Más de 21 mil santafesinos se anotaron en el Registro Único de Solicitantes de Lotes (RUS), el nuevo plan nacional que tiene dos variantes: la búsqueda de una vivienda propia o una parcela para iniciar una producción agropecuaria. El trasfondo es el mismo: la necesidad de tierra para proyectar un futuro y salir del déficit habitacional, y en muchos casos de la irregularidad.

Las 21.319 personas que viven en la provincia y que se inscribieron en los primeros cinco días del programa implican un 6,49 por ciento sobre el total de los interesados en todo el país (más de 328 mil familias).

La enorme mayoría, 20.855 (97,82 por ciento), se inclinó por solicitar suelo urbano para hacerse una casa mientras que 464 (2,18 por ciento) sueñan con lanzar una iniciativa rural, según datos que anticipó la Secretaría de Integración Socio Urbana a Rosario3 tras la apertura del registro.

“Me voy a cualquier lado con tal de tener mi casa”

 

Sofía tiene 36 años, un hijo de dos y hace diez que vive en el Fonavi de Grandoli y Gutiérrez, zona sur de Rosario. Le alquila de forma directa a una persona que fue adjudicatario de la vivienda hace 25 años pero dejó de pagar su cuota, o sea que no es titular. Esa irregularidad le permite a ella acceder a un departamento chico de un dormitorio a cambio de 12 mil pesos por mes, mucho menos de lo exige el mercado actual.

Sus padres también viven en un Fonavi, gracias a su mamá docente, y para ella que no tiene un empleo regular era imposible pensar en una casa propia hasta esta oportunidad. “Me anoté en el plan porque es la única forma de llegar a mi vivienda. Con el Procrear no podía porque mis ingresos están en negro. El papá del nene tampoco tiene recibo de sueldo”, cuenta.

Como aún no existe un listado de los lotes disponibles y se espera que las tierras ociosas del Estado se destinen a ese fin, Sofía afirma que está dispuesta a mudarse y dejar la ciudad. “Yo me voy a cualquier lado con tal de tener mi casa, no me importa”, define y aclara que en el formulario de inscripción puso que viviría en otras partes de la provincia de Santa Fe o en San Luis.

La joven madre es monotributista social y se las rebusca con tareas administrativas (hace trámites ante la Afip o la Ansés, entre otros). Un buen mes puede juntar 200 mil pesos. Por eso declaró que podría pagar hasta 25 mil pesos mensuales para acceder a un lote, el primer paso rumbo al techo propio.

La historia de Sofía es la de muchos otros y otras. Terminó la secundaria, quiso estudiar Ciencias Políticas pero los costos, las frecuencias de los colectivos y la inseguridad la alejaron. Esa condición, de una clase media baja que alquila de forma precaria, es distinta a la de sectores más pobres en casillas o en villas pero la demanda es la misma: “Hay una necesidad real y es grande, no solo en los barrios populares". 

"Mi papá y mi tío también se anotaron. Salvo una amiga que tuvo un accidente de tránsito y le pagaron plata por eso, nadie se puede comprar un terreno. Y hay muchos inquilinos que no pueden seguir pagando”, describe Sofía su entorno, en donde se accede a la tierra por “accidente”.

Como militante del Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE), piensa también en los impactos positivos del plan y “el laburo para un montón de gente en las cooperativas de construcción”.

“Es imposible acceder a cuatro o cinco hectáreas para producir”

 

Juan Manuel Tejerina habla con Rosario3 y se escuchan de fondo algunas aves. Está en las afueras de Pueblo Esther, algo preocupado por la producción de frutas y verduras. No quiere que le pase lo mismo con la última tanda de sandías, que fueron atacadas por un gusanito. Riesgos que tiene la agroecología, una práctica que evita aplicar tóxicos para matar bichos y malezas –distinto a lo que hace la agricultura tradicional–, para no contaminar los alimentos. Pero el cuidado es más intensivo y lleva tiempo.

Con su pareja y dos hijos, vive y trabaja en un campo que no es de él, al sur del pueblo, sobre calle Río Salado. De lo que produce se queda con la mitad y el resto es para el patrón. Buscó alquilar otro lugar  chico para iniciar su propia producción, pero no consiguió. “De cuatro o cinco hectáreas no hay o los precios están por las nubes. Además, tiene que estar cerca de las ciudades porque si no no te van a comprar las frutas y verduras, no es conveniente para el comisionista por los costos del flete”, explicó.

Juan Manuel nació en Salta, pero creció en Villa Gobernador Gálvez. Su abuelo trabajaba en los campos de la región y sus padres se instalaron. “Cada productor tiene una situación diferente. Ahora te quieren hacer contratos por tres meses y así no podés invertir en nada. ¿Cómo vas a poner una media sombra si en unos meses te tenés que ir? Lo mejor es pensar en la venta directa al consumidor. Lo que vendo a 100 y en la verdulería te lo cobran el doble o el triple, con la venta directa sacó 150”, dice.

Ya comenzó a ofrecer en el Mercado del futuro de Pueblo Esther, pero como no maneja sus tiempos (es empleado) cree que con un proyecto personal podría apostar a cubrir toda la cadena. “Queremos independizarnos. Ahora no puedo salir a vender por mi cuenta. En el campo trabajamos de sol a sol, pero me gustaría pensar en mi propio crecimiento”, sigue a la hora de explicar por qué se anotó para un lote rural en el RUS.

Cuando le compartieron la información del plan en un grupo de Whatsapp pensó que era un virus. “No, es de verdad”, le aclararon y le contaron que pretenden generar cuatro millones de lotes en cuatro años, al menos esa es la promesa del gobierno nacional que lo lanzó (y que no sabe si seguirá en el poder). Juan Manuel cargó los datos en las planillas online y pidió cinco hectáreas para producción agroecológica.

“Mientras tanto voy a seguir buscando porque esto no saldrá enseguida”, dice y ya sueña con esas tierras a recuperar, con la rotación de cultivos que hará, los bolsones con frutas y verduras saludables que ofrecerá junto a su familia.

Sobre el plan nacional

 

El Registro Único de Solicitantes de Lotes (RUS) busca identificar la demanda de terrenos con servicios para vivir y producir a pequeña escala. 

Se piensa como una base para proyectar la generación de cuatro millones de lotes con servicios destinados a familias.

Desde la Secretaría de Integración Socio Urbana (Sisu) del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación aclararon que entre los requisitos se destaca: no haber sido beneficiario/a, ganador/a y/o adjudicatario/a de un programa o plan de loteo o vivienda al momento de la inscripción y no poseer bienes inmuebles ni embarcaciones, vehículos de alta gama y/o aeronaves.

El formulario es de acceso gratuito y se puede completar desde la página oficial.