"El cazador de historias", la obra que Eduardo Galeano terminó de escribir un año antes de morir, llega a las librerías este lunes con una estructura literaria en sintonía con la de sus últimos libros, pero con la particularidad de que por primera vez, con toda la sensibilidad y crudeza que lo caracterizan, se permite hablar de sí mismo y reflexionar en torno a la muerte.

Se trata de la publicación que por cuestiones de salud decidió postergar y de textos que escribió después a los que llamaba "Garabatos". De la mano de su histórica editorial, Siglo XXI, todos esos microrrelatos, textos y "garabatos" delinean así este libro póstumo del escritor uruguayo (1940-2015) que pone punto final a su amplia bibliografía.

"Su pasión era escribir", aseguró su editor, Carlos Díaz. Por eso, cuando terminó con "El cazador", el autor de la emblemática obra "Las venas abiertas de América Latina" se puso a trabajar en nuevos textos, de los cuales dejó "algunos cerrados y otros inacabados; revisamos el material y vimos qué parte se podí­a integrar. Fue un trabajo de la editorial y de su mujer, Helena Villagra".

Tal vez porque era consciente de que la muerte rondaba –peleó contra un cáncer de pulmón por casi ocho años–, el uruguayo sumó dos secciones de tono más autobiográfico: "Los cuentos cuentan", que son historias surgidas a partir de sus obras, y "Prontuarios", donde reúne textos sobre sí mismo, su relación con Juan Carlos Onetti y recuerdos de viajes por América Latina, la porción del mundo que ocupó sus mayores preocupaciones literarias.

"Es como conocer un Galeano raro. Si bien cuando hablabas con él era común escuchar esas historias personales porque las contaba mucho y muy bien, nunca las habí­a puesto por escrito, lo hace por primera vez. En ese sentido, puede despertar emociones, son historias preciosas, más extensas y con marcas de oralidad: es como estar escuchándolo a él", dice su editor.

"Quise, quiero, quisiera" es el apartado final de libro y es precisamente el agregado que Galeano no previó incluir. "Vimos que una vez terminado el libro habí­a estado reflexionando sobre la muerte y es raro porque él no hablaba de eso o de sus enfermedades, como mucho podí­a decirte que estaba cansado de los médicos, y sin embargo escribió unos relatos muy impactantes, algunos tiernos, otros muy angustiantes", adelanta Díaz.

Esa última sección titulada con el poema navajo, "Quise, quiero quisiera", que el propio Galeano había elegido para que cerrara la obra, es ahora un puñado de escritos que dan pistas para entender "qué pensaba un tipo que vivía con tanta intensidad y en realidad es mucho de lo mismo que la mayoría de los mortales: reflexión, angustia, curiosidad", cuenta.

Pero además de permitirle al lector ver más allá de su literatura, Galeano dejó plasmado en este libro una lúcida y comprometida impresión de cronista a través de unos exquisitos microrrelatos reunidos en "Molinos de tiempo", donde deshoja aquellos de los temas que más "lo obsesionaban", como leyendas, deidades, sociedades antiguas, indígenas y orientales, costumbres; atropellos injustos y resistencias sociales y políticas.

En palabras de su editor, la primera parte del libro "es una mirada crí­tica del siglo XXI pero con el estilo de él; es como una especie de alienígena que llega a la tierra y mira sin entender cómo es que tenemos ciertas actitudes tan autodestructivas, locas, que son contradicciones en sí mismas. Son sus temas recurrentes que te los hace ver con ojos distintos".

Tras "Mujeres", el último libro publicado a menos de un mes de su muerte, "El cazador de historias" vuelve a mostrar un Galeano auténtico y con "la continuidad de lo que vení­a trabajando en los últimos años, pero con la singularidad, y esta es una interpretación mí­a, de que probablemente sentí­a que iba a ser su último libro", piensa Díaz.

Se refiere a que el autor de "Las venas abiertas de América Latina" a diferencia de este libro donde se entretejen anécdotas y reflexiones a tono personal "nunca fue autorreferencial en su obra, no le gustaba hablar de sí mismo y si lo hací­a era en clave de sorna. Y además odiaba cualquier cosa que pudiera sonar a engaño, que hablen de él le chocaba profundamente, incluso hasta en una contratapa", recuerda Díaz, su editor pero también su amigo. 

Por esa razón, "El cazador de historias" llegará a las librerías el próximo lunes pero no será presentado. La decisión no es casual, el mismo Galeano tampoco era grandilocuente cuando lanzaba un nuevo libro: con su ritmo sereno y su voz tan peculiar leía sus escritos frente a auditorios repletos de gente que les alcanzaba con escucharlo a él. Y como siempre, fueron sus lectores quienes difundieron con el boca en boca sus obras.