En Rosario, las mujeres son más pobres y están más dedicadas a las tareas de limpieza y cuidado que los varones. Las que trabajan fuera de casa, padecen mayores niveles de informalidad y ganan menos que sus compañeros. Las condiciones de desigualdad de género que imperan en la ciudad fueron expuestas, de cara a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer (8M), de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) a través de un informe de la Usina de datos, elaborado en conjunto con el Área de Género y Sexualidades (AGESEX) y la Dirección de Comunicación de las Ciencias del Área de Ciencias, Tecnología e Innovación de la Universidad Nacional de Rosario.

El informe “Desigualdades de género en números” desarrolla y precisa sobre aquellos nudos estructurales que refuerzan y profundizan las desigualdades de género. De acuerdo a lo que establece el estudio, son “la desigualdad socioeconómica y la profundización de la feminización de la pobreza, los patrones patriarcales discriminatorios, la división sexual del trabajo y la injusta organización del cuidado, la concentración de poder y las relaciones de jerarquía que excluyen a las mujeres y disidencias del proceso de toma de decisiones e impiden el ejercicio pleno de los derechos y el desarrollo igualitario de la sociedad”.

Movilización por el 8M en 2023 (Ana Isla).

Rosarinas

El estudio fue elaborado basándose en el último censo nacional realizado en 2022, que arrojó que la provincia de Santa Fe tiene 3.544.509 habitantes, de los cuales 1.834.570 son mujeres y 1.709.939 son varones, lo que implica un Índice de Femineidad de 107, es decir hay 107 mujeres por cada 100 hombres.

En cuanto al Departamento Rosario, la población total asciende a 1.348.452, de los cuales 705.114 son mujeres y 643.338 son varones, dando un Índice de Femineidad de 110, es decir que hay 110 mujeres por cada 100 hombres.

Cuidadoras todo el tiempo

El análisis del estudio remarca que, en el aglomerado Gran Rosario (AGR), según los datos relevados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la mayor parte de las tareas del hogar −sin contar las realizadas por servicio doméstico− son realizadas por mujeres. Se observó que de 7 de cada 10 personas que asumen las tareas del hogar son mujeres. Esta proporción es aún más dispar que la del promedio nacional.

Las mujeres destinan más horas de su día al trabajo doméstico y de cuidado. En este sentido, las mujeres dedican 2 horas 55 minutos al trabajo doméstico para el propio hogar, mientras que los varones le dedican 1 hora 36 minutos. Estas tareas incluyen: limpieza de la casa, aseo y arreglo de ropa, preparación y cocción de alimentos, organización de compras, reparación y mantenimiento del propio hogar.

Y, en cuanto al trabajo no remunerado de cuidado a integrantes del hogar —niños, niñas, personas enfermas y/o adultas—, las mujeres le dedican un promedio diario de 1 hora 45 minutos; mientras que los varones dedican solo 50 minutos diarios. Estas tareas incluyen el tiempo de traslado a las distintas actividades y el apoyo en tareas escolares.

“El trabajo no remunerado destinado al propio hogar representa una porción sustancial del tiempo total destinado al trabajo y su desigual reparto entre los distintos sexos se considera un importante factor de desigualdad en la condición de actividad económica y situación ocupacional de varones y mujeres”, señala el estudio, en el que se advierte: “La participación en el trabajo remunerado presenta desigualdades tanto en la cantidad como en la calidad de las oportunidades laborales y la extensión de la jornada de trabajo para varones y mujeres”.

Las mujeres se movilizan cada 8 de marzo por sus derechos (Ana Isla).

Mujeres en negro

El informe se detiene en la participación femenina en el mundo laboral. Determina que, según la última información disponible, hacia el tercer trimestre de 2023, la tasa de actividad de varones, en aglomerado Gran Rosario, es de 70,8%, mientras que para las mujeres esa tasa alcanza al 50,1%. No obstante, las mujeres presentan una subutilización de su fuerza de trabajo mayor que la de los varones. Dentro de la población económicamente activa femenina, las tasas de desocupación, subocupación y ocupación demandante son superiores a la de los varones. Ello marca que aquellas que participan en el mercado de trabajo tienen mayores niveles de desempleo, jornadas parciales involuntarias y búsqueda de otros puestos de trabajo a pesar de tener una ocupación. Es decir, la brecha y búsqueda de un empleo es proporcionalmente más alta que la de los varones.

Otra de las conclusiones del informe es que, entre las personas que trabajan en relación de dependencia, las mujeres presentan un porcentaje de informalidad 10 puntos superior al de los varones. En este sentido, un 40% de las asalariadas no tienen descuentos jubilatorios, indicador que se utiliza como aproximación al trabajo no registrado o “en negro”.

La brecha de ingresos de la ocupación principal entre mujeres y varones en Rosario es superior a la observada en el conjunto de aglomerados urbanos relevados por la EPH. Si bien se acortó en los últimos 4 años, alcanzó el 33%, 12 puntos porcentuales más arriba que el total de 31 aglomerados urbanos de todo el país.

Respecto a la seguridad social, del total de las jubilaciones, el 77,9% está destinada a mujeres, de las cuales el 82,7% accedieron a través de moratorias mientras que el 17,3% restante fue sin dicho recurso.

Imagen de la marcha feminista de 8M 2023 (Ana Isla).

Femenización de la pobreza

Por último, el estudio consideró que el actual contexto de crisis económica profundiza “la feminización de la pobreza”. En este sentido, explicaron que los hogares se empobrecieron ante el aumento del costo de vida sin un incremento en los ingresos corrientes de la misma intensidad. A modo de ejemplo, en el último año la Canasta Básica Alimentaria en Rosario aumentó un 430% y el poder de compra de los haberes se vio abruptamente deteriorado.

Entonces, “las desigualdades en la carga de trabajo y las dificultades para satisfacer las necesidades básicas ponen en riesgo el desarrollo de las mujeres cada vez más a cargo de hogares cada vez más pobres”.

Tal como indicó el desmantelado Ministerio de Mujeres Género y Diversidad, el 64% de la población de menores ingresos son mujeres, generando una situación dispar en las oportunidades reales de trabajo y facilitando la reproducción de la violencia por motivos de género.

Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe, señala que "la brecha de pobreza por género existe y es desfavorable a las mujeres". El informe detalla que las mujeres ganan un 28,1 % menos; que la tasa de desocupación es del 7,8 % para las mujeres y del 6,1 % para los varones; y que las mujeres están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales.

A las desigualdades económicas y el empobrecimiento que afecta mayoritariamente a las mujeres se debe añadir la ausencia de políticas integrales de cuidados. Aun sin tratamiento parlamentario, el proyecto de Ley "Cuidar en Igualdad" que proponía la creación del Sistema Integral de Políticas de Cuidados en Argentina deja de ser una posibilidad concreta para revertir esta situación de desigualdad estructural.