A Silvia Beatriz Monzón, la hija mayor del ex boxeador, le diagnosticaron cáncer de mama hace tres años. Tras una intervención quirúrgica, quimioterapia y el afecto de sus allegados pudo salir adelante. En pleno tratamiento la mujer comenzó a perder el cabello y Susana Giménez le regaló una de sus pelucas.

Silvia contó en una entrevista a Teleshow que primero tuvo que someterse a una operación en la que le que le extirparon dos tumores malignos para luego llegar adelante un tratamiento de quimioterapia y como consecuencia se le cayó el pelo.

"Verte pelada es muy duro para una mujer, es muy fuerte para la familia", recordó la hija de púgil y explicó que probó varias alternativas para ocultar que se estaba quedando sin cabello, pero que finalmente se decidió por un sombrero y descartó las pelucas, pese a que una de ellas tenía una historia en particular porque se la había hecho llegar Susana Giménez. "Mis hijas me decían que me pusiera esa peluca, que me quedaba bien. Pero yo no me sentía cómoda".

La mujer, quien ya superó la enfermedad, destacó el noble gesto que tuvo con ella diva de los teléfonos y la que fuera pareja de su padre a mediados de la década de los 70´: "Ella tiene la mejor conmigo".

Susana siguió de cerca los procesos por los que iba pasando Silvia y se mantuvo en contacto con ella a través de su secretaria personal, Inés Hernández. En octubre de 2014 cuando se hizo el relanzamiento de La Mary, película que protagonizó Carlos Monzón, la conductora invitó a la hija del campeón a que estuviera presente. "Era la primera vez que yo aparecía públicamente, que salía y tenía el pelo cortito, por la quimioterapia. Nadie me conocía", explicó.

Silvia decidió dejar atrás los rencores del pasado, aquellos que generó su padre después de abandonar a su madre Mercedes Pelusa García mientras se rodaba La Mary para irse con Susana Giménez: "Ahora valoro que Susana tuvo un amor con mi papá, aunque cuando vos sos chica no querés que eso pase", recordó y agregó: "Pero lo bueno es que ellos se amaron, se quisieron, y en la vida de Susana quedó un buen recuerdo de mi papá. El tiempo pasa, las asperezas se liman y aceptás ciertas cosas. Yo también lo perdoné a mi papá, antes de partir de este mundo, pude charlar con él”.

"Gracias a la fe, a la contención de mis hijos, mi marido y mis amigos pude salir adelante muy bien. La pesadilla ya pasó. Ahora tengo el pelo largo y me lo puedo cortar”. Concluyó.