El consumo de drogas es un eficiente destructor de comunidad en donde se instala. En Rosario además del dolor y el trastorno que produce en grupos familiares e individuos, afecta la convivencia comunitaria y es uno de los pilares de la violencia urbana y narco criminal que la atraviesa. La labor pastoral de Belay junto a quienes sufren adicciones es un registro de la violencia y degradación que padece Rosario en la última década. En su derrotero surgen el abandono a temprana edad, la pérdida de los vínculos familiares, el individualismo extremo y un enojo que se incubó en la falta de una perspectiva de futuro y acceso a bienes materiales que se ven pasar por el costado. Este episodio forma parte de la serie sobre violencia que comenzó el periodista Ricardo Robins.
El padre Fabián Belay conoce de primera mano las consecuencias que produce en las personas y la comunidad esta forma abarcadora de la economía de mercado (ilegal). Hace 13 años trabaja junto a laicos y curas en opción por los pobres en la contención de hombres y mujeres con consumos problemáticos de drogas. Primero en el centro de Rosario, en la zona de la Catedral con personas en situación de calle, y luego en centros de día distribuidos en diez barrios de la periferia rosarina.
Pero también aparecen en la palabra de este religioso su amor por el prójimo, la fe en dios y el ser humano, la satisfacción de acompañar a personas que se recuperan de sus adicciones y logran acceder a un trabajo y rencauzar sus vidas. Restablecer comunidad, una idea que se desprende como un mantra en cada reflexión del padre Belay.
El retiro del Estado de los barrios, es el abandono de quienes los habitan. Y los lugares vacíos se ocupan. Una política que se habla a sí misma, como expresó Belay en un pasaje del episodio, que afirma su identidad en la división y se destrata a los gritos, es la expresión mediatizada de la desorganización comunitaria que afecta a la sociedad.
Repensar las formas en que convive, genera y distribuye beneficios la población pareciera ser clave, para este religioso rosarino, si realmente se quiere bajar los niveles de consumo y pacificarla. Recrear sentido de comunidad: social, política y económica como bases de un cambio de escenario a futuro.
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