Puerto Madryn, Chubut.- Un asado, un cura barrabrava exorcista de canchas de fútbol convertido en misionero africano, una cruz y la promesa de un spiedo. Así puede resumirse el origen y futuro de uno de los eventos más convocantes que organiza el municipio de Puerto Madryn, el Via Crucis submarino que desde el 2000 se realizó 19 veces. Este viernes fue la última edición. Todos los años es distinta. Hace mas de dos décadas las 14 estaciones de la pasión de Cristo se hacían bajo el agua y el sacerdote (barrabrava exorcista de canchas de fútbol, misionero africano) leía las oraciones desde una escafandra pesada, con un cable coaxil impermeabilizado en casa. Ahora la tecnología y el entusiasmo que provoca este evento permiten incluso una trasmisión en vivo por Twitch desde al agua. Rosario3 caminó desde la condena hasta el sepulcro. Y fue testigo de la resurrección desde el mar.

El Via Crucis submarino, único en el mundo, es en verdad, anfibio ahora. El ritual del catolicismo que reproduce las escenas de la última cena, condena, crucifixión y muerte de Jesús, que en Rosario el padre Ignacio regresó este año de nuevo a las calles de barrio Rucci, se realizan entre la ciudad y el mar de Puerto Madryn. Las 13 primeras estaciones se hacen a pie y la última en kayak, buceo o nado. Este año participaron en el agua 109 personas.

Un grupo de actores y vecinos de Madryn actúan cada estación y los fieles o curiosos los siguen hasta la playa. Los primeros arrancan ya a las 18 desde la Iglesia Sagrado corazón, y los segundos esperan al momento más espectacular de la velada, desde el muelle o la costa, mate en mano y rompeviento cerrado hasta el cuello: la inmersión de la cruz iluminada y la emersión en la playa.

Ya en tierra fime, un grupo de buzos carga la pesada cruz de plástico -que alguna vez fue de madera- y la planta en la arena, mientras Jesús y María se “reencuentran” en un abrazo y luego se sacan fotos con todos. Este 2023 hasta posó un famoso periodista porteño que se animó al neoprene.

Picardía estratégica

 

El Vía Crucis submarino nació de un asado entre amigos buzos, amantes del mar y de Madryn. Buscaban una forma de promocionar su ciudad y pensaron usar al Vaticano como “agente de prensa”. ¿Qué otra cosa podía hacer la capital nacional del buceo? Así lo contó José Popey Goity -hermano del Puma, el actor- a la prensa.

“A falta de presupuesto comienza la imaginación. Queríamos ocupar espacios en los medios, no teníamos los recursos y buscamos algo original para captar la atención”, justificó. Las primeras velas submarinas las hacían con frascos de mayonesa. 

"Acá no hay un rédito económico, simplemente un gran entusiasmo, un cariño enorme por la ciudad donde uno vive”, aseguró.

La autoridad eclesiástica que dio el permiso fue el entonces Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco a quien le mandan los videos de cada año, con la certeza que el pontífice sonríe al verlos "hacer lío".

Autorizado el Via Crucis pues, necesitaban quien lo encabezara y el intendente del momento propuso un “sobrino con actitud”.

“No aptitud”, recalca Goity.

Un cura con actitud

 

El sobrino es Juan Gabriel Arias, hombre de dios y de Racing. En su brazo derecho lleva un tatuaje de Jesús con el escudo de la Academia.

Tan así que en 1998 practicó un “exorcismo” -una misa, en realidad- sobre el arco que da a la popular local supuestamente maldecido por Independiente con gatos enterrados.

Tan así que el año pasado fundó el Mozambique Racing Club, la “Mozademia”, en Mangundze, donde misiona desde hace una década.

El padre Juan Gabriel haciendo la lectura del Via Crucis submarino.

Tuvimos que hacer un casting de sacerdote para que pueda bucear -recordó Goity-. Entonces de golpe el intendente de aquel entonces, que era Julio Aristarain, dice yo tengo un sobrino, que es el párroco de la Redonda de Belgrano (así le llaman a la parroquia de la Inmaculada Concepción), que tiene mucha actitud. No tiene la aptitud, pero tiene mucha actitud. Es hincha de Racing, barrabrava, hizo el exorcismo de la cancha de Racing. Entonces con esas tres cosas ya nos cayó bien y dijimos, es la persona que buscamos. Vino inmediatamente cuando lo invitamos, lo acuatizamos en 24 horas, lo metimos adentro de una burbuja y lo llevamos a pasear por el mar. Él tenía que hacer en cada estación la lectura. Obviamente se hizo muy amigo de nosotros y es el día de hoy que es un eximio hombre rana”.

Pero los caminos el señor, dicen, son misteriosos y éste quiso que el hombre rana terminara en África. En su lugar, Madryn tiene otro sacerdote, pero todavía no está “acuatizado”, aunque está en los planes, quizás no del señor, ni en los suyos, pero sí en los de la Asociación de Operadores de Buzos. Su presidente, Jorge Natale, fue uno de los que comió el asado de la "picardía estratégica".

El plan del spiedo acuático

 

Goity asegura que en el mundo del buceo hay dos clases, los profesionales y los cucarachos -reconocibles por su tendencia a la ostentación de mangueritas en el traje y la falta de destreza en algunas técnicas básicas, como ponerse las patas de rana ya sumergidos-, pero que todos se igualan bajo el agua y coinciden en una pulsión: romper límites.

El Vía Crucis es uno, claro. Han llegado incluso, contó, a hundir un auto para remolcarlo bajo el mar. Y ahora acarician otro sueño: el Acuavidas, un habitáculo con baño, internet y hasta sala de lectura para vivir unas dos semanas en el fondo del mar.

“Ya estamos organizando el primer asado submarino. Ya tenemos diseñado inclusive hasta el spiedo, porque a medida que va saliendo el aire, hace girar las paletas y giran los pollos ahí arriba”, contó.

Y todo empezó con un asado, un cura barrabrava y una cruz.