Si algo está por cambiar en los próximos años, es el dinero. No falta mucho para que le digamos adiós al papel estampado con vibrantes colores y figuras históricas para reemplazarlos por moneda digital, intangible pero con la misma validez. Sin embargo, este futuro de dinero electrónico no se trata de criptomonedas descentralizadas como Bitcoin o Ethereum, donde la privacidad de las transacciones está garantizada y el tenedor es libre de mover su dinero cuando quiera, sin comisiones bancarias y sobre todo, sin el riesgo de que los fondos sean bloqueados por una entidad o el gobierno. Ante la evidente amenaza al monopolio del estado que estas criptos representan, los bancos centrales alrededor del mundo tienen sus propios planes: las CBDC o Central Bank Digital Currency, las monedas digitales emitidas por los Estados.

Una moneda digital de banco central es la versión digital del dinero fiduciario, una moneda de curso legal respaldada por el gobierno que la emite. Actualmente, unos 100 países están explorando las CBDCs y se encuentran en distintas fases del proceso. En las Bahamas el Sand Dollar ya lleva más de un año en circulación, y en China, el “yuan digital” si bien está en período de prueba, ya tiene más de 100 millones de usuarios individuales. En nuestro país, el Decreto 207/2022 publicado a fines de abril de este año modificó el Estatuto Orgánico de la Casa de Moneda para otorgarle la facultad de emitir monedas digitales, además de otras innovaciones tecnológicas relativas al dinero electrónico.

Cómo funcionan

Con más de 260 millones de transacciones realizadas, el yuan digital (e-CNY) es un ejemplo concreto de la puesta en práctica de este tipo de monedas. El programa piloto fue lanzado a fines de 2019 en apenas cuatro ciudades, y a la fecha el gobierno chino ya ha permitido que 23 ciudades prueben la moneda digital en situaciones cotidianas. Aquellos ciudadanos que decidieron participar de esta etapa inicial debieron descargar una aplicación en sus celulares, una billetera virtual asociada a la cuenta bancaria similar a WeChat Pay o Alipay, homólogos chinos de MercadoPago, que acaparan el 80% de todas las compras minoristas que allí se realizan. Igualmente, el yuan digital ofrece otras ventajas frente a estas plataformas, ya que los comercios no pagan comisiones por las transacciones, a diferencia de lo que ocurre con estas aplicaciones.

El yuan digital amplía su alcance en China

El yuan digital también estuvo disponible para los asistentes extranjeros a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en Pekín. Sin embargo su uso se vio limitado debido a la falta de publicidad, el uso de tarjetas de crédito por parte de los visitantes y también por el temor al espionaje: tres senadores republicanos, Cynthia Lummis, Marsha Blackburn y Roger Wicker, denunciaron ante el Comité Olímpico de EE.UU. que “los atletas olímpicos deben ser conscientes de que el yuan digital puede usarse para vigilar a los ciudadanos chinos y a quienes visitan China en una escala sin precedentes”.

El yuan digital también puede agitar la economía mundial transformándose en una herramienta de peso frente al dólar estadounidense y amenazando su dominio. El Banco Popular de China ha empezado a sentar las bases para las transacciones internacionales en esta moneda, que si bien aún de uso exclusivo fronteras adentro, indudablemente facilitará la internacionalización de esta divisa electrónica exigiéndola en el comercio exterior a sus países clientes.

Al FMI le gusta esto

“La historia del dinero está entrando en un nuevo capítulo”, aseguró en febrero de este año Kristalina Georgieva, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, en un discurso pronunciado en el Consejo Atlántico, un think tank especializado en asuntos internacionales con sede en Washington D.C. “El FMI está muy implicado en este asunto, incluso prestando asistencia técnica a muchos miembros. Si los CBDC se diseñan con prudencia, pueden ofrecer potencialmente más resistencia, más seguridad, mayor disponibilidad y menores costes que las formas privadas de dinero digital", afirmó Georgieva, evidenciando el claro temor del Fondo respecto a las criptomonedas que escapan a las regulaciones.

Kristalina Georgieva, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional

Es que el dinero digital emitido por los bancos centrales ofrece muchísimas ventajas a los estados, no solo frente a la evasión fiscal, lavado de dinero, financiamiento del terrorismo y prevención de prácticas ilegales; también eliminarían los costos asociados a la impresión de billetes y su distribución. Además, a diferencia del dinero en papel, las monedas digitales son imposibles -o al menos muy difícil- de falsificar. Tecnológicamente los pagos serían inmediatos y más eficientes, ya que no habría entidades intermediando; eliminaría las comisiones por transacción y permitiría una mayor inclusión financiera.

Para el ciudadano, sin embargo, puede llegar a transformarse en una pesadilla de la privacidad financiera. El uso de dinero en efectivo tradicional garantiza el anonimato, pero con las CBDCs, al tratarse de monedas centralizadas, el Banco Central emisor tendrá absoluto control y monitoreo de los movimientos de dinero que hagan los particulares. Esto puede no ser un problema en países como China, donde el Estado controla exhaustivamente a sus habitantes mediante millones de cámaras de reconocimiento facial y la recolección constante de datos biométricos, pero en los países donde aún se valora la intimidad esto es sencillamente inadmisible.

Un símbolo del yuan digital, en una máquina expendedora en una estación de metro de Shanghai

De no estar correctamente reguladas, las CBDCs permitirán a los Estados escudriñar las transacciones diarias, pudiendo incluso objetar consumos que el tirano de turno considere ilegítimos. Cobrarse automáticamente los impuestos, debitar infracciones de tránsito de manera forzosa e incluso congelar o eliminar cuentas bancarias por los motivos más diversos, entre los que se encuentran la persecución política.

Existen dudas sobre la privacidad que ofrecen las monedas digitales de los bancos centrales

Más allá de los aspectos sociales y los obstáculos técnicos a resolver, más temprano que tarde las CBDC se terminarán imponiendo, y llegará el día donde reemplazarán por completo al efectivo. Desarrollarlas apropiadamente respetando la anonimización de las transacciones será fundamental.