El momento en que un hombre de 71 años que había sido asaltado en Quilmes remata a uno de los delincuentes, que estaba herido y en calle, fue registrado por una cámara de seguridad y el video fue difundido. 

Se trata de Jorge Adolfo Ríos, acusado por homicidio con exceso de legítima defensa. Al jubilado le otorgaron la prisión domiciliaria este lunes luego de permanecer dos días detenido en la comisaría 9° de esa localidad bonaerense.

En las imágenes se observa a Franco Moreyra, uno de los cinco ladrones que golpeó y le robó a Ríos en su casa, que intenta escapar a pie pero con dificultad porque ya había sido herido de un balazo en la pierna derecha. 

Ríos fue detrás de Moreyra y lo alcanzó cuando ya estaba en el suelo. A pesar de estar lesionado y desarmado, lo ultimó de un disparo en la vía pública. Por eso se lo acusa de homicidio.

Dos disparos en el cuerpo, uno a quemarropa

 

Según la autopsia, había dos proyectiles dentro del cuerpo. Uno ingresó “a la altura del tórax en la linea media axilar” entre la sexta costilla izquierda: la bala cruzó una vértebra para llegar hasta el hombro derecho.

La otra fue encontrada en la fosa ilíaca derecha, cerca del abdómen. Pasó por el retroperitoneo y “rompió la aorta y la cava”, lo que llevó al shock que le causó la muerte al hombre de 26 años.

Hay otra lesión detectada, un “tatuaje de piel”, que según fuentes tribunalicias citadas por Infobae, se debe a una lesión provocada por el fuego del disparo, lo que revela el tiro a quemarropa.

Fuera de la casa se encontraron tres vainas y el disparo a quemarropa. Según las fuentes, Ríos corrió a Moreyra, lo alcanzó porque estaba herido en el piso y lo remató. 

El hombre de 71 años había sido sorprendido mientras dormía por Moreyra y otros cuatro delincuentes que ingresaron a su vivienda y lo golpearon para que confesara dónde tenía dinero. Ríos tenía heridas sangrantes en su cabeza y lesiones visibles en un antebrazo y el rostro.

“Le pegaron una paliza fenomenal y lo querían torturar con un destornillador. Mi cliente actuó en su legítima defensa. El arma estaba registrada y tenía permiso para portarla”, aseguró su abogado defensor Marino Cid.

“Me siento mal hermano, no nací para matar a nadie”, dijo el jubilado, que cumple arresto domiciliario en contacto con Radio La Red.