"Somos una pareja gay por lo que buscamos a una persona que nos ayude a ser padres", leyó Rocío Pecile en un grupo de Facebook de Gestación Subrogada en la Argentina. Y ahora Rocío está "en la dulce espera": la semana que viene sabrá si lleva en su vientre al hijo de esta pareja a la que contactó para ayudar. Contó que muchos la criticaron por semejante decisión, pero a Pecile la mueve además las ganas de comunicar, asegura que hay mucha desinformación. 

En Argentina, la subrogación de vientre es una práctica que no está regulada ni prohibida, por lo que ante este vacío legal, se recurre a la denominada "gestación solidaria" entre familiares, amigos o conocidos para así no vulnerar ninguna ley y cumplir el deseo de maternar y paternar. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este método es una opción terapéutica dentro de los tratamientos de reproducción asistida que brinda la posibilidad de lograr una gestación en una persona (gestante), quien llevará adelante el embarazo con el fin de que el niño nacido tenga vínculos de filiación con una persona o pareja, llegando así a denominarlos como padres de intención. 

En la Argentina el procedimiento no es legal, pero tampoco ilegal ya que no está regulado. Sin embargo, en otros países, como Estados Unidos, Rusia, Canadá, Grecia y Ucrania, esta práctica está expresamente permitida.

La situación en Argentina

"En nuestro país no existe ninguna referencia legal sobre la gestación subrogada", explicó la abogada Florencia Daud, especialista en Fertilidad Asistida y Subrogación. En ese sentido, explicó a Rosario3 algunos puntos.

"El Artículo 19 de la Constitución habla de lo que se llama principio de reserva, es decir que todas las acciones privadas de los hombres que no afecten a terceros, ni a la moral ni orden público se pueden hacer. Es decir todo lo que no está prohibido está permitido", aclaró la profesional. 

En ese sentido, continuó: "También existen otros artículos del Código Civil y Comercial que hablan de que la única persona que puede auto determinar respecto a la disposición de una parte del cuerpo propio es la persona. Es decir, que no puede haber intermediación ni que sea un lucro, es decir cobrar una comisión". 

Se trata, sin embargo, de una práctica no regulada en la Argentina, por lo que Daud insiste en que debe hablarse de gestación solidaria: "El fin prioritaro debería ser ayudar. Mientras la gestante acepte hacerlo y no haya intermediarios que se queden con una comisión no habría problema".

Vacío legal

 

Si bien se trata de una práctica que no está regulada, no significa que en Argentina no exista. "Lo que sí hay es jurisprudencia donde jueces suplen los vacíos legislativos. Se les pide autorización sobre el vínculo filiatorio con el niño y la gestante debe renunciar al vínculo filial con ese pequeño".

Luego, "el juez emite una autorización judicial donde determina si le ordena al registro civil de la jurisdicción que inscriba a ese menor que nace a los padres intencionales", remarcó Daud.

En cuanto a un resarcimiento, "si bien la gestante no debe enriquecerse con una gestación, tampoco empobrecerse, por lo que se infiere que una compensación económica es legal", resaltó la especialista. 

En la Ciudad de Buenos Aires la situación es distinta al resto del país. Según contó Daud, tras un juicio salió una medida cautelar que obligó al registro a anotar a todos los menores que nacen a partir de 2018 por gestación subrogada a nombre de los padres comitentes.

Pero, en el resto de nuestro país el inconveniente que se plantea es que, pese a los casos concretos y a la jurisprudencia, aún no existe una norma regulatoria sobre la gestación solidaria. Y si bien la práctica no está legislada expresamente, tampoco está prohibida. 

El relato en primera persona

"Hola soy Rocio tengo 26 años y les quiero contar que voy a subrogar el vientre, lo que significa que voy a estar gestando el bebé de una pareja que no puede tener hijos", contó la joven en un video que publicó en sus redes sociales. 

Consultada por Rosario3 sobre cómo nació su deseo de subrogar comentó: "Fui madre con mucho deseo. Con el correr de los años me relacioné con personas de la comunidad LGBTQ+ y ver que no podían tener hijos de manera natural me pareció muy injusto por lo que quise ayudar". 

Rocío explicó que movilizada por sus ganas de ayudar encontró a la pareja a través de un grupo de Facebook. Además de contactarse con ellos, se comunicó con mujeres que ya habían realizado la práctica. Allí notó que "mucha gente lo hacía a escondidas por vergüenza".

Ante este revelación, al deseo de ser gestante se sumó el de comunicar e informar sobre la temática. "La mayoría de las personas que lo hace no lo cuenta por miedo al prejuicio. Recibí muchos comentarios horribles, pero se que viene desde la ignorancia y solo se vence informando. Por eso decidí enfrentarlos igual y seguir".

Sobre cómo transito la primera etapa del proceso, manifestó que estuvo "muy ansiosa y con preocupaciones. Poniéndome muy triste cuando algo salía mal"

El viernes pasado se le realizó una transferencia embrionaria, formado con un óvulo donado y esperma de uno de los integrantes de la pareja. Ahora le toca esperar: el 11 de octubre sabrá tras los resultados de los análisis de sangre, si el procedimiento efectivamente funcionó. 

Los tres realizaron el encuentro en una clínica de Buenos Aires, allí, según relató Rocío, realizó pruebas psicológicas y físicas. Además tuvo entrevistas con abogados especialistas en el tema. 

"Es difícil de explicar por qué quiero hacerlo, tiene que ver con el otro y las ganas de permitirle a otra persona ser padre. Lo primero que digo que es para mi la mujer tiene que haber tenido un hijo previamente, un embarazo sano y un parto sin complicaciones. Después es saber que te vas a enfrentar a gente que opine mal pero queda en el deseo de una", finalizó.