El festejo de un trabajador rural en medio de la lluvia de este jueves en un campo de la zona de Oliveros puede dar dimensión del daño que produce la sequía para la producción agropecuaria.

A Diego Fernández, el trabajador en cuestión, lo filmó un compañero. Se lo ve saltar, levantar los brazos y hasta revolcarse en un charco de agua, casi como si fuera el festejo de un campeonato mundial.

Se estima que en el campo en el que estaba, ubicado entre Serodino y la Ribera, cayeron unos 50 milímetros durante unas horas.

Este viernes, en diálogo con el programa Radiópolis, de Radio 2, el propio Diego explicó por qué tanto festejo: “Con la sequía que hay se estaba muriendo toda la cosecha. Teníamos soja sembrada y quedó el maíz sin sembrar porque con la falta de agua no se podía”.

El trabajador dijo que hacía unos 9 meses que no se veía una lluvia como la de ayer y que ahora espera poder sembrar el maíz de segunda, aunque advierte que haría falta más agua, algo sobre lo que los pronósticos meteorológicos no dan esperanzas, al menos para enero.

Diego dijo que quienes sembraron maíz de primera tienen grandes pérdidas porque se murió todo. “No sirve ni para darle a los animales y eso va a ser otro problema en invierno”, advirtió.

La Guía Estratégica para el Agro (GEA) ya reportó la pérdida del 40% del cultivo sembrado en forma temprana en la región núcleo. “Son 80.000 hectáreas que dejarán 1.500 u$s/ha de pérdidas en campo alquilado y 780 u$s/ha en propio”, señalaron desde el servicio de estimaciones agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario. En maíz tardío, resta sembrar un 12% pero en las últimas tandas, por el atraso, ya se estiman mermas de un 30% y pérdidas de casi 350 u$s/ha para campos alquilados.

GEA proyectó además una cosecha de soja de 37 millones de toneladas, un 13% menos que en la última campaña. Un problema que puede condicionar a toda la economía argentina.