El docente Ariel Cabrera, que por el momento es el único detenido como sospechoso del crimen de la hincha de Rosario Central Ivana Garcilazo, fue interpelado este miércoles por Daniel, testigo y pareja de la víctima. Daniel tomó la palabra después de un breve descargo del padre de Ivana, que se vio ahogado por el dolor. “Soy el marido. Quisiera saber por qué lo hiciste. O qué se te cruzó por la cabeza al momento de hacer eso; no me tiraste a mí, que estaba más cerca”, preguntó el joven viudo.

“Lo único que te puedo decir –respondió Cabrera– es que en ningún momento quise matar a nadie, y de hecho no lo he hecho. Acompaño en el dolor de tu familia. Estoy completamente a disposición de la Justicia para que esto se aclare. Acompaño el dolor, porque tengo mi hermana y mi madre son de Central”.

El descargo fue minutos antes de que el juez Florentino Malaponte dictara prisión preventiva por el plazo de ley para Cabrera, que se presentó como preparador físico, entrenador personal y estudiante universitario de historia.

Una pequeña multitud –cadetes, allegados, amigos y familiares con pancartas– siguió la audiencia desde la entrada del Centro de Justicia Penal con una consigna clara: “Justicia por Ivana”. También hubo gritos de “asesino” para Cabrera, a quien esperaron a la salida para reprocharle la acción criminal en el pos clásico.

En su reconstrucción de los hechos, Ávila indicó que el 30 de septiembre Cabrera se juntó a ver el partido en un domicilio de la zona de Catamarca e Iriondo, junto con el fugitivo Damián Reinfestuel y un “tercer hombre” que permanece sin identificar, al menos formalmente.

Fue un trayecto de 2.5 kilómetros que quedó evidenciado por la geolocalización de los celulares y respaldado por cámaras de seguridad y testimonios.

En Ovidio Lagos y Montevideo, al ver venir a Ivana con ropas de Central, “en forma conjunta tomaron baldosas de la vereda y asumiendo la posibilidad cierta de dar muerte tanto por el impacto directa como por la posibilidad de hacerla perder el control de la moto como por la posibilidad de ser arrollada” el trío arrojó piedrazos a Ivana, con el resultado de que la chica sufrió un traumatismo encefalocraneano tal que le produjo la muerte.

El imputado Cabrera fue quien se trenzó en lucha segundos después con Daniel, que iba en otra moto. En la refriega, le quitó la linga y terminó escapando por Montevideo hacia Callao, donde descartó la cadena. Los otros agresores escaparon hacia el oeste.

Investigación pública


“Tomamos la decisión de hacer públicas las imágenes porque tenían calidad y la ciudadanía podía reconocer a los autores. Sobre el de buzo rojo fueron múltiples las manifestaciones. Dijeron que era Damián Reinfestuel. Una persona aportó el teléfono. Solicitamos las antenas y estas lo colocaron en el lugar del hecho, luego en Pérez. Se constató que después del hecho realizó una única llamada a la línea de Cabrera. Fue a las 19.42”, detalló el fiscal Ávila sobre los pasos de los sospechosos en los minutos posteriores.

En el proceso de identificación, antes de difundir las identidades, la Fiscalía consultó los padrones de socios de Newell’s y dio con fotos de Cabrera y Reinfestuel. La fiscalía también recibió testimonios y correos electrónicos de testigos reservados. Todo fue enumerado como evidencia ante el juez Malaponte.

Un aporte importante lo hizo la pareja de Cabrera, que le recriminó su silencio durante 10 días y lo conminó a entregarse. El día del crimen, Cabrera recién volvió de madrugada, es decir el 1° de octubre.

“Son unos pelotudos, unos hijos de puta que tienen 40 años al pedo”, consta que declaró la mujer, pareja del sospechoso durante una década.

Por esos días, Cabrera, que “usó colita toda la vida”, se cortó el pelo. Una decisión que fue interpretada como un intento de dificultar una identificación que ya era inminente.

La defensa no cuestionó la ubicación en tiempo y lugar de Cabrera por la evidencia sólida al respecto, pero cuestionó la calificación legal de homicidio agravado en ocasión de un espectáculo deportivo.

En ese sentido, los penalistas Alberto Tortajada y Sergio Larrubia dijeron que “el propósito fue causar daño, no la muerte” y señalaron que se trató de un “delito preterintencional”, es decir más allá de la intención. Indicaron que “no consta de quién provino la piedra que causó la muerte de Ivana”, por lo que aún no se puede hablar de autores y coautores.

“Se quiso cometer una agresión, y lamentablemente pasó a mayores”, indicaron los penalistas.

El fiscal Ávila contraatacó esta