Este fin de semana más de 70 perros que viven desde hace años en un predio de Zavalla quedaron bajo el agua. Los caniles comenzaron a inundarse -por cuarta vez- y los animales subieron a los techos de sus casitas para escapar de la situación. Se trata de la Protectora Sarmiento, que no solo cuida a perros sino que allí también viven gatos, caballos y cerdos que fueron abandonados o maltratados. 

El refugio sobrevive por la ayuda de los socios y los seguidores de su cuenta de Instagram, por eso tras quedar pasados por agua, acudieron a la solidaridad de ellos para reubicar a los animales. También se creó una red de protectores que se acercaron de inmediato al lugar para limpiar el espacio y comenzar a organizar lo que fue el rescate. 

Martín forma parte de Animalistas Rosario, una de las organizaciones que sumó sus voluntarios para sacar a los perros del agua y le contó a Rosario3 cómo fue esa cadena de favores que tiene un único objetivo: que los caniles queden sin ocupantes. 

El martes de la semana pasada, cuando las responsables del refugio vieron que el clima no daba tregua, pidieron ayuda a sus colegas. Hasta el momento solo se trataba de cuchas con barro y animales un poco mojados. Ahí comenzaron a ponerse en contacto unos con otros. Primero hicieron una colecta de cosas básicas: colchones impermeables, collares, pipetas, antiparasitarios, comida, frazadas. Armaron un stock de lo necesario por si continuaba lloviendo. Algo que finalmente sucedió. 

El sábado la situación de la Sarmiento se había agravado: el agua inundó los caniles. Los voluntarios llegaron al lugar cerca de las 9 de la mañana y al ver lo que estaba ocurriendo pusieron manos y corazones a la obra. 

Lo primero que hicieron fue cargar a los animales en sus autos y llevarlos hasta la base de Animalistas Rosario donde había más voluntarios, cada uno con una tarea previamente asignada: estaban quienes bañaban y secaban a los “sarmientitos”, otros les aplicaban las pipetas y los antiparasitarios, les ponían la chapita con sus datos, la correa y finalmente los trasladaban a hogares de tránsito que consiguieron gracias a las redes sociales. 

Pancho es uno de los rescatados.

Tuvimos una dinámica hermosa. Organizada. Voluntarios que sacaban los animales, otros que los bañaban, separaban alimentos, los llevaban a su nuevo hogar”, indicó emocionado Martín, que ese día regresó a las 23 a su casa porque la jornada fue extensa y complicada. 

El domingo repitieron la forma de trabajo y lograron reubicar a otro gran número de perros. Pero aún quedan algunos animales en el predio de Zavalla a la espera de que más familias abran las puertas de sus hogares para recibirlos por un tiempo. Un dato no menor: la protectora se hace cargo de todos los gastos, incluso de la comida diaria. 

Hoy vive en un hogar de tránsito a la espera de ser adoptado.

“La mayoría de ellos tienen más de cinco años, incluso hay algunos que llegan a los 16. Hace mucho que viven ahí”, señaló el voluntario e indicó que reciben todo tipo de ayuda: mantas, sábanas, toallas, correas, cuchas o dinero bajo el lema "vaciemos los caniles". 

Pero también necesitan dar con hogares definitivos para esos perros porque "sería muy triste que después de conocer el calor del hogar, la caricia diaria, un plato de comida, el agua segura, dormir bajo un techo con un humano al lado, tengan que volver al refugio, nos partiría el corazón”.