La familia Dalmasso es dueña de las calesitas y carruseles de Rosario. Heredero del emprendimiento familiar que comenzó su abuelo hace más de 70 años y luego siguió su papá, hoy Sergio continúa el legado junto a sus hijos. Tienen seis en la ciudad, una en Funes y otra en Granadero Baigorria. 

Sergio compartió un pedazo de esta historia en El Contestador y relató que todo empezó en 1950 a partir de la herencia de su abuelo. “Él y mi papá empezaron con el rubro. Mi padre vendió su casa para tener su primera calesita. Vio una cuando fue con mi mamá de luna de miel a Alta Gracia y quedó enamorado”, contó en Radio 2. 

Mucho tiempo después de aquellos inicios, decidió empezar a fabricarlas: “Hace más de 35 años. Es mucho trabajo, es muy artesanal”.

Uno de los caballos de madera que fabrican los Dalmasso.

La pasión familiar por el emprendimiento que se transformó en empresa se nota a la legua e incluso su papá, que hoy tiene 90 años, sigue yendo a las calesitas y carruseles que tienen instalados por Rosario

En la plaza Alberdi, en Buenos Aires y Avenida Belgrano, en Virasoro y Alem, en la zona de los Silos Davis, todos lugares donde los Dalmasso fueron consiguiendo permisos para poner sus creaciones.

Calesita es con caballo fijo, el carrusel es el que suben y bajan. Lo más tradicional es que tenga mayor cantidad de caballos, después uno va variando entre camiones, carrozas, góndolas, se está copiando el estilo francés e italiano, con muchas góndolas, con pinturas venecianas”, explicó Sergio sobre la diferencia entre calesita y carrusel. 

Y lejos de quedarse en el tiempo, la familia proyecta un carrusel “de dos pisos” con un diseño innovador en uno de los parques más grandes de la ciudad. “Va a estar en el Scalabrini Ortiz y será tipo mandala, de 12 metros de diámetro y casi 9 de altura. Van a poder ir personas de todas las edades”, reveló. 

Como en muchos rubros, los años de pandemia afectaron muchísimo al negocio, en épocas de plazas y parques vacíos. Sin embargo, después de la tormenta salió el sol y volvieron a funcionar a todo vapor. 

Eso sí, Sergio lamentó los actos de vandalismo que sufren con cierta frecuencia. Pero no hay nada que los detenga. Los Dalmasso, con una enorme historia llena de recuerdos y anécdotas, miran hacia el futuro girando por toda la ciudad