A un año de su salida del gabinete nacional, la ex ministra de Seguridad y actual titular de Cascos Blancos, Sabina Frederic, se refirió a la situación de violencia extrema que atraviesa a Rosario, una situación de la que no era ajena cuando encabezaba la cartera de Seguridad. De hecho, en octubre de 2020 encabezó la creación de una sede del ministerio en la propia Rosario. Ahora brindó una extensa entrevista a un medio de Buenos Aires con fuertes críticas a las políticas de seguridad del actual gobierno de Omar Perotti. Señaló que la Policía de Santa Fe “perdió toda autoridad”, recomendó “desplazarla de Rosario” y destacó la necesidad de un debate serio sobre narcotráfico, consumo y legalización de drogas.

“Yo creo que hay que pensar en desplazar de Rosario a la policía local”, planteó Frederic ante Cenital, en un extenso intercambio con la periodista Florencia Halfon Laksman.

Para la ex ministra, la diferencia entre Rosario y otras ciudades del país también conflictivas, como ciertos sectores de la provincia de Buenos Aires donde también hay tráfico de drogas, “son las fuerzas de seguridad”.

“La Policía de Santa Fe perdió total autoridad. Yo creo que es vista como una banda más, cosa que no pasa con la Policía de la Provincia (de Buenos Aires)”, observó y opinó que “el gobernador no sabe qué hacer, da manotazos de ahogado hace tiempo”.

En tal sentido, criticó la designación de Rubén Rimoldi –quien este miércoles acudía a la Legislatura– al frente de la cartera de Seguridad: “Puso a un policía retirado a cargo, que es como renunciar a la conducción civil, que es básico”.

Para Frederic, la policía santafesina “está muy involucrada, es una banda más dentro del negocio. Porque juega un rol activo”.

“Yo creo que hay que pensar en desplazar de Rosario a la Policía de Santa Fe”, opinó, y abundó: “Lo que pasa en la provincia es que las fuerzas federales que están desplegadas y que el gobernador pide, pide y pide, no alcanzan. No van a alcanzar nunca, si no se corre a la Policía de Santa Fe porque es parte del problema. Las fuerzas federales no pueden trabajar con la de Santa Fe, no puede haber coordinación. El gobernador pide coordinación pero no se puede tener porque hay sospechas sobre la connivencia de la Policía de Santa Fe con el crimen, entonces no se puede decir cuáles son los operativos porque probablemente fracasen. Tuvieron mala experiencia. Al final de mi gestión, el gran problema era ése”.

Las preguntas y respuestas sobre Rosario

 

–¿Cómo se explica la diferencia entre lo que está pasando en Rosario y lo que pasa en ciertos sectores de la provincia de Buenos Aires, que tiene mercado pero no es tan violento? ¿Las fuerzas de seguridad?

Una parte importante son las fuerzas de seguridad. La Policía de Santa Fe perdió total autoridad. Yo creo que es vista como una banda más, cosa que no pasa con la Policía de la Provincia.

–¿Qué influencia tiene la zona donde se ubica Rosario, el hecho de que tenga un puerto?

Yo creo que no es eso. Eso no explica que el mercado siga. Algunos dicen que también está la relación entre el lavado de dinero no declarado de la venta de granos y el narcotráfico. Pero ¿por qué la violencia? Las bandas son chicas y se achicaron después de que se fueran las fuerzas federales, en 2014, al identificar a los grandes líderes y detenerlos. Y se desató una guerra por los liderazgos vacantes. Nosotros, cuando creamos la sede del Ministerio de Seguridad en Rosario, hicimos un trabajo de identificación, cruzando datos de causas de redes. No hay dos grupos ahí. No es que están Los Monos y Alvarado: hay un montón de grupos que están vinculados entre sí, que son como clanes familiares.

–¿Eso sí se podría hacer sin ayuda de la policía?

La policía no regula eso. Lo que hizo primero la fuerza federal, después de ver que había gente de la Policía Federal y de Santa Fe involucrados, fue descabezar a los grandes líderes narco. Eso desató una gran pelea abajo, por el liderazgo. Y, estando presos, siguen reproduciendo la violencia. Pero la Policía de Santa Fe perdió autoridad y legitimidad y no tiene autoridad para controlar las disputas entre bandas, que es lo que hace la Policía de la Provincia en el conurbano.

–¿Por qué dice que la Policía de Santa Fe perdió autoridad?

Está muy involucrada, es una banda más dentro del negocio. Porque juega un rol activo.

–¿Cree que lo que se ve en Rosario se va a terminar viendo en todo el país?

–No, yo creo que no, pero depende mucho de lo que consiga hacer la policía. En Rosario, ya desbordó la periferia. Creo que el gobernador no sabe qué hacer, da manotazos de ahogado hace tiempo. Ahora puso a un policía retirado a cargo, que es como renunciar a la conducción civil, que es básico.

Es decir que usted no vincula este problema a la posición ideológica que fueron teniendo los diferentes gobiernos de Santa Fe y la decisión respecto de sus policías.

No, yo creo que no. Algunos dicen que hay vínculos, a mí no me consta, probablemente haya. No sé, te digo sinceramente y es algo que pensaba el año pasado ya siendo ministra, yo creo que hay que pensar en desplazar de Rosario a la Policía de Santa Fe. Lo que pasa en la provincia es que las fuerzas federales que están desplegadas y que el gobernador pide, pide y pide, no alcanzan. No van a alcanzar nunca, si no se corre a la Policía de Santa Fe porque es parte del problema. Las fuerzas federales no pueden trabajar con la de Santa Fe, no puede haber coordinación. El gobernador pide coordinación pero no se puede tener porque hay sospechas sobre la connivencia de la Policía de Santa Fe con el crimen, entonces no se puede decir cuáles son los operativos porque probablemente fracasen. Tuvieron mala experiencia. Al final de mi gestión, el gran problema era ése.

–¿La Justicia también es parte del negocio?

–En algunos casos, sí. En otros casos, supongo que deben tener miedo. Nosotros en Santa Fe encontramos una parálisis increíble. Y se activó un poco porque hicimos jornadas de trabajo con ellos. Pero el gobernador descartó el esquema, nos hizo desplegar las fuerzas federales hacia el centro de la ciudad de Rosario, que no era donde estaba la incidencia de los homicidios y tuvimos que redefinir el despliegue. No se interesó tampoco por el estudio que habíamos hecho. La verdad, no prestó colaboración y siguió pidiendo más efectivos.