Mientras se oyen los reclamos de médicos residentes y concurrentes a lo largo y ancho del país, los enfermeros también tienen algo que decir. Porque como miembros activos del sistema de salud, encargados de funciones clave para que la prestación sea óptima, creen no sólo que su realidad laboral dista bastante de ser la ideal, sino que además notan que el estado no toma en serio la necesidad de avanzar en la calidad de su formación.

“La pandemia levantó la alfombra y descubrió el déficit que hay no solo en cantidad de enfermeros sino en la calidad, en la formación de los enfermeros. Argentina es muy amplia y cada lugar tiene su problemática, pero en general este déficit sigue existiendo. Y me quedé asombrada de que todavía tengamos tantos auxiliares de enfermería, que son los que asisten a los enfermeros y para serlo, sólo deben hacer un curso de baja duración. Siento que hay un doble discurso desde el estado, porque van pasando los gobiernos y nadie toma en serio la formación de los enfermeros”, dijo Adriana Álvarez, directora de la Escuela de Enfermería dependiente de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR.

En diálogo con AM/PM por Radio 2, Álvarez destacó que cuando los enfermeros entran al campo laboral, la realidad en el país es dura: “Hay sobreempleo, doble turno, mucho desgaste; algunos están como monotributistas. Y el estado no le da la posibilidad a ese personal de seguir capacitándose, de seguir formándose. En cambio, lo que aumentan son los cursos de auxiliares de enfermería”, señaló. El pedido es claro: hay que destinarle más recursos a la instancia de instrucción.

En ese sentido, en el Congreso de la Nación avanzan dos iniciativas que buscarán cambiar ese paradigma: ya tiene media sanción en Diputados la ley de formación en enfermería, que unificaría criterios y echaría por tierra con el concepto de “auxiliares”, mientras que espera ser tratada en el recinto la adhesión a la convención 149 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) que mejoraría notablemente las condiciones laborales de los enfermeros. Un dato que da cuenta del atraso argentino en la materia: esa convención data de 1977.

La formación en enfermería en la ciudad

La Universidad Nacional de Rosario tiene entre sus carreras la de Licenciatura en Enfermería, que se dicta en la escuela que funciona en la Facultad de Ciencias Médicas. Es un título de nivel universitario que se obtiene a los cinco años y que gradúa al estudiante en carácter de Licenciado, aunque también otorga a los tres años el título de Enfermero con el que ya pueden prestar servicios de complejidad intermedia.

Según información a la que se puede acceder en su página web, la finalidad del plan de estudios es “formar profesionales en el campo de la salud con capacidad científica, metodológica, crítica, procedimental, organizacional y ética para el cuidado de las personas en distintas situaciones de salud-enfermedad-atención en efectores de distintos niveles de atención, así como las actividades de gestión de dichos efectores”.

La carrera, que propone una instrucción profesional amplia y completa, también se puede cursar en facultades privadas, donde se obtiene el título de Licenciado o de Técnico (tres años de formación). Pero muchos son los enfermeros que se encuentran dentro del sistema sanitario cumpliendo funciones como tales pese a tener el grado más bajo de formación: el de auxiliar, que demanda dos años de aprendizaje y los excluye (en teoría) de las prácticas más complejas dentro del hospital.

“En 2009 teníamos en la Facultad un grupo de 400 ingresantes por año; ahora tenemos inscripciones cercanas a los 3000. De todos modos, a medida que pasa la carrera ese número se ve desgranando porque la complejidad de estudio es alta. Y quizás hay una mirada ingenua sobre la carrera de enfermería. Entonces, que nosotros hayamos aumentado la inscripción no dice nada: a veces, los estudiantes terminan el primer ciclo, encuentran una fuente de ingresos y ya no quieren seguir con la licenciatura. Y después les cuesta retomar”, comentó la directora de la escuela.

Según Álvarez, en la Facultad de Ciencias Médicas (donde convergen Medicina, Fonoaudiología y Enfermería) se han propuesto “trabajar en equipo, porque necesitamos avanzar hacia grupos de trabajo de profesionales que estén todos bien formados. Si un médico le da indicaciones a un enfermero y este resulta ser auxiliar, que no está capacitado para hacer determinadas tareas pero las hace igual por falta de personal, el avance no será total”.

Adriana también nota que la mayoría de los auxiliares, “en vez de profesionalizarse, hacen otro curso de perfeccionamiento más corto y entonces la prestación de salud no mejora. Lo que necesitamos es nivelar para arriba: a nosotros como escuela se nos exige una mirada diferente en lo curricular, darles una formación más completa, pero lo que crece es lo otro”.

Y tira otro dato clave: “Antes, en la carrera teníamos una población de 45 años para arriba. Ahora el estudiante promedio es más joven. Hay algo que los atrae, quizás porque aparentemente ofrece espacios laborales rápidamente: pero a mí no me gusta que se diga que enfermería da salida laboral rápida, porque hay que tender hacia la profesionalización”.

