La discusión sobre la reducción de la jornada laboral, cuyo objetivo es aumentar la productividad de los trabajadores, se ha extendido a lo largo de todo el mundo, e incluso ha habido compañías que optaron por comenzar con pruebas piloto y evaluar los resultados. Aunque, de momento, la tendencia general dentro de las empresas parece ser de rechazo frente a esta iniciativa.

Según un estudio realizado por la plataforma Bumeran, el 88% de los especialistas en recursos humanos del país cree que la tendencia a futuro apunta hacia una reducción de la jornada laboral y el 62% reconoce que "es posible" aplicarla. No obstante, los datos relevados confirman que actualmente son pocos los casos de compañías dispuestas a implementar una política de flexibilización horaria.

De acuerdo al informe, solo un 7% de las empresas encuestadas tiene pensado hacerlo en los próximos meses. Entre ellas, el 52% evalúa reducir el número de horas de trabajo diarias y el 48% restante considera restar un día a la semana laboral.

El estudio, en el que participaron 330 empresas de la Argentina, 215 de Chile, 67 de Ecuador, 45 de Panamá y 34 de Perú, revela que las empresas locales son las que menor interés muestran por la reducción de la jornada laboral.

En Argentina, el 27,5% de las personas ocupadas está en una situación de "sobreocupación".

El país con mayor predisposición a experimentar con días de trabajo más cortos (o menos días laborables a la semana) es Chile. Del otro lado de la Cordillera, el 42% de las firmas consultadas respondió que "sí" tiene planes concretos de implementar un sistema de horarios reducidos. Le siguen en orden descendente Panamá (16%), Ecuador (14%), Perú (13%) y por último la Argentina, con el mencionado 7%.

Un dato a tener en cuenta es que el contexto económico nacional alimenta esta tendencia e incluso reduce el interés de la población de trabajar menos tiempo. De acuerdo al informe más reciente de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, el 27,5% de las personas ocupadas del país está en una situación de "sobreocupación" (trabajan más de 35 horas por semana y están dispuestas a tomar más horas).

A su vez, hay más de 2,2 millones de argentinos que tienen trabajo, pero están buscando activamente una segunda fuente de ingresos, para intentar contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo de sus salarios.

Beneficios y dificultades

Más allá de si hay intención o no disminuir la duración de las jornadas laborales, la consultora le preguntó a las empresas cuáles consideran que son los principales beneficios de esa práctica.

El 80% puso entre las ventajas principales el "equilibrio entre la vida laboral y la personal". También destacaron el aumento de la motivación (63%) y la mejora del descanso físico y mental (56%). En cuarto lugar (52% lo consideraron uno de los principales beneficios) aparece la productividad.

En lo que respecta a las dificultades, seis de cada cien empresas consultadas sostuvieron que es difícil reducir la carga horaria manteniendo el nivel de ingresos. El 35% mostró preocupación por los problemas para mantener la estructura de la organización y un 33% remarcó como punto negativo el incremento del costo laboral.

Como punto a favor, se debe destacar que el 72% de las empresas argentinas consultadas aseguró que mantener los salarios con carga horaria reducida "es posible", más allá de ser la principal dificultad de vencer.

La opinión de los trabajadores

De acuerdo al estudio de Bumeran, el 94% de los especialistas en recursos humanos observa una clara preferencia de los "talentos" sobre las empresas que ofrecen el beneficio de la carga horaria reducida.

En ese marco, el 67% prefiere trabajar menos días a la semana y el 33% se inclina más por jornadas de menos horas.