Con el estreno de Cobra Kai en Netflix, la historia de Karate Kid, sus personajes y los actores que los encarnaron recobraron actualidad. Uno de los que fue recordado en este revival intenso fue el Señor Miyagi, gran personaje del cine de los ochenta.

Su historia no fue del todo fácil para Pat Morita, el actor norteamericano de origen Japonés. Sus padres habían llegado a Estados Unidos, desde su Japón natal, en algún momento de la segunda década del Siglo XX. Noriyuki Morita nació en 1932. A los dos años se enfermó de gravedad. La Enfermedad de Pott, una tuberculosis espinal hizo que lo internaran. Debido a la gravedad de la su mal y a la falta de tecnología médica de la época, permaneció más de ocho años en el hospital.


Los profesionales daban por sentado que ese niño, si lograba sobrevivir, ya no podría caminar. Pero a inicios de la década del cuarenta, un médico quiso probar una novedosa técnica quirúrgica, casi una última chance. El esfuerzo de los médicos produjo lo inesperado. El chico recuperó la movilidad y, después de un proceso de reeducación, aprendió a caminar.


A partir de ese momento sufrió otro tipo de aislamiento. Tal vez mucho peor. Cuando le dieron el alta del hospital, fue trasladado junto a su familia al River Gila War Relocation Center. Tiempo después, de ahí, todos los Morita fueron enviados al Tule Lake War Relocation Center. Lo de Centro de Relocación era un eufemismo para nombrar una de las respuestas de Roosevelt al ataque japonés a Pearl Harbor: un campo de concentración.

Durante la Segunda Guerra Mundial, alrededor de 120.000 personas de etnia japonesa, la mitad de los cuáles habían nacido en Estados Unidos, fueron detenidos en diez de esos campos.

Según Infobae, Pat Morita era Nisei, ciudadano norteamericano, nacido en ese suelo, pero hijo de japoneses. Luego de Pearl Harbor una serie de rumores comenzaron a circular. Que se estaba preparando un levantamiento de decena de miles de Niseis, que había batallones de espías diseminados por todo el país. Mientras los más extremistas presionaban al presidente para expulsar o encerrar a todos los ciudadanos de origen japonés sin importar siquiera si eran nativos norteamericanos o si hacía más de tres décadas que estaban en el país.

Tuvieron que (mal) vender sus pertenencias ya que sólo podían trasladarse con un pequeño bolso como todo equipaje. Sus casas, negocios y tierras fueron ocupados. Al finalizar la guerra, al regresar a sus hogares, todo les había sido quitado. Los Morita y el resto de los japoneses debieron empezar de nuevo. Su crimen había sido tener los ojos rasgados.

La familia Morita volvió a instalarse en California. Montaron un restaurante de comida china. El padre de Pat murió prematuramente. Y él y su madre siguieron adelante durante unos años con el proyecto. Allí Morita se inició como actor. Realizaba unas rutinas cómicas para entretener a sus comensales.

No eran muchos los actores de origen asiático que lograban asentarse. Pero ese dato no lo desalentó. Empezó en un pequeño club nocturno de Sacramento haciendo Stand Up. Ya había adoptado Pat como nombre artístico.

El primer candidato para interpretar al Señor Miyagi en Karate Kid, era la elección más obvia y segura posible, Toshiro Mifune. El actor japonés, el intérprete de los clásicos de Kurosawa y favorito de Hollywood. Pat Morita fue al primer casting con muchas expectativas porque sabía que era uno de los muy pocos actores de origen oriental con un lugar en Hollywood.

Luego de la prueba se mostró conforme y confiado. Lo que él no sabía es que los productores desistieron de contratarlo apenas lo vieron. Un gran inconveniente para los castings era que a Morita, todo lo referido al karate le era ajeno. Su desconocimiento sobre el arte marcial era absoluto.

El otro inconveniente era que a Morita, todo lo referido al karate le era ajeno. Su desconocimiento sobre el arte marcial era absoluto. Cuando le plantearon esta cuestión, el actor se ofendió, y con sentido común respondió: “Ustedes no necesitan un campeón mundial de karate. Sino un actor y eso es lo que soy yo desde hace décadas”. Años después afirmó que el no saber nada de karate y haber sido tan convincente como maestro de ese arte marcial indicaba cuáles eran sus dotes actorales.

El último obstáculo que debió superar fue su edad. Morita, aunque en la película parecieran más, sólo tenía 53 años. Y lo que el estudio pretendía era un actor de mayor edad para que diera la imagen de sabio que el guión requería.

El modelo que los guionistas tenían en la cabeza al cincelar a Miyagi fue Fumio Demura, un karateca japonés. Demura se instaló en Estados Unidos a principios de los setenta, luego de una larga trayectoria en Japón. En Estados Unidos fue un gran difusor del karate, instaló varios gimnasios y escribió una decena de libros. No sólo se inspiraron en él para construir al maestro sino que Demura cumplió varios roles en el film. Fue el que preparó a Morita, fue el consultor para las escenas de karate y también ofició de doble del actor en las escenas en las que debía vérselo en acción.

Pat Morita murió hace 15 años, el 24 de noviembre de 2005. Sus últimos años no fueron sencillos. Aunque siguió buscando replicar el éxito del que había gozado a mediados de los ochenta no pudo recuperarlo.

Karate Kid se convirtió en un gran éxito de taquilla y en un fenómeno cultural. Morita obtuvo nominaciones a varios premios como actor de reparto. Tuvo varias secuelas de las que también participó: Karate Kid II, Karate Kid III y El Nuevo Karate Kid, en la que la principiante es interpretada por Hillary Swank, futura doble ganadora del Oscar.

Durante sus últimas décadas batalló no sólo contra la falta de reconocimiento sino también contra el alcohol. Su adicción se convirtió en un serio problema que minó sus posibilidades profesionales. Sus últimas apariciones estelares fueron en Mulan (las versiones animadas) en las que le dio voz al Emperador de China.