Juan José Raffo, el fugitivo ex policía al que se le atribuyen múltiples conexiones con el hampa y con sectores influyentes de la fuerza, volvió a entrar en escena en una investigación federal que lo sindica como un miembro de una banda dedicada al tráfico de drogas. El expediente posee capítulos sobre un agente de inteligencia, un fiscal provincial complicado por sus amistades y sobre una organización narco integrada por familias gitanas del sur rosarino y de provincias del norte del país.

El pasado viernes 10 de mayo, un grupo de élite de Gendarmería nacional allanó el domicilio de Raffo en Julio Marc al 3100, sin resultados positivos.

Lo mismo había ocurrido en marzo de 2023 cuando Asuntos Internos lo buscó a pedido de la Fiscalía de Delitos Complejos en una causa sobre negocios ilícitos relacionados con la barra brava de Newell's y la muerte del barra Nelson “Chivo” Saravia.

El Chivo fue acribillado en medio de una feroz interna con la gente de Guillermo “Chupa” Sosa, el regente de Los Monos a cargo de la pesada rojinegra hasta su caída en mayo de 2022.

El teléfono del Chupa Sosa secuestrado en mayo de 2022 complicó a Raffo.

El contenido de los teléfonos incautados al Chupa Sosa fue determinante para solicitar la captura de Raffo en ambos fueros. Pero hasta ahora el ex policía tuvo la cintura y los contactos para mantenerse prófugo.

“Desapareció de la órbita de los investigadores”, señala un documento por el cual volvieron a pedir la detención de Raffo ante el Juzgado Federal 4.

Para los fiscales federales, Raffo pudo sortear su detención gracias a un empleado de la Agencia Federal de Inteligencia (la ex Side) que lo alertó sobre la investigación en su contra.

El empleado de la AFI sede Rosario no corrió la misma suerte. Cayó detenido en su casa de barrio Abasto y esperaba ser indagado por presuntamente haber violado los deberes de funcionario público.

Incluso le atribuyen compartir un alquiler con Raffo. Y vínculos indebidos con el fiscal provincial Mariano Ríos Artacho, a quien alertó sobre un seguimiento que la Justicia federal le hacía a un vehículo a su nombre.

De denunciante a condenado

A fines de la década del 2000, Raffo fue un policía de alto perfil que tuvo exposición mediática por denunciar la existencia de “cajas negras” o nichos de corrupción policiales. Por esas presentaciones, en marzo de 2009 le reventaron a tiros la fachada de su casa. Una modalidad de intimidación que por entonces no estaba extendida. Las denuncias de Raffo no prosperaron.

Lo cierto es que Raffo se vio manchado por una condena condicional por un oscuro episodio relacionado con el hurto de la puerta de una pensión, que él interpretó como una causa armada por enemigos dentro del mundo azul. Ello le valió el pase a disponibilidad en 2009.

Para diciembre de 2013, el hombre terminó detenido cuando se presentó en un juzgado y dijo estar al tanto de una investigación en su contra que lo señalaba como informante de Los Monos. Más precisamente del cabecilla Ramón “Monchi” Machuca, más tarde condenado a 37 años de prisión.

En el juicio al viejo núcleo del clan Cantero que se llevó adelante entre noviembre de 2017 y abril de 2018, Raffo fue condenado a 5 años y 10 meses por el delito de integrar una asociación ilícita y violación de secretos.

Para julio de 2019, Raffo ya estaba en libertad. Y su fantasma volvió a sobrevolar en causas resonantes.

Ahora aparece ligado a policías como el ex subjefe de la Unidad Regional Marcelo “Malevo” Mendoza o al ex jefe de Drogas Peligrosas Alejandro Franganillo.

Los tres, según la investigación, eran habitués de una peña policial en un galpón de Guatemala al 2200 que fue allanada a comienzos de marzo del año pasado cuando Asuntos Internos buscó a Raffo.

A Franganillo y a Mendoza los complicó además un anónimo que llegó al Juzgado Federal de Campana (“Tengo información de una organización que mediante buques llegan al puerto de Zárate o Campana y transportan la droga a Rosario y a Buenos Aires”). Los dos veteranos del mundo policial, vale aclarar, no están detenidos. Como tampoco trascendió que la versión que los señala en negocios oscuros tenga sustento judicial.

Sin embargo, sus celulares estaban agendados en el teléfono del espía señalado por ayudar a escapar a Raffo. Tampoco ayudó a Mendoza el episodio protagonizado por la ex pareja de Raffo en diciembre de 2021, ocasión en que la mujer, también policía, le mostró los dientes a efectivos que intentaron detener a su hijo e invocó vínculos con el Malevo: "¿Qué carajo hacen? Tengo que dejar el servicio en la sub 20ª para ocuparme de estas cosas, ya sáquenle las esposas y suelten a mi hijo que no es delincuente. Ustedes no saben con quién se meten. A mi hijo no se lo llevan, ya lo llamo al subjefe de Policía Mendoza y aténganse a las consecuencias".

Diálogos en clave romaní

A Raffo la Fiscalía Federal lo señala como miembro y “asesor” de una organización narco integrada por familias gitanas del sur rosarino.

El operativo de Gendarmería por el que se buscó desbaratar a esta banda se promocionó como “Operación Romaní”. Y aunque los resultados no fueron los mejores, los detenidos fueron indagados la semana pasada. Entre ellos estuvo Leandro “Pollo” Vinardi, el jefe de Los Monos alojado en la cárcel de Ezeiza, señalado como cabecilla de la célula narco.

Según la fiscalía federal, en la investigación se detectó que Raffo tenía comunicación con Karina Marco, una mujer gitana acusada de traer droga a Rosario en viajes al norte del país y al Paraguay.

En agosto de 2022, una escucha arrojó que la mujer le pidió a Raffo “100 lucas para traer «coso»” de Misiones, en lo que se interpretó como que Raffo era el enlace para conseguir dólares.

Los diálogos de Karina Marco con otros referentes gitanos merecieron la contratación de una intérprete del idioma romaní, una brigadista de la Policía Nacional de España que tradujo las escuchas. En esas charlas, se refirieron a Raffo como “Juan, el prestamista”. En el enjambre de conexiones de Raffo, también detectaron conexiones con Mariano “Gordo” Salomón, hombre de Los Monos.