Este sábado 29 de noviembre, la Universidad Nacional de Rosario cumple 57 años. Un nuevo punto de inflexión que permite analizar presente y futuro de una de las universidades más prestigiosas del país. Rosario3 dialogó con su rector, Franco Bartolacci, quien desempeña ese cargo desde el año 2019. Su relato, en primera persona.

El principio

 

Arranqué en agosto de 2019 y en marzo de 2020 empezó la pandemia, es decir que los dos primeros años de gestión (2020 y 2021) fueron de pandemia, con todos los desafíos que eso implicaba para una universidad grande como la nuestra que no estaba preparada para una situación de esa naturaleza. Hubo que mudar toda la virtualidad de un día para el otro.

Retrospectiva y oferta educativa actual

 

A esos dos años de pandemia sucedieron otros dos (2022 y 2023) atravesados por un proceso inflacionario que también generó un montón de dificultades para encarar obras de infraestructura y garantizar tareas de mantenimiento. Y luego vinieron estos dos últimos (2024 y 2025) que también resultaron muy difíciles para el sistema universitario. En síntesis: fueron seis años y medio bravos.

Lo que me produce cierto orgullo, no en términos personales, sino colectivos en nombre de la comunidad de la UNR, es que en perspectiva –a pesar de la particularidad de estos seis años–se produjo el proceso de expansión más importante de toda la historia de la UNR, en varios registros. Y el orgullo es colectivo porque estas cosas no suceden por voluntad de alguna autoridad, sino del acompañamiento y las ganas de la comunidad de que se produzcan.

Nunca, en tan poco tiempo se habían creado tantas carreras nuevas como en estos últimos seis años. Pasamos de tener un promedio de alrededor de 21 mil preinscriptos, a más de 30 mil este año. Eso es producto, entre otras cosas, de la diversificación de la propuesta académica y de la creación y puesta en marcha de nuevas carreras universitarias.

Tal es la expansión, que en 2026 vamos a poner en marcha una nueva facultad (algo que no sucedía desde 1987). Nunca, en toda la historia de la UNR, se habían creado tantas escuelas preuniversitarias. Las tres que teníamos: el Politécnico, El Superior de Comercio y la Agrotécnica de Casilda son preexistentes a la constitución de la UNR como tal. Y en estos seis años creamos cinco: una, en General Lagos, una, en Puerto San Martín, una, en El Trébol, la Escuela de Ciencias Sociales y una escuela secundaria virtual –el Programa Otra Vuelta–, una propuesta para que terminen la secundaria quienes por alguna razón no pudieron hacerlo en su momento.

Además, nunca se había puesto tanto empeño para recuperar el valor patrimonial de los edificios de la UNR y garantizar mejores condiciones de trabajo y estudio. En estos seis años, hubo intervenciones en todas las facultades y escuelas, algunas muy emblemáticas desde lo patrimonial como el frente de la facultad de Humanidades y la restauración del edificio histórico de la facultad de Derecho.

Ahora estamos llamando a licitación para las obras del frente de las facultades de Ciencias Económicas y Ciencias Médicas. Hicimos lo propio con el patio central de Humanidades y también con la facultad de Ingeniería y la restauración de la Sala Gorbán en Ciencias Económicas, entre otras.

Nunca había sido tan potente la presencia de la Universidad Nacional de Rosario en el centro-sur de la provincia de Santa Fe, con propuestas muy concretas. A las escuelas preuniversitarias que ya mancionamos hay que agregar que en 2026 abriremos la carrera de Agronomía en Venado Tuerto; tenemos polos educativos en 80 municipios y comunas del centro-sur con propuestas para adultos mayores, cursos de la Escuela de Oficios, además de comisiones de la secundaria virtual desarrollándose.

En los últimos años, pusimos en marcha: Gestión Cultural, Tecnicatura en Inteligencia Artificial, Licenciatura en Ciencia de datos, Licenciatura en Turismo, Diseño Gráfico, Diseño en indumentaria y textil, Diseño Industrial, Corretaje Inmobiliario y Seguridad Ciudadana.

Eso justifica en gran medida el salto en cantidad de estudiantes que contiene nuestra Universidad. Algo inédito. Para 2026 todavía no tenemos el dato porque estamos en el proceso de preinsripción, pero el crecimiento es notorio. Hasta 2024, veníamos con un promedio que oscilaba entre 20 mil y 21 mil preinscriptos por año y en 2025, saltamos a más de 31 mil y en esto incidió la creación de estas nuevas carreras que concitaron muchísima atención y son muy valoradas por los estudiantes, quienes reconocen que de no existir esa opción en el ámbito de la universidad pública, no las podrían estar cursando. En varios casos, se trata de carreras que sólo formaban parte de la oferta educativa en el ámbito privado.

