Conectado a una computadora incendiada de mails científicos, hubo un texto que lo paralizó. Oscar Botasso recibió esta semana el nombramiento a integrar la Academia Nacional de Medicina y se quedó, raro en él, sin las palabras que le permitieran razonar “esa distinción, ese mimo a la carrera de tantos años”.

Médico, investigador del Conicet y la Universidad de Rosario, viajó por laboratorios del mundo intentando saber más y más hasta que la pasión académica lo llevó a dirigir cuan orquesta sinfónica en laboratorios pudo. “En eso tuve relativo éxito”, confesó. 

Fue una tarde de los primeros días de abril cuando su voz empezó a escucharse públicamente con reflexiones sobre el inicio de la cuarentena y la llegada del covid a la Argentina: “Es la persona indicada”, dijo Alejandro Vila, director del IBR que empujaba al periodismo a consultarlo.

Y así fue: desde el 4 de abril el investigador rosarino colaboró con vocación docente con la audiencia de medios radiales, televisivos y lectores de los medios gráficos aportando una síntesis de la decena de informes internacionales que recibía a diario sobre el volcán covid. Sumando a su bajísimo perfil una muestra de la sabiduría conocida por cientos de colegas de distintos lugares del mundoBotasso también es desde el primer momento de la batalla contra el covid una fuente de consulta indispensable de los referentes sanitaristas argentinos. 



La máxima distinción del mundo médico en Argentina le permitirá al reconocido investigador reunirse con profesionales de las Ciencias Médicas y conexas con la medicina (farmacéuticos, bioquímicos y odontólogos). La Academia reúne, según dice, su presentación institucional, “a profesionales que tras largos años de estudio han adquirido una valorada obra personal, un caudal de experiencia decantada, que vuelcan en las decisiones del Plenario Académico, de donde surgen conclusiones y resoluciones válidas e importantes para el ejercicio profesional”. 

El reconocido investigador rosarino Oscar Botasso. (Rosario3)



“Cuando recibí el mail, me quede tildado. Hay cosas que uno se mueve para conseguir, cosas en el laboratorio. Y en otras no te movés, no busqué esto. Pero es un mimo de la vida porque yo soy y seré siempre un ciudadano de a pie. Está claro que esto me pone muy contento. No voy a decir lo que decía Freud del fracaso de su éxito”. 

Es difícil hurgar en los talentos del investigador. Humilde, sencillo, valores sostenidos en la austeridad y lejos de adjetivos suntuosos sobre sus trabajos. “Soy un bicho de biblioteca, de estudiar y de trabajo. Para mí, pico y pala. Tengo presente algo que Picasso decía: es mucho mejor si la inspiración te toma trabajando, y eso lo compré”, dice y cuenta el origen de esa mecha que detonó su pasión por el estudio. “Era bastante asmático, no podía hacer deportes, entonces viré para los libros y eso fue para siempre: mucha avidez por el saber, leer, informarme, conocer de todo. Estudie medicina, pero en un momento me dije: tiene que haber algo más y seguí. Y me dedique a investigar y cuando estaba transitando ese camino me dije: esto me va a ayudar a vivir, a tener una vida más buena, más razonable. Esto es parte de la pasión de mi vida”. 

Oscar Botasso se graduó en la UNR en 1977. Gran alumno y ahora gran docente. Un hábil director de la orquesta científica. “Siempre me gusto la música sinfónica, y no sé si no me hice un poco de director de orquesta pero dentro de un laboratorio, dirigiendo una melodía científica. Y eso lo supe hacer bien. Pero quiero dejar en claro algo; uno puede tener una idea pero tiene que ir acompañado de mucho trabajo, no hay otra cosa que el esfuerzo y el trabajo de todos los días. No baja del cielo el resultado. Hay que remar y remar y en eso fui muy emprendedor, diría obstinado. La vida se trata de días todos muy parecidos hasta hartantes y muy aburridos pero de vez en cuando hay buenas noticias. Uno sabe eso. Por eso nos levantamos y trabajamos todos los días. Esperando las buenas noticias y con esperanza que las cosas salgan bien”, dijo. 



El anuncio de la Academia Nacional de Medicina sobre la designación de Botasso, lo subió a un pedestal muy destacado. El máximo logro para los académicos puede resultar, según dijo el médico, también muy incómodo. “Salieron muchas cosas de mí. Que quede claro: no voy a curar ninguna enfermedad, voy a aportar un conocimiento y voy a contribuir con mi trabajo. Hay una palabra que es curar y otra que es tratar. Los médicos no curamos, los médicos tratamos, quien se cura es el paciente. Hoy se habla de todo esto quiero rescatar una idea del gran maestro nuestro Hipócrates que dijo hace 400 años antes de Cristo. El cuerpo tiene el poder curativo de la naturaleza y el medico solo promueve ese poder curativo con métodos físicos, que son los tratamientos, hay que promoverlos con métodos psicológicos. Los métodos el alma debe reposar en el consuelo y la esperanza. Que cosas fenomenal es la medicina. Hay remedios pero todos los mortales buscamos eso, consuelo, esperanza”.

El destacado médico espera que en el verano se pueda lograr una licencia también para sus congeneracionales de más de 60. “Pero hay que esperar la vacuna. Lo ideal es vacunar al 60 o 70% de la población escaladamente y eso no es tan fácil. Ojala nos agarre mitad de año con una buena cantidad de vacunados. Y que no suceda lo que está pasando hoy a Europa. La vacuna llegará en febrero marzo a la Argentina. Acá hay un tiempo de prudencia y autorizar la vacunación de miles de millones. Como decía Napoleón, vísteme despacio que estoy apurado. No se puede apurar a una vacuna. No podemos meter la pata”, concluyó. 

Le pido una foto para ilustrar la entrevista con Rosario3 y me envía desde su móvil una foto sacada por un familiar. “Me la acaba de sacar mi nuera en el balcón, ¿puede ser?. Pregunta inquieto. Una celebridad científica que reniega de los flashes: un buen presagio en medio de tanta batalla, tanto dolor. “Me detengo en los jóvenes. Hay que implementar un sistema educativo completo, de 6, 7 u 8 horas donde además de instrucción escolar se puedan capacitar en otras habilidades. Si aprenden muchas cosas, podremos ver otra cosa. Hay que recuperar la idea de capacitar a nuestros jóvenes para insertarlos en un mundo laboral. Para darle vida y dignidad. Me gustaría empezarlo a ver antes de cerrar los ojos. Y eso sé que va a demorar muchos años”.

Antecedentes profesionales

Director del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (Idicer, UNR-Conicet) y Vice-Director del Centro Científico-Tecnológico (CCT) del Conicet de Rosario.

Se recibió de Médico en la Facultad de Cs. Médicas de la UNR (1977) y obtuvo el título de Dr. en la misma institución (1990). Efectuó estudios post-doctorales en el Instituto Curie de París (1991) y en Tropical Disease Research Programme de la OMS (1992). Su labor como médico e investigador está centrada en el área de las Enfermedades Infecciosas. Es Investigador Superior del Conicet y de la UNR; a la par de su cargo de Profesor Asociado de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR.

Ha sido coordinador del Área de Ciencias Clínicas del Foncyt y coordinador de la Comisión de Salud del Conicet.

Es autor de más de 140 publicaciones científicas en revistas internacionales con referato de circulación primaria (indexadas en la National Library of Medicine USA) y ha dictado alrededor de 50 conferencias científicas en congresos y centros científicos repartidos entre América Latina, Europa y los EE.UU. Es autor de un libro sobre investigación clínica como así también de varios capítulos de libros.

Integra el comité editorial de Neuroimmunomodulation (Karger Basilea) y otras revistas nacionales de su área disciplinar. Ha sido presidente de la Sociedad Argentina de Inmunología y la Sociedad Argentina de Protozoología y Enfermedades Parasitarias.

Sus investigaciones en el campo de la inmunología tienen un gran componente traslacional, varias de ellas con impacto en el campo de Salud Pública.

Dirigió 10 tesis doctorales como así también un número significativo de proyectos científicos financiados por instituciones nacionales a la par de cooperación científica con laboratorios de investigación del exterior (Brasil, Francia, Reino Unido y Alemania).