La EPE confirmó esta semana que la quita de subsidios a los usuarios residenciales comenzará a aplicarse recién con la tarifa de octubre. Pero la industria santafesina (al igual que los comercios) ya empezó a perder la asistencia del estado: los consumos desde el 1 de septiembre sufrieron una primera quita del 20%, a la que le agregará el retiro de un 40% en noviembre y otro semejante en enero. Esto significa que en febrero 2023, las pequeñas y medianas industrias ya pagarán tarifa plena. Y, como es de suponer, el crecimiento en esa variable de los costos seguramente se trasladará a los precios.

“Va a ser difícil que no haya aumentos en el sector industrial”, admitió Mariano Ferrazini, tesorero de la Federación Industrial de Santa Fe (FISFE), en diálogo con el programa AM/PM en Radio 2. “Hemos vivido años difíciles pos pandemia: en los costos de las materias primas y los insumos ha habido aumentos permanentes y estos ajustes en los valores de energía van a incrementar esta dificultad”, señaló.

En ese sentido, Ferrazini comentó que ya le plantearon al gobierno provincial la posibilidad de evitar el fuerte impacto en tan pocos meses e ir dividiendo el aumento durante el año: “Nosotros venimos hablando con la secretaría de industria de la provincia para ver si este aumento, que se da en tres etapas, puede diferirse o darse en una mayor cantidad de meses. Y ver si así logramos recuperar algunos costos de insumos que se han incrementado notablemente”, comentó.

Lo que preocupa no es sólo ese retiro de asistencia estatal en la tarifa final de energía que se paga, sino los otros aumentos que seguramente llegarán por los costos de distribución de la EPE y por el valor de la propia generación de energía, que es el que impone Cammesa. Es decir: serán tres los factores que incidirán en el valor que tendrá la energía el año que viene.

“Nosotros le estamos planteando al gobierno provincial que esta quita de subsidios que se aplicará de acá a fin de año pueda hacerse en doce meses, porque durante todo el año ya tendremos un ajuste en el valor agregado de distribución, que es lo que la EPE gasta en poder distribuir y mantener las instalaciones, y la posibilidad abierta de aumentos en el precio de energía mayorista. Estamos viendo que en esos doce meses deberemos asumir todos esos costos y una quita de subsidios del cien por cien en tres meses hará muy difícil afrontar el año”, tiró Ferrazini.

Segmentación por incidencia

Desde la legislatura provincial se han escuchado voces que reclamaron que haya un tratamiento diferente para los habitantes más chicos del universo pyme, a los que la tarifa plena de energía les puede llegar a pegar más duramente que a los más grandes. Desde FISFE piden que se mire la incidencia del consumo energético en el producto final.

“Si bien ya se ha hecho una segmentación en la quita de subsidios para la industria, porque desde hace meses las empresas que consumen más de 300 KW diarios ya perdieron los subsidios a nivel nacional, lo que nosotros decimos es que el estado no ha contemplado a aquellas pymes en las que el costo de la energía tiene una fuerte incidencia por el producto que fabrican, mientras que hay otras en las que los costos de la energía no impactan tan fuerte. Ahí no hubo segmentación y seguramente un aumento de esta magnitud va a pegarles duramente”, dijo Ferrazini.

El sector industrial santafesino admite que el precio de la energía ha subido en todo el planeta y es imposible esquivar el aumento, pero piden que la quita de subsidios se haga de manera razonable: “Hay que tener una visión equilibrada de la situación: los costos de energía a nivel mundial se han disparado de manera alarmante. Nosotros no escapamos a lo que el mundo vive, que es una situación compleja. Y seguir con la misma tarifa es una imposibilidad porque le exigiría al estado un costo enorme. Pero al mismo tiempo, una quita sin un escalonamiento lógico no te permite ir analizando cómo bajar consumos y tener un costo de incidencia sin pasarlo a la factura”, agregó.

¿Y el gas?

 

En cuanto al precio del gas, otro insumo importante en la cadena productiva, las discusiones todavía persisten y no hay una decisión tomada. “En el sector industrial la tarifa que más impacta es la P3, que todavía no tiene aumentos definidos. De todos modos, sí hay industrias que por los volúmenes de consumo de gas que tienen, por los metros cúbicos que demandan, compran fuera de la distribuidora y ahí sí han tenido aumentos importantes porque se negocian a precios internacionales”.

Para Mariano Ferrazini, mientras no haya independencia energética, será inevitable pagar más caro por esa misma coyuntura mundial: “Para que se entienda: en nuestro país tenemos un déficit de disponibilidad de ese fluido en los meses de invierno, que se cubren con la importación de GNL (gas natural licuado). Ese gas hasta hace un tiempo lo pagábamos en promedio 8 dólares el millón de BTU; este año, lo pagamos algo más de 40”.

¿Es la producción energética de Vaca Muerta una salida para no depender tanto de lo que sucede fronteras afuera? Según Ferrazini sí, y hoy el objetivo principal es mejorar la distribución, porque la generación ya ha dado un salto cuantitativo: “Nosotros ya hemos recuperado producción nacional de hidrocarburos: tenemos más que antes, pero nuestro principal problema es cómo distribuir esa energía. Lo que nos faltas son caños”.

“Por eso es clave que se termine el gasoducto que llevará gas desde Vaca Muerta a la zona central del país y que llegará a nuestra provincia. Eso debe ser política de estado. Es fundamental porque nos va a asegurar el abastecimiento pleno de la energía necesaria para los meses de invierno y dejaremos de depender del costo mundial de la energía para abastecernos. Pero también nos dará la posibilidad de generar un polo petroquímico para Sudamérica y a nivel mundial, porque las reservas de gas son muy altas. Es una oportunidad única, pero tenemos que acomodar las variables macroeconómicas porque si no es difícil sostener crecimiento y desarrollo. Ahora lo más importante es que esta obra no se detenga más allá de cualquier coyuntura económica”, cerró.