La “segunda Reforma Universitaria”

 

Otro capítulo grande del trabajo de estos últimos seis años fue el de la innovación académica. Estoy convencido de dos cosas: primero, que la UNR tiene una potencialidad extraordinaria (que estaba muy cerrada sobre sí misma) y lo que hicimos fue darla vuelta para que no sea un palacio de saberes clausurados, sino un lugar al que puede llegar más gente que antes, en diversos formatos.

En segundo lugar, creo que la Universidad, en un mundo que cambia vertiginosamente y en una Argentina que ya no tiene los mismos problemas que tres o cuatro décadas atrás, no se pueden seguir haciendo las mismas cosas que antes. A mi juicio, hace falta promover una especie de Segunda Reforma Universitaria, que incluya una revolución pedagógica, académica y curricular.

Hay que repensar los planes de estudio, los tipos de carreras y los modos de enseñar. Convencido de esa idea, en Rosario ya empezamos a dar pasos en esa dirección: diversificamos la propuesta y multiplicamos las carreras, incorporando áreas de vacancia y atendiendo con mayor sintonía a las necesidades del sector productivo local y regional.

Por ejemplo, sumamos Seguridad Ciudadana, ya que era bastante insólito que en una región que tenía problemas en materia de seguridad pública, la universidad más importante no tuviera una instancia de formación en la materia. Lo mismo pasa con Diseño e Indumentaria. Rosario tiene una larga tradición en el sector productivo vinculado al diseño y nosotros no teníamos propuesta de formación pública. Hoy, hay cientos de jóvenes estudiando esta carrera.

También buscamos darle un perfil nuevo desde dos perspectivas. Desde el diseño institucional, la mayoría de las carreras son compartidas entre facultades o escuelas, porque los problemas no se explican ni se abordan desde una sola disciplina y compartir los planes de estudio de las carreras entre distintas facultdes, las enriquece.

Y desde la duración de las carreras, también se buscó otro perfil. Dado que existe una legislación que establece cantidad de horas mínimas y máximas que deben tener las carreras de grado a nivel nacional, fuimos la primera universidad del país que logró la aprobación de una ordenanza que establece que para la UNR, el mínimo de horas establecido por el sistema legal vigente, cuenta como el máximo. Eso, en los hechos, produjo que todas las carreras nuevas sean de cuatro años. Todas ofrecen trayectos intermedios (tecnicaturas y títulos que los estudiantes pueden acreditar cuando ya cursaron una parte de la misma); muchas tienen contenido híbrido (instancias presenciales y virtuales. Estas últimas expandidas luego de la pandemia).

Ese cambio en la cantidad de horas, aplicado a las nuevas carreras, también se irá incorporando a las ya existentes, a medida que se vayan reformando los planes de estudio. Eso es importante, porque uno de los problemas que tiene el sistema universitario argentino es el promedio de años que requiere cursar una carrera universitaria. Nosotros estamos en el promedio nacional y eso se trabaja no sólo acortando las carreras; pero una de las disposiciones sobre las que hay que avanzar (y nosotros ya lo hicimos) es sobre carreras de licenciatura en cuatro años.

Cantidad de graduados: un tema cuestionado por algunos sectores

 

En ese punto también crecimos, producto de algunas de estas intervenciones. En 2024 (última cifra que tenemos, ya que 2025 aún no finalizó) tuvimos récord de graduados. Es la primera vez que estamos holgadamente por encima de los 3 mil. Se registraron 3.600 graduados, mientras que en 2023, la cifra fue de 3 mil estudiantes egresados. Un crecimiento de 20% de un año a otro.

También contribuye a este ascenso, la implementación del Programa Regresar, que consiste en ir a buscar a los estudiantes que quedaron con carreras inconclusas, cuando les faltaban pocas materias para recibirse y armar un programa de asistencia para ayudarlos a que terminen la carrera. Ya tenemos 179 estudiantes graduados por este Programa.

Hay que seguir trabajando. Necesitamos elevar aun más la cantidad de graduados, pero lo alentador es que empieza a haber una tendencia en la curva de crecimiento que es bastante auspiciosa.

Nuevas carreras 2026

 

El año próximo vamos a poner en marcha una nueva facultad –Ciencias del Movimiento Humano y el Cuidado– que va a alojar cuatro nuevas carreras: Licenciatura en Deporte, Profesorado en Educción Física, Tecnicatura en Acompañamiento de la persona mayor y Licenciatura en sistemas integrales del cuidado. Abrimos la inscripción hace dos semanas y ya hay de 800 preinscriptos.