La situación en la provincia y el país

Los últimos datos conocidos sobre la cantidad de enfermeros y enfermeras que hay en el país fueron difundidos en el trabajo llamado “Fuerza de Trabajo en el sector salud de Argentina” publicado por el Observatorio Federal de Recursos Humanos en Salud, dependiente de ese Ministerio, en el año 2019. En dicho estudio se contaron en total 234.527 trabajadores de enfermería, de los cuales el 68,15% tienen calificación profesional.

Los auxiliares de enfermería representan el 31,85% del total, un dato alentador según el Ministerio ya que se bajó en 10 puntos porcentuales con respecto a la última medición de 2016. Pero aún así, resulta preocupante para quienes lo miran desde adentro.

En Santa Fe, la tasa de enfermeros cada mil habitantes es de 3,60, apenas por encima de la tasa nacional, que es de 3,36. Y lo que salta a la vista es el alto predominio de los técnicos por encima de los licenciados y de los auxiliares.


En el país la situación es dispar: Ciudad de Buenos Aires (CABA) cuenta 6,64 enfermeros cada mil habitantes, mientras que provincias como Santiago del Estero y Catamarca registran los números más bajos, con 0,51 y 0,96.

En cuanto a la relación médicos/enfermeros, que según la OMS debería ser de un asistente por cada doctor, en la provincia no se cumple: hay 4,55 médicos cada 1000 habitantes, mientras que, como se dijo más arriba, los enfermeros cada 1000 ciudadanos son 3,36.

A nivel nacional sigue la disparidad: si bien hay 182 mil médicos y 234 mil enfermeros, hay provincias en las cuales la relación está muy desproporcionada: o son pocos, o hay predominio de auxiliares, o las dos.

 

Leyes que nivelen hacia arriba

En el Congreso de la Nación se discuten dos proyectos de leyes que, por un lado, restauren los derechos laborales que no son respetados, y por el otro mejoren la formación y el desarrollo de la enfermería, apuntando a mejorar la calidad de las trayectorias profesionales, fortalecer el sistema sanitario aumentando el personal y a las enfermeras y enfermeros en su formación continua, dotando con mayores recursos a instituciones formadoras de enfermería y estableciendo un sistema de becas a estudiantes de instituciones públicas y privadas de todo el país, además de otorgar carácter permanente al Programa Nacional de Formación de Enfermería en la órbita del Ministerio de Educación.

La diputada rosarina Mónica Fein, presidenta de la Comisión de Acción Social y Salud Pública, le comentó a Rosario3 que la Cámara de Diputados de la Nación aprobó con media sanción la ley de formación en enfermería y dio detalles al respecto: “Es una ley que discontinúa con la formación de auxiliares, les da dos años para terminar a los que ya están cursando, y que jerarquiza la carrera de Enfermería promoviendo las licenciaturas y obligando a una unificación en la formación en todo el país, con una instrucción que habilite la carrera universitaria y promoviendo becas”. Ahora deberá pasar por el Senado.

Pero además, desde la comisión que preside le dieron luz verde a un proyecto de adhesión al convenio número 149 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), que data de 1977 y que propone mejorar las condiciones de trabajo de la enfermería, complementándola con la formación: “Esa ya pasó por la Comisión de Asuntos Exteriores, ahora Salud y seguramente estará aprobada en el recinto de Diputados antes de fin de año”, explicó la ex intendenta de la ciudad.

“La convención 149 de la OIT data de 1977, así que mirá hasta qué punto enfermería está lejos de tener una legislación que garantice lo fundamental: mejores condiciones de trabajo, vacaciones pagas, horas de trabajo, licencias y remuneración digna”, señaló Fein. “Si el país se adhiere a esta convención, tendrá un año para adaptarse a esos requisitos y deberá comprometerse a trabajar durante diez años en esas condiciones para la enfermería. Todo esto es en el marco de una lucha que han entablado las distintas instituciones de la enfermería, que promueven un debate de condiciones dignas. Hay pocos enfermeros porque es difícil el acceso a los procesos de formación y porque las condiciones de trabajo son deficitarias”, cerró.

Para Adriana Álvarez, será clave el impulso a estas leyes para garantizar una mejor prestación del servicio de salud: “Somos un recurso caro y el estado lo sabe, pero nuestro trabajo es crucial: en un servicio, si el médico indica que el paciente se tiene que internar, es el enfermero el que debe estar las 24 horas observando y evaluando al paciente. No es sólo acomodarle la almohada. Enfermería está las 24 horas y se deben cubrir los turnos con enfermeros capacitados”, tiró.

Y cerró con un diagnóstico que le preocupa: “En Argentina al enfermero no lo consideran profesional y a enfermería siempre todo le cuesta el triple. Por más que haga un posgrado, en algunos lugares les reconocerán el título de licenciados pero nunca los tendrán dentro de la categoría de profesionales. Y eso hay que cambiarlo”. Todos esperan que la ley abra paso en ese sentido.