Un joven de 26 años denunció que fue arrastrado unos metros por un colectivo hasta que se pudo soltar y terminó cayendo de boca al piso, lo que le produjo lesiones de gravedad en distintas partes de su cuerpo. De acuerdo a su relato, cuando quiso subirse a la unidad, el chofer cerró la puerta y aceleró, quedando él agarrado del lado de afuera externo. Ahora su familia pide testigos para aclarar lo ocurrido. 

El episodio se registró cerca de las 6.30 del domingo pasado en la esquina de Rondeau y Luis Vila. La víctima, identificada como Eduardo, caminó hasta esa parada luego de haber salido con un amigo de uno de los boliches ubicados en la costanera norte.

De acuerdo a lo que pudo recordar del momento, cuando la unidad de la línea 102/144 llegó al lugar, antes que él subieron otros dos jóvenes. Pero, por razones que no están claras, cuando él atinó a subir, el chofer cerró la puerta y aceleró. El joven se mantuvo agarrado de las manijas exteriores unos metros hasta que se quedó sin fuerzas y cayó en seco contra la vereda donde quedó inconsciente por el impacto.

Al lugar llegó una ambulancia que lo atendió y trasladó al hospital Alberdi donde ingresó con esguince en ambos tobillos, fractura del empeine de su pierna izquierda, raspones y quemaduras en distintas partes del cuerpo y pérdida de tres piezas dentales. 

En diálogo con Rosario3 la mamá de Eduardo, Gabriela, contó que fue a la zona del hecho y pudo hablar con los playeros de una estación de servicio ubicada a pocos metros de donde quedó tendido su hijo. “Me contaron que el chofer frenó un poco más adelante, se bajó y justo pasaba un patrullero. Hablaron algo y él se fue al bar de la estación a tomarse un café. Cuando vio que llegó la ambulancia se levantó y se fue”, detalló la mujer.

Producto de las lesiones, Eduardo tiene que hacer reposo absoluto y no puede retomar ni sus estudios (cursa la carrera de Arquitectura) ni tampoco su trabajo. “Está acostado con los dos pies para arriba, lo tenemos que ayudar para todo, no puede moverse”, contó Gabriela.

El mismo domingo del hecho el padre del joven herido llamó al 147 para solicitar información y saber si la empresa había avisado del incidente. Pero desde el servicio de atención al vecino de la municipalidad solo atinaron a pasarle un número de teléfono de la empresa RosarioBus al que llamaron incansablemente y nunca pudieron comunicarse.

Ante la falta de precisiones del hecho, los padres de Eduardo radicaron la denuncia en un Centro Territorial y comenzaron a pedir por redes ayuda para encontrar algún testigo de lo acontecido que pueda ayudarlos a esclarecerlo.