También se abrirá Terapia Ocupacional (en la facultad de Ciencias Médicas) y la Tecnicatura de Acompañamiento Terapéutico (en la facultad de Psicología).

Estudiantes extranjeros en la UNR

 

Eso se modificó mucho en los últimos años. Actualmente, el porcentaje de estudiantes extranjeros que cursan en facultades de Rosario ronda el 4% del total. Aún en la facultad de Ciencias Médicas, donde se daba un fenómeno particular, la cifra viene decreciendo. En los últimos tres años hubo una baja progresiva y en 2025, cayó a la mitad.

Ley de financiamiento universitario y presupuesto 2026

 

Como sabemos, la Ley de financiamiento universtario fue sancionada por el Congreso de la Nación, en octubre pasado, pero el Gobierno nacional aún no la aplicó. Ese tema está en la Justicia. Estamos esperando una decisión judicial respecto de la presentación que el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) hizo, en representación de todas universidades públicas del país, ante el Juzgado Federal, en Buenos Aires.

Nosotros fuimos muy responsables y respetuosos en estos dos años de tanto debate en torno al financiamiento universitario, porque siempre privilegiamos el camino institucional. Hicimos todas las gestiones petinentes ante las autoridades nacionales.

Cuando no aparecían respuestas, fuimos al Congreso de la Nación (dos veces). El primer año presentamos un proyecto de ley que fue vetado. No obtuvimos mayoría necesaria para sostener la ley frente al veto y este año, presentamos otro proyecto que también corrió suerte con el veto, pero esta vez sí logramos mantenerlo. Ante la decisión de las autoridades nacionales de promulgar la ley, pero suspender su aplicación, recurrimos a la Justicia. Era el paso que teníamos que dar habiendo hecho ese camino institucional para reclamar lo que entendemos corresponde para que las universidades puedan funcionar bien.

Ese es un capítulo, el que apunta a reparar el desfasaje hacia atrás (tanto en el presupuesto para funcionar como en la situación salarial). El otro capítulo es hacia adelante. En este punto es muy importante la discusión que se dé ahora en el Congreso para el Presupuesto 2026.

Lo primero y más importante es que tengamos presupuesto aprobado por el Congreso, ya que buena parte de las dificultades que atravesamos derivan de no haber tenido durante dos años consecutivos, presupuesto aprobado por el Congreso. Nosotros tenemos un presupuesto base de octubre 2023. En el medio pasó un mundo de cosas y hay discrecionalidad en la distribución de los recursos. A contramano de lo que se busca, que es transparencia y control. Por eso, lo mejor que nos puede pasar es que haya un presupuesto aprobado por el Congreso que diga cuánto reciben las universidades, de dónde salen esos recursos y cuánto le toca a cada uno. Esperamos que en sesiones extraordinarias pueda aprobarse.

De la mano de eso, el segundo objetivo es lograr que ese presupuesto contemple como piso, los recursos que establece la Ley de financiamiento universitario aprobada por el Congreso, hoy en discusión en vía judicial.

Las demandas salariales docentes y no docentes

 

Nosotros tenemos expectativa de que aparezcan respuestas. Si eso no sucede, por supuesto que conforme avanza el tiempo, si los problemas se mantienen y las respuestas se dilatan, la situación se hace cada vez más delicada. El tema salarial es realmente muy difícil. Alrededor del 70% de la docencia universitaria de todo el país está percibiendo un salario menor a los 650 mil pesos por mes (para dedicaciones simples y semiexclusivas) y algo similar pasa con los trabajadores no docentes, en las categorías iniciales.

Hay una situación muy dramática que hace, en algunos casos, que empecemos a perder recursos humanos muy valiosos. Uno puede reponer esos cargos que se pierden porque alguien renuncia; pero no necesariamente se vuelve al punto anterior, ya que en muchos casos se trata de docentes con muchos años de experiencia y recuperar esa experiencia insume una cantidad de años determinada.

Esto también lleva al pluriempleo, lo cual tiene su impacto. Porque no es igual la dedicación y energía que uno le puede poner a la cuestión universitaria cuando es su único trabajo, que cuando tiene que convivir con otros dos o tres empleos en simultáneo. Entonces, esa situación salarial no sólo deteriora la calidad de vida de cada trabajador, sino que genera dificultades en el funcionamiento de la institución en conjunto.

