La vida en el epicentro de la pandemia va dejando atrás las restricciones, pero los controles de temperatura y la higiene en todo lugar seguirán siendo una constante.

En la ciudad la limpieza es constante, y a gran escala, en el transporte público, los shoppings y otros lugares por donde circulan los 11 millones de residentes de la ciudad.

A cualquier hora de la mañana es posible encontrarse con camiones cisterna que riegan las veredas con una solución desinfectante. A finales de marzo se anunció que en la metrópolis, de unos 11 millones de habitantes, empezaron a funcionar el metro y los autobuses.

También es común encontrar por las calles trabajadores que pasan su jornada fuera de casa vestidos con trajes de protección blancos. En algunas avenidas, se realizan pruebas de coronavirus en puestos improvisados para aquellos que quieran volver al trabajo de inmediato, según publicó Clarín.

El mercado de mariscos en el que se cree que comenzó a propagarse el brote también fue sometido a un proceso de esta naturaleza. El lugar actualmente está cerrado, y su acceso permanece vedado, lo que podría dificultar las investigaciones sobre el origen del patógeno.