Comunidad Madre Tierra es un proyecto que se empezó a gestar entre dos familias que se juntaron en el año 2020 al comienzo de la pandemia pero con la idea preconcebida de armar un lugar donde vivir de una manera diferente. La pandemia aceleró aun más los procesos por la disponibilidad de tiempo, y actualmente son tres familias las que llevan adelante las fundaciones de una iniciativa en la que están las puertas abiertas y aun está casi todo por hacerse.

La idea de vivir en comunidad rodeados de naturaleza no es nueva y no se les ocurrió a ellos, sino que existen muchísimas experiencias similares en el país y en el mundo. De hecho, de tomar contacto con esos otros proyectos es que empezaron a germinar la idea de replicarlo acá.

“No conocíamos porque nuestros primeros hijos fueron todos a un proyecto de educación libre en Rosario que se llamaba La Casita, quedamos todos amigos desde esa época, algunos compartieron la inquietud y entre los que manifestamos ganas de formar el proyecto, comenzamos a idearlo”, contó a Rosario Valentín Donadío, uno de los integrantes de Madre Tierra.

“No hay un manual de como hacerlo. Podes escuchar la experiencia de otros pero las circunstancias, los lugares y la gente es diferente”, aclara de antemano para luego contar que ellos están haciendo camino al andar. Sin embargo, el concepto que persiguen es claro: lograr un cambio en la forma de vivir para hacerlo de una manera comunitaria, lo cual implica compartir con otras personas un proyecto de vida en diversos aspectos. 

“Desde lo que haces por el medioambiente hasta lo que haces emocionalmente para tratar de estar mejor, la idea es que podamos vivir permanentemente en el mismo lugar y tratar de tener un respeto muy grande por la naturaleza y por los seres vivos que nos rodean, logrando esta vida en comunidad y con un desarrollo integral del ser que nos lleve a estar mejor en todo sentido”, describió Valentín.

Madre Tierra se está formando en un espacio de 15 hectáreas ubicadas en la zona rural de Roldán, un predio que adquirieron en el año 2020 y que pertenecía a un sindicato. Así, previo a su llegada, en el lugar ya existía un viejo casco de estancia y una pileta, todo rodeado por un enorme bosque con muchas especies nativas. 

Allí planean diferentes espacios: una cocina común, un salón de usos múltiples para compartir e incluso abrir a quienes no vivan allí pero deseen usarlo para dar cursos o charlas, y luego habitaciones para cada familia o integrante de la comunidad. “Cuando se piensa la vida de esta forma, cambia la idea de todo, ya no necesitás una casa gigante porque tenés resueltas algunas cuestiones en los espacios comunes”, explica Valentín.

En Madre Tierra, a futuro también planean un proyecto educativo propio, donde los niños que crecen allí no deban trasladarse para estudiar y puedan hacerlo siguiendo un lineamiento propio. También preparan lugares para un centro de producción primaria, en el que habrá huerta orgánica, agroforestación, gallinas, entre otras cosas, con lo cual puedan tender lazos con otros productores y realizar intercambios.

“Es un proyecto que está en gestación”, aclara a cada rato Valentín para dar cuenta que no es fácil arrancar desde cero algo de esta magnitud ya que “hay que dedicarle mucho tiempo y compromiso”. La intención es llevar la comunidad a entre 10 y 15 familias ya que eso es lo que les permite el espacio con el que cuentan. 

“Nuestro propósito es vivir juntos, en unión, coherencia y respeto hacia la naturaleza, explorándonos y acompañándonos en esta escuela que es la vida”, definen en la página web propia donde cuentan en profundidad la idea.

“Nuestra visión es formar una comunidad de seres viviendo en armonía y cooperación, donde nos reunimos periódicamente para estudiar, sentir, compartir, trabajar el desarrollo individual para realizarnos como seres plenos. Un espacio donde se respeta y se trabaja con la naturaleza, la sustentabilidad y el respeto por cada ser. Nuestras casas son energéticamente eficientes, construidas con materiales nobles y respetando el medio ambiente, buscamos la sustentabilidad generando y minimizando recursos energéticos, reciclamos y minimizamos la basura que generamos, compartimos una alimentación saludable, con un almacén propio y generando todo lo posible en la huerta, granja y bosque comestible”, aseveran.

Actividades abiertas

Madre Tierra no busca de ninguna manera convertirse en un espacio cerrado, más bien todo lo contrario. Muestra de ello es que el pasado sábado 22 y el domingo 23 de abril realizaron una jornada de forestación abierta a todo público donde plantaron 120 árboles nativos, una iniciativa que hay habían llevado adelante en otras oportunidades.