Dos familias rosarinas, una de hinchas de Newell's y otra de Central, viajaron juntas a Buenos Aires para despedir los restos de Diego Armando Maradona en el histórico velatorio público de la Casa Rosada.

Dos hombres, uno con su nieto y otro con su hijo, adolescentes que no vieron jugar al astro de la pelota pero que se mostraron afectados por el duelo masivo nacional, hablaron con El Tres sobre los motivos del viaje.

"Tengo un dolor bárbaro porque el Diego fue algo grandioso y estoy como todo el pueblo argentino, mal", dijo José, leproso, y recordó el paso del Diez por Newell's como “algo hermoso”. 

Contó que su amigo y vecino canalla, ambos de barrio Belgrano, le avisó de la muerte de Maradona y le propuso salir hacia Casa Rosada.

“Ni dos veces la pensé. Le dije «vamos» y nos vinimos después de laburar, sin dormir. Acá no hay camiseta, hoy se muere el fútbol”, aseguró.

Después explicó en una línea el trasfondo del profundo dolor que atraviesa al país: “Me acuerdo de mi familia en el (Mundial) 86, todos juntos, mis abuelos, mis tíos, todos juntos saliendo a festejar a la esquina de Provincias Unidas y Neuquén. Se me vienen recuerdos de mi viejo, de mi abuelo”.

Igual de emocionado, su hijo alcanzó a decir: “Yo no lo puede ver pero mi abuelo me mostraba videos”. “Él lloró cuando se enteró que se murió, un pibe de 14 años”, agregó su papá y recordó que cuando lo vieron en la cancha de Central le dijo: “Miralo porque ahí está el mejor jugador del mundo y no sé si lo vamos a volver a ver”.

El otro adolescente del grupo comentó: “En mi casa siempre se habló bien de Diego, mi mamá y mi papá, lo amaban”. Con el deber realizado con el ídolo, su abuelo cerró: “Ahora nos volvemos tranquilos, con algo ya cumplido, le dimos la despedida a Diego”.