El libro Red Flag (bandera roja, como el trapo que cuelgan frente a sus casas los colombianos hambreados por la pandemia en señal de ayuda) recopila las imágenes captadas por 18 fotógrafos de 14 países latinoamericanos sobre el impacto de la pandemia de covid-19 en la región, como también de otras crisis tales como los incendios forestales o crímenes ambientales de la Amazonia o la emergencia en las periferias y comunidades nativas. 

Las y los fotógrafos cuentan con trayectorias muy sólidas y algunos premiados, como el argentino ganador del Pulitzer Rodrigo Abd, y otros reconocidos en medios como The Guardian, Washington Post, New York Times y National Geographic. 

Abd capturó imágenes de la pandemia en Perú, cuando se disparó la primera ola de contagios.

Entre ellos están Rafael Vilela y Victor Morimaya, testigos de la presión inmobiliaria sobre tierras indígenas y de la violencia en las relaciones ambientales y sociales de Brasil; país que se encuentra en una situación crítica por la pandemia y el último martes llegó a los 4.195 muertos por coronavirus en un solo día.

Las fotografías que conforman esta producción incluyen todo tipo de escenarios y postales de lo que fue (y continua) dejando la pandemia en la región, yendo desde imágenes de trabajadores de la salud hasta miradas y situaciones del día a día. 

Residentes del Copan, uno de los icónicos edificios de Brasil construidos por Oscar Niemeyer en San Pablo, caceroleando contra Bolsonaro.

Red flag "es más que el resultado de fotoperiodistas autoconvocados, conmocionados por la pandemia cuyos primeros contagiados se registraron en 2019 en Wuhan, China: constituye un relato sobre el avance del virus construído a partir de cámara y drones que capturaron múltiples realidades en distintos países, yendo desde Argentina hasta México", detalla la información sobre el proyecto. 

El trabajo ganó el premio FotoEvidence de World Press, uno de los más importantes de fotoperiodismo social y está disponible en la cuenta Instagram @covidlatam o conseguirse en su página de Internet.

"Fuimos relatando lo que iba sucediendo, cada país con distintas intensidades en distintos momentos", le dijo Pablo Piovano a Télam, otro argentino que integra el colectivo fotográfico premiado con la edición de este libro, que contará con mil ejemplares y se presentará en Amsterdam, Holanda.

"La pandemia, acompañada de cuarentenas, potenció las dos dimensiones: es válido el plano interno emocional de la familia, tanto como los efectos directos y laterales del virus", contó Piovano.

Su trabajo, Una oración para la Villa 31, muestra imágenes de ese centro urbano porteño de 40 mil habitantes cuando en junio, a poco más de dos meses de iniciado el aislamiento social obligatorio, la falta de agua y el hacinamiento hacían imposible pensar en los protocolos de covid y los barrios vulnerables concentraban el 35 por ciento de los infectados en Capital Federal.

El rostro del padre de Piovano, cubierto por un destello de luz, ilustra la portada de "Red Flag", un trabajo que hicieron juntos durante su confinamiento. 

Desde Costa Rica, "desde que comenzó la pandemia, la forma más segura de tocar fue compartiendo energía y luz. 'Paz' es una documentación fotográfica de mi embarazo durante la pandemia y el viaje interior que comenzó con ella", escribe Glorianna Ximendaz, antes de que nazca su hija, con más conciencia que nunca sobre "el futuro incierto".

Matilde Campodónico, otra de las fotógrafas que colaboró con el libro, retrató el rostro de su hija a través de un vidrio, y la Rambla Sur de Montevideo, vacía durante las primeras semanas de encierro voluntario en Uruguay. 

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Tamara Merino pasó 146 días en su departamento de Santiago con su hijo y su madre el año pasado, en la etapa previa al Chile que desde esta semana cerró sus fronteras durante todo el mes de abril, a pesar de sus 6.700.000 vacunados, por temor a un colapso sanitario. 

Un traje de protección flamea con una cruz de mástil en un cementerio de Tijuana, México.

Red flag se completa con ensayos sobre los efectos de la covid-19 en Ecuador, con varias provincias declaradas en "estado de excepción"; Bolivia, que cerró preventivamente su frontera con Brasil; Cuba, El Salvador y Guatemala, parte de un continente que por estos días incrementa las restricciones e intentar acelerar la vacunación a partir del último avance del virus.