Auditorías y cuestionamientos a la universidad pública

 

Con recortes y presupuestos atrasados, la única forma de crecer es con mucho trabajo, mucho sacrificio, mucho esfuerzo y mucha creatividad. A mí no me eligieron para quedarme cruzado de brazos esperando la partida presupuestaria. Cuando yo tengo como devolución, el testimonio de alguien que hizo un curso en la Escuela de Oficios y pudo encontrar un trabajo; cuando un estudiante de alguna de las carreras nuevas me dice: “Si no estuviera en la pública, yo no podría haber estudiado lo que quiero”; cuando escucho a la gente que pudo terminar la carrera en el Regresar, que volvió cuando ya había desechado la posibilidad o a los que pudieron terminar la secundaria a los 60 o 70 años gracias al Otra Vuelta, me convenzo cada vez más de que vale la pena el esfuerzo de la comunidad.

Quienes cuestionan a la universidad pública, lo hacen porque no quieren que la universidad haga el aporte que puede hacer. Entonces, hay “peros” si hacemos y “peros” si no hacemos y siempre tienen planteos. Yo creo que siempre es mejor hacer. Y eso es posible también porque hay una sociedad que tiene recursos para que eso suceda. En esa sociedad, quizás hay gente que nunca fue a la universidad, que tiene hijos que sí fueron y necesita que la universidad le devuelva buenos profesionales y haga cosas que le transformen la vida. No importa el contexto, haremos los malabares que estamos haciendo, pero hasta donde podamos, vamos a intentar sostener todo lo que impulsamos.

“Honoris Causa” a Fito Páez

 

El "Honoris causa" (por causa de honor, traducción del latín) es un reconocimiento que se otorga a una persona por sus méritos excepcionales sin requerir examen alguno. Este título es otorgado por una universidad a personalidades que han realizado contribuciones sobresalientes en diversos campos como ciencia, arte, cultura o servicio social.

En este caso, el músico y compositor Fito Páez se sumará a la lista de personalidades distinguidas por la UNR. El evento ya tiene lugar y fecha. Será el viernes 5 de diciembre próximo en el Espacio Cultural Universitario (ECU), San Martín 750.

Lo que viene: ¿otro lugar político?

 

No pienso eso. Creo que un problema de la política es que mucha gente, cuando asume una responsabilidad ya está pensando qué va a hacer en las próximas oportunidades y eso hace que se ponga la energía en el lugar incorrecto. Yo siempre creí y creo que es al revés. Que cuando uno asume una responsabilidad, tiene que poner el ciento por ciento de su energía en hacer bien las cosas para las que se le otorgó esa responsabilidad. Si uno hace bien las cosas, lo demás viene solo. Mi energía está puesta en gestionar la UNR y en estar a la altura de la circunstancia. Para mí es un honor extraordinario poder ser rector de una universidad.

Vengo de una familia que la remó mucho, con mucho esfuerzo. Mis abuelos eran analfabetos. Mi viejo es inmigrante. No nació en el país. Yo no podría ser profesional si no fuera por la universidad pública argentina y hoy, ser rector de una universidad tan prestigiosa como la de Rosario, para mí es un privilegio enorme. Entonces, lo menos que puedo hacer, en este momento tan particular que estamos atravesando, es poner toda mi energía en que las cosas estén lo mejor posible y que la UNR crezca lo que pueda crecer.

El contexto nunca es excusa. Si es más alentador, el desarrollo será más fuerte y si hay más dificultades hay que buscar cómo resolver artesanalmente los desafíos; pero hay que ir siempre por el objetivo, porque creo mucho en la fuerza liberadora que tiene la educación que transforma la vida de las personas. Todos los problemas se resolverían si hiciéramos mejor las cosas en el ámbito de la educación.

Por eso me da bronca que mucha gente diga que la educación es algo prioritario, pero cuando hay que tomar decisiones y actuar para que eso sea efectivamente relevante, no sucede. Cómo yo creo mucho en eso, mi energía y mi libido están puestas en que la UNR haga todo el aporte que tenga que hacer y ayude a cambiar la vida de la gente.

Bartolacci, en cinco años

 

Según el Estatuto de la UNR, el cargo de rector tiene una extensión de cuatro años y existe una sola posibilidad de reelección. Bartolacci fue elegido en 2019 y reelegido en 2023; por lo tanto, a mediados de 2027 finalizará su mandato como rector. ¿Y después?, preguntó Rosario3:

Espero encontrarme con la tranquilidad del deber cumplido. Uno siempre siente que falta un poco más. Me apasiona la gestión, la responsabilidad de reivindicar lo público desde la gestión y de aportar a resignificar y devolverle legitimidad a la política y a lo público. Me veo haciendo cosas en esa dirección. No tengo claro si desde la gestión o desde lo legislativo; no tengo preferencias. Incluso puede ser desde un lugar que no tenga que ver con lo institucional. Por ejemplo, generando iniciativas vinculadas a la sociedad civil, relacionadas con la educación y la cultura que puede transformarle la vida a mucha gente.