Los dos terremotos que afectaron el sureste de Turquía hace ya 14 días generaron una serie de devastadores consecuencias que se siguen agravando. El número oficial de víctimas mortales ha subido hasta 41.020, indicó este domingo AFAD, el servicio de emergencias nacional turco.

Leonel Pérez, el rosarino que enseña español y vive en el país afectado por la tragedia, compartió este lunes algunos detalles sobre la actualidad de la situación que "sigue siendo compleja" y "va a ir de mal en peor".

La retirada de escombros apenas ha comenzado en las 11 provincias afectadas, en donde se ven postales de decenas de miles de edificios derrumbados o gravemente dañados mientras continúan las inspecciones.

El joven que se ofreció a ayudar durante las tareas de rescate contó, en diálogo con Radiópolis (Radio 2), que actualmente se encuentra en la ciudad de Esmirna, a 1.000 kilómetros del epicentro en donde se registraron los temblores. "Seguimos en contacto con la gente que está allá, y la situación va a ir de mal en peor", lamentó.

"No es que la peor parte fue la del principio, sino que mientras pasa el tiempo siguen aumentando el dolor y los problemas", añadió Pérez.

Según los últimos datos del Ministerio de Urbanismo, la provincia con mayor nivel de destrucción es Hatay, en la costa mediterránea, con 30.000 edificios derruidos o inservibles, seguida de Kahramanmaras, con 22.000 edificios derrumbados, Malatya, con 16.000, Gaziantep, con 15.000 y Adiyaman, con 13.000 derrumbes.

En Antioquía, otra de las localidades afectadas, "hay una fuerte presencia militar porque comenzaron a registrarse hurtos" no solo de comida y otros productos de primera necesidad, sino además de dinero, contó Leonel.

El joven comentó que entre diferentes grupos están organizando viajes "de acá hasta fin de año" para continuar colaborando con las tareas de asistencia.

"Las necesidades van cambiando. Hace una semana lo más importante era conseguir tiendas de campaña, pero hoy la gente necesita ropa interior tanto para niños como para adultos, porque no hay agua para lavar las prendas usadas", decribió.

En la región, agregó Pérez, perdura el temor entre la población a raíz de que los últimos terremotos reavivaron la preocupación por las consecuencias que se desencadenan a raíz de estos hechos. "Si bien el país está preparado, dependiendo de la dimensión del problema se puede abordar o no", indicó, puntualizando que en esta ocasión los daños sobrepasaron los límites de quienes trabajan en el lugar.

Por otro lado, poco se sabe sobre el impacto de los terremotos en Siria, en donde los conflictos internos del país no solo dificultan que trascienda información al respecto, sino que además suponen trabas para el ingreso de provisiones o grupos humanitarios provenientes del extranjero.