupo femenino tendrán multas fijadas por el valor tarifario básico -correspondiente al precio de un boleto- que irían entre los mil y tres mil boletos. 

A los 15 días del anuncio del Registro Único de Postulante, el Ente de la Movilidad Rosario (EMR) llevaba anotadas a 35 aspirantes que debieron acercarse personalmente a Cafferata 702 con DNI y carné. Para ese entonces había en la ciudad unas 800 mujeres que contaban con licencia de categoría 2, es decir, habilitadas a conducir colectivos. Mientras que si de hombres hablamos, el número ascendía a 24 mil.

Por otro lado, una sola mujer estaba contratada en el ámbito privado -Empresa Cacique SRL- y ninguna en el ámbito público. Pero el momento de cambiar esa realidad estaba cerca. Muchas se ilusionaron con la idea. Entre ellas Romina, mamá de dos nenas, que renunció a su trabajo para apostar a su sueño y aprovechar la posibilidad: “Siempre quise manejar un colectivo”, cuenta Georgina, que dejó de ser ama de casa para subirse al bondi. Algo similar le pasó a María que junto a otras tres mujeres llevaron a la justicia su derecho a la paridad de género. Detrás de cada postulante había una historia distinta pero todas persiguen el mismo deseo: manejar los colectivos de la ciudad.

Las tres se ríen mientras recuerdan las distintas pruebas que tuvieron que realizar. El curso tuvo tres instancias: Formación, Teórica y Práctica. “En el medio tuvimos pruebas psicológicas”, cuenta Romina que coincidió en el tiempo de entrenamiento con Georgina. Las dos concuerdan que todo ese proceso fue de “incertidumbre total” y agregan: “Nadie nos llamaba para decir si habíamos pasado o no a la otra etapa y los meses corrían sin saber si íbamos a tener ese trabajo”.

Hasta que un día sonaron los teléfonos. Romina decidió no contarle a nadie la noticia hasta tener el uniforme en la mano. Recién ahí se fue a la casa de sus padres y les contó a todos. Georgina, al revés: mientras le confirmaban su puesto ella se lo contaba a su familia. Al día siguiente en esa casa el celular volvió a sonar, en esta ocasión era una empresa del ámbito privado que la quería contratar, pero “yo ya tenía trabajo”, dice. De haber aceptado, hoy no estaría hablando en tiempo pasado. Mientras tanto, María ganaba la batalla en Tribunales y era reincorporada junto a las demás compañeras a sus puestos de trabajo. La cosecha colectiva mostraba sus frutos y todo era alegría.

A la hora de responder qué significó para las tres ese primer momento en contacto con el colectivo, vuelven a sonreír y responden: “Fue de mucha felicidad, demostramos que nosotras podemos, que las mujeres pueden”. Con el transcurrir de los días, hubo pasajeros que las insultaron, otro que fue violento y también quienes las felicitaban.

Incluso tuvieron que escuchar decir a quien las representaba sindicalmente por aquel entonces, que manejar "es un trabajo muy, pero muy duro para una mujer", ya que "el físico de la mujer es más débil que el del hombre". Lucharon contra todo prejuicio, exigieron disculpas y siguieron en camino porque en cada una de sus casas había una familia que alimentar. Pero no todo lo que brilla es oro y nada dura para siempre. 

¿Cuántas mujeres conducen colectivos?

 

“Las chicas dijeron que en total deben quedar 5”, dice Romina refiriéndose con “las chicas” al resto de compañeras colectiveras con las cuales siguen en contacto telefónico. “Nunca más nos llamaron, terminó el contrato que teníamos y chau”, agrega la mujer que ahora forma parte de She Taxi para que ingrese dinero al hogar. “No nos dijeron nada de nada”, suma Georgina que hoy atiende el kiosco que puso en su casa para zafar de esta mala racha.

“Encima vino esta pandemia”, finaliza María que es de las pocas mujeres que se ven al mando de los colectivos de Rosario. Y efectivamente no estaban tan equivocadas: cinco mujeres en planta permanente de la empresa Movi y dos en El Cacique. Mientras que otras 19 son contratadas para reemplazos temporales. Rosario Bus era hasta el año pasado la única empresa que no había incorporado a ninguna mujer. 

Rosario3 le preguntó al Ente de Transporte de la Municipalidad por la ausencia de la paridad de género en los colectivos de la ciudad y respondieron que "en la actualidad y dada la situación de emergencia que atraviesa el sistema de transporte, en los últimos meses no se ha incorporado personal al servicio, por lo que no hay incumplimiento de la normativa. El descenso de viajes producto de la pandemia, de 450 mil que se realizaban en marzo de 2020 a 215 mil que se hacen hoy en día, hizo que la Municipalidad de Rosario adecue el sistema a las necesidades de los usuarios".

"El machismo está en todos lados, pero no nos van a detener"

"Esta realidad, hizo que el sistema conserve la misma cantidad de trabajadores, sin incorporar nuevos actores dada la demanda de las prestaciones y las dificultades financieras que atraviesan las empresas", indicaron. Por otro lado, teniendo en cuenta lo que la ordenanza vigente propone agregaron: “De esta manera, las futuras incorporaciones que se produzcan en los puestos de choferes deberán cubrirse de manera igualitaria entre mujeres y varones, en proporción del 50% y 50%, siempre y cuando cumplan con los criterios de idoneidad para el desempeño en el cargo. Las empresas de transporte estarán obligadas ante cada contratación que prevean a consultar al EMR el registro de postulantes mujeres, que se encontrará debidamente actualizado.”

Este medio le consultó lo mismo a Sergio Copello, actual Secretario General de la UTA, y la respuesta fue similar: “No se está cumpliendo porque no hay incorporaciones desde la pandemia”, afirmó. También se lo consultó sobre políticas con perspectiva de género dentro del sindicato, a lo que respondió que “el gremio independientemente al género trabaja para la igualdad y equidad laboral”. Copello sabe del disgusto de algunas de las choferes con respecto a la contención o apoyo por parte del gremio.

¿Cómo sigue la cosa?

 

Mientras la crisis en el transporte avanza, la pandemia no cesa y muchas mujeres se quedan a la espera de recuperar sus puestos de trabajo, aquello que les prometieron primero en 2006 y después en 2019 continúa siendo una deuda pendiente. 

De un mano a mano con las choferes, se pueden atesorar anécdotas, algunas buenas y otras no tanto, historias propias y ajenas, risas. Pero también esperanzas de cambiar un poco la realidad y las trabas que le ponen a la independencia femenina aún en el siglo XXI: “Hay muchas mujeres que después de vernos ahí arriba se plantearon la posibilidad de hacerlo” dicen las chicas.

Y agregan: “El machismo está en todos lados, pero no nos van a detener”. Mientras algunas militan sus derechos desde arriba de los colectivos, otras lo hacen desde abajo hasta nuevo aviso. No importa cuánto haya durado, ellas marcaron un antes y un después: conquistaron otro de los tantos lugares que el patriarcado reservó para hombres. El próximo capítulo de esta historia será contado cuando las reincorporen.