"Ha surgido un punto de calor de abajo y se ha desparramado con el viento", afirmó este martes el secretario de Protección Civil de Santa Fe, Roberto Rioja, al explicar por qué y cómo los incendios en el humedal, frente al sur del Gran Rosario, se expandieron en los últimos días.

Si bien el origen de las llamas es intencional, un mismo foco puede crecer y desplazarse durante muchos kilómetros y por varios días con dirección del viento. La sequía y la ausencia de cortafuegos naturales por la bajante del río Paraná (no hay arroyos y lagunas) hacen el resto.

Rioja explicó a De 12 a 14 (El Tres) que hace cinco días el fuego se desató entre dos puntos, en la zona del Negro y la Chata, que fueron incendios muy grandes. 

El titular de Protección Civil marcó en el mapa la secuencia de los últimos días: cómo las llamas subieron de sur a norte y hacia al este, lo que amenaza casas y la escuela en el Charigüe. Dijo que trabajan para "encajonar" el fuego y "salvar en un par de días la situación compleja".

Para explicar esa evolución del incendio, dijo que "lo que hoy es la cabeza mañana será la cola" (los puntos en naranja alrededor de la marea roja son puntos aislados de control o contrafuegos). 

La evolución del fuego frente a Pueblo Esther.

Rioja confirmó que hasta el mediodía había 25 brigadistas en la zona pero "llegarán más" durante la jornada y serán 40 hacia la tarde. Dos helicópteros, uno con balde de agua, y dos aviones hidrantes, completaban los recursos disponibles. 

El funcionario afirmó que esa cantidad de brigadistas "alcanza si el clima no cambia". "Si el viento vuelve a desparramar el fuego, el trabajo que hicimos no nos sirve", reconoció y completó: "Hay que esperar la lluvia, una lluvia que moje el suelo y que enfríe". 

Al mismo tiempo informó que "no hay pronósticos de lluvia certeros" en las próximas jornadas.