Esta semana, un viejo debate cartográfico volvió a causar polémica: ¿es tiempo de abandonar el planisferio considerado oficial y adaptarlo a uno más real? Diversos académicos, colectivos culturales y organismos africanos exigen reemplazar la proyección de Mercator por modelos que representen con mayor precisión el tamaño real de los continentes.

En paralelo, voces de América Latina comienzan a sumarse a la discusión, planteando que la actual cartografía global también reduce visualmente su superficie y relevancia geográfica.

El debate no solo es técnico. Tiene implicancias políticas, culturales y educativas que reavivan viejas preguntas sobre cómo se construye la imagen del mundo en el que vivimos.

Origen y vigencia del mapamundi Mercator

 

La proyección de Mercator fue creada en 1569 por el geógrafo y cartógrafo flamenco Gerardus Mercator. Su objetivo era práctico: facilitar la navegación marítima durante la era de los grandes descubrimientos.

Mapa de Mercator de 1569.

Al representar la esfera terrestre en un plano rectangular, Mercator logró que las líneas de rumbo se dibujaran como rectas. Esto permitió a los navegantes calcular trayectorias sin complejos cálculos trigonométricos.

Sin embargo, el método implicó un sacrificio: la distorsión progresiva de las superficies a medida que se avanza hacia los polos. Groenlandia, por ejemplo, aparece casi tan grande como África, cuando en realidad el continente africano es unas 14 veces mayor.

El polémico Mercator actual luce irreal y obsoleto.

Críticas y reclamos de cambio

 

En las últimas décadas, geógrafos y educadores han denunciado que esta representación refuerza visiones eurocéntricas y jerarquiza territorios del hemisferio norte en desmedro del sur.

La Unión Africana, así como instituciones académicas de Nigeria, Sudáfrica y Kenia, impulsa que organismos internacionales adopten proyecciones que respeten la proporción real de las superficies terrestres.

El argumento central: la forma en que se enseña el mundo desde la infancia condiciona la percepción de poder, recursos y relevancia de cada región.

Alternativas modernas: Equal Earth y otras proyecciones

 

Entre las propuestas que ganan terreno se encuentra la proyección Equal Earth, desarrollada en 2018 por Tom Patterson, Bernhard Jenny y Bojan Šavrič.

La proyección Equal Earth.

Este diseño busca mantener la proporción real de los continentes y ofrecer una estética visual cercana a la que el público ya reconoce.

Otro mapa de Equal Earth, centrado en las Américas.

Otras opciones, como la de Gall-Peters o la Winkel Tripel (adoptada por la National Geographic Society en 1998), también aparecen en la discusión. Cada una ofrece ventajas y compromisos en materia de fidelidad, forma y percepción geográfica.

La alternativa Winkel Tripel.

América Latina empieza a debatir

 

Aunque el reclamo surge con fuerza desde África, en América Latina algunos expertos en educación y cultura geográfica también comenzaron a cuestionar la vigencia del Mercator.

En Argentina, universidades y docentes plantean que los mapas escolares podrían integrar proyecciones alternativas para evitar sesgos de escala que invisibilicen la magnitud territorial de la región.

En México y Brasil —cuya superficie debería lucir casi idéntica a la continental de Estados Unidos—, académicos de ciencias sociales destacan que la cartografía no es neutra y que influye en la autoestima colectiva de los pueblos.