Mariángeles Camusso, feminista, licenciada en Comunicación Social, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) se refirió, en contacto con Rosario3, acerca de la instrumentación del lenguaje inclusivo en Rosario.

- ¿Qué grado de extensión tiene el uso del lenguaje inclusivo en Rosario a tu parecer?

- Si hablamos del lenguaje no sexista, o sea las formas que tratan de evitar la utilización del masculino universalizante para dirigirse a colectivos de personas, y que se manifiesta en el desdoblamiento de los apelativos: “Ciudadanas y ciudadanos, argentinos y argentinas, todos y todas” podemos observar que su uso se encuentra muy difundido entre las personas que tienen responsabilidades públicas. Funcionarios y funcionarias, referentes de la política en los distintos niveles y poderes del Estado pero también docentes y militantes lo utilizan con frecuencia en sus alocuciones públicas. Si en cambio nos referimos a las formas realmente inclusivas, que en la oralidad se manifiestan con la utilización de la letra “e” y en la escritura con e y/o x, el uso es mucho más limitado, siendo casi un distintivo generacional pero también de pertenencia política: lo utilizan les adolescentes y jóvenes comprometides con la militancia feminista y de la diversidad. Este grupo lo emplea con una naturalidad y una fluidez asombrosa y de alguna manera nos empuja a quienes estamos en contacto con elles a hacerlo a pesar de que nos cueste mucho más hacerlo con rapidez. Con esto no quiero decir que todes les adolescentes lo empleen, pero sí que es más frecuente entre elles.

-¿Considerás que puede traspasar algunos círculos que ya lo implementan?

- Como todo devenir sociopolítico no implica una linealidad. Para quienes la perspectiva de género y feminista es un modo de entender y de trabajar en el mundo, apuntamos a que estas transformaciones retóricas traspasen las fronteras, sean apropiadas por muches y no quede circunscripto a un fenómeno de “tribu”. Para eso desarrollamos estrategias: cuidamos nuestro lenguaje público, desarrollamos actividades de sensibilización y capacitación, pensamos y proponemos modos de utilización institucional. Esto genera avances y expansión, pero también aglutina a las resistencias. Y lo que emerge es que hay algo de la utilización del lenguaje inclusivo que es profundamente perturbador para algunos grupos, genera un rechazo y una violencia notables. Evidentemente, -y me parece que tenemos que ahondar en la investigación del por qué- moviliza cuestiones -temores, recelos- profundas.

- ¿Qué función social tiene en la práctica?

- La utilización del lenguaje inclusivo hoy es retórico política, construye identidad y colectivos, trabaja cotidianamente en la desnaturalización de un orden androcéntrico, binario y heteronormado. Instala un “sacudón” en el flujo de las conversaciones, promueve una posibilidad de observación y autoobservación.