Este viernes a las 21.30, en Gran salón de Plataforma Lavardén, Sarmiento y Mendoza, Mariana Baraj y Fernando Barrientos presentan Cuchi Violeta 100 años.

El concierto, que integra el ciclo "De Par en Par" que se desarrolla los viernes en el espacio cultural provincial, es un homenaje a la obra de la compositora chilena Violeta Parra y del compositor argentino Gustavo “El Cuchi” Leguizamón en el año en que se cumple el centenario del nacimiento de ambos.

La entrada es libre y gratuita, y la capacidad del Gran Salón es limitada.

Antes del recital, la cantante, percusionista, charanguista, productora y compositora Mariana Baraj dialogó con Rosario3.com

—¿Cómo surgió la idea de plasmar este homenaje a Violeta y El Cuchi?
—Este proyecto surge de la inquietud de juntarnos a tocar con Fernando (Barrientos). Ya lo veníamos haciendo con Raúl Orozco y el propio Fernando (que integran el dúo Orozco Barrientos) y nos dimos cuenta de que había ahí una química y un ensamble muy natural con nuestras voces. Y pensamos que sería bueno seguir haciendo cosas. Justo este año se cumplía en centenario del nacimiento de dos artistas que son referentes fundamentales para nosotros. Entonces, pensamos que sería bueno juntarnos y juntar ambos universos.

—Cantar canciones ajenas no es una acción extraña para vos, si bien componés, lo has hecho. ¿Qué representó para ustedes esto de poner la voz en estos temas?
—Para nosotros, abordar el repertorio de dos compositores de peso como El Cuchi Leguizamón y Violeta Parra, un repertorio tan intenso y tan profundo, es un gran desafío. Por una parte, nos encuentra abordado la música como intérpretes. Fernando es compositor desde siempre y yo fui creciendo a partir de mi cuarto disco, que es Churita (2010). Y este encuentro abre también otro desafío que es poder armar una lista de canciones, siendo que es tan amplio y tan vasto el repertorio y la obra de ambos, del Cuchi y de Violeta.


—Ya que lo mencionás, ¿cómo fue la selección de temas?
—Lo que intentamos hacer con Fernando es encontrar esas canciones que sentíamos que nos quedaban mejor para nuestro registro ya que estamos casi todo el tiempo en el show cantando juntos entonces. Y el eje está puesto en eso: canciones que sentíamos como un poco más naturales a la hora de interpretarlas y en las cuales podemos poner un punto de vista personal porque, en definitiva, es lo que hace el intérprete, ¿no?: exponer un punto de vista sobre la idea de otro.

—¿Cuánto cambia ese punto de vista que mencionás a las canciones elegidas?
—Las hemos mantenido dentro de lo que es la forma. Pero como nuestra naturaleza es un poco hallar un costado experimental eso hace que las versiones no estén tan pegadas a las originales. Son canciones que se han convertido en clásicos hace tiempo y lo lindo es qu. todos nos encontramos en ellas. 

—Cuál es el lugar que le otorgás tanto a Violeta como al Cuchi en la música popular?
—Como para partir de algún lugar, te digo que son dos artistas muy ligados a mi infancia. Las primeras versiones de los temas de El Chuchi han llegado a mí a través de mi padre, Bernardo (Baraj) como “La Pomeña”, por ejemplo. Entonces. es una obra que me acompaña desde siempre. Y la obra de Violeta vino a través del homenaje de Mercedes Sosa, que llegó en formato de vinilo a mis manos y me abrió todo un universo. Son dos artistas que siguen marcando caminos. Tanto la obra de El Cuchi como la de Violeta permiten una lectura y un abordaje desde diferentes lugares. Son dos músicos que las nuevas generaciones han tomado y que se han versionado en distintos géneros. Creo que ese es el valor de unas obras que tienen una apertura y una amplitud impresionantes.

—Dijiste: “Cuando escuché a Violeta se abrió un universo” ¿Cómo es eso?
—Lo primero que rescaté de ella fueron las recopilaciones que hizo y que, pienso, tienen un gran valor junto a las recopilaciones de otra gran mujer que ha sido Leda valladares. Creo que Violeta ha sido una artista que empezó a ser valorada más tarde y no en el tiempo en que debería haberlo sido. Eso es algo muy fuerte. Ella en su momento fue una artista incomprendida a la que le costó mucho poder hacer un desarrollo de su obra y su carrera. Lo paradójico es que, años después, su obra haya tomado el peso y el valor que logró. Es muy fuerte.