Luego del estreno del último fin de semana, continúan las funciones de las obras Bea y Congénita. Ambas se presentan viernes y sábados (respectivamente) a las 21.30, en el Teatro de la Manzana, San Juan 1950. Ambas integran una trilogía junto a La parte rencorosa, obra que se presentará los sábados de abril en la misma sala.

Si bien Bea, Congénita y La parte rencorosa están unidas por el mismo universo dramático, las tres piezas se desarrollan con independencia “tanto a nivel dramatúrgico como desde la puesta en escena”.

Los hilos que las articulan son la corrupción, la violencia y la oscuridad de las personas en relación a otros y para sí mismas.

Con el crimen como disparador inicié un camino que llevó más de un año de proceso creativo. Pero no culmina ahí, porque nos quedan las funciones, ensayos entre funciones, etc, por recorrer. Mi trabajo es metódico, es el modo de abordar una nueva obra”, explicó la dramaturga y directora Mariana Valci sobre su trilogía a Rosario3.com.

A las obras las une un misterio a resolver, el suspenso y la relación de cada personaje para con el otro y su entorno"

Bea es la madurez de una personalidad oscura que saca ventaja de la coyuntura. Congénita es “la evolución de una perturbación que se lleva en la sangre”. Y La Parte Rencorosa representa la sentencia y la venganza.

La decisión de presentarlas finalmente como “independientes” surgió del encuentro con los elencos.“Llegué hasta la mitad de las obras, se las presenté a las actrices y los actores, y la abordamos desde distintos entrenamientos para ver a los cuerpos en acción y lograr que la dramaturgia contenga esos cuerpos. Ahí surgieron ideas, disparadores, y me senté a rever los textos”, contó Valci.

"Bea"


Con la versión final de los textos, llegaron los ensayos y la puesta en escena “que involucra a los asistentes de dirección y a cada integrante del grupo que trabaja en la producción”.

“A las obras las une un misterio a resolver, el suspenso y la relación de cada personaje para con el otro y su entorno. Son seres que se corrompen, lastiman y evolucionan de la peor manera (…) No hay personas buenas ni malas, los límites se borran y son las acciones las que definen las características de cada personaje”, abundó la autora sobre la trama en la que “engaño” y “manipulación” aparecen de manera constante.

Creo que toda obra plasma un clima de época. Es inevitable. El arte moviliza y es un modo de militancia"

—¿Porqué decidiste abordar esos tópicos en las historias?
—Esto lo estuvimos charlando con los asistentes de dirección (Lucía Morabito y Julián Viso) a modo de reflexión. Porque sucede al inverso, cuando me siento a escribir las obras, no analizo aquello que surge, es como que brotan ideas. Y esas ideas surgen por mis vivencias, el contexto social del momento. Creo que toda obra plasma un clima de época. Es inevitable. El arte moviliza y es un modo de militancia. Ahora, cuando uno se sienta a escribir las obras, no pienso en la finalidad de las mismas sino que dejo que me guíen mis impulsos. Luego, cuando están listas y a punto de estrenarse, todas tienen que ver con el momento histórico en el que fueron creadas. 

“El contexto social en el que vivimos atraviesa a las personas de manera violenta. No es nuevo, pero el clima de época profundiza esta idea. Somos seres cada vez más individualistas. La tecnología hace que cada uno esté inmerso en su mundo sin necesidad de relacionarse. La presión de la sociedad, los mandatos familiares, la relación con el otro, hacen que una persona pueda violentarse. Quizás se corrompa para cumplir, para pertenecer. Un poco de esta presión, sumada a la intolerancia por el otro, el distinto, el que no es igual a mí, también engendra violencia en las relaciones sociales. Abordar estos tópicos desde el teatro nos interpela. Nos genera una duda interna sobre el lugar que ocupamos y la forma en que lo habitamos”, abundo.

Cada escena responde a una estética que engloba a cada obra y se percibe a través de los sentidos en cada función"

—¿Cuál es lugar que le das al teatro en este contexto?
—La ideología subyace a cada expresión artística. Para mí el teatro es un medio de comunicación. Nosotros hacemos teatro para relacionarnos de manera carnal y más orgánica. Hoy, la mayor parte de la sociedad se constituye desde internet y frente a esto, está el teatro. Con cada decisión que pongamos en escena estamos comunicando algo. Y allí, en cada puesta estamos nosotros: actrices, actores, asistentes de dirección y directora, frente a los espectadores, en un instante preciso. Es luchar por el mundo en que uno quiere vivir, pero desde el arte.

"Congénita"


—¿Podrías hablarme de la puesta en escena?
—Buscamos trabajar géneros distintos. Así, Bea terminó siendo un policial, Congénita una tragedia dramática y La parte rencorosa, una obra de suspenso psicológico (…) Cada escena responde a una estética que engloba a cada obra y se percibe a través de los sentidos en cada función. En Bea la escenografía es minimalista y con vestuarios de colores opacos, como los caracteres de los personajes. Con estructura circular, la escena del crimen se encuentra cercada de espectadores a modo de cordón Congénita es un policial. En esta, el espacio escénico es el más amplio de las tres obras y todo se lleva al máximo. Y en La parte rencorosa, la puesta es matemática pura, en contraposición a la historia que juega rompiendo la lógica de la línea temporal . en la inestabilidad psicológica de los personajes. Escenografías a cuadros, blancos y negros, como un tablero de ajedrez en donde hay que hacer jaque al que tiene más poder.

Ficha técnica

En Bea actúan Lucía Morabito, María Bardach, Horacio Guaragna, Ana Thompson, Nicolás Pigliapoco y Lily Rodríguez; el maquillaje es de Ana Thompson; y la asistencia de dirección, de Julián Viso.

En Congénita actúan Sofía Carozzi, Danisa Bossicovich, Clarita Frana, Desiré Angeloni y Gabriel Sánchez; el maquillaje es de Desiré Angeloni; y la asistencia de dirección, de Lucía Morabito.

El elenco de La Parte Rencorosa está integrado por Andrea Guastella, Desiré Angeloni, Clarita Frana, Sofía Carozzi, Gabriel Sánchez y Lucía Morabito, con la asistencia de dirección de Julián Viso.

En las tres obras: peinados de Héctor Gabriel y fotografía de Ariel Smania.

Dirección y dramaturgia: Mariana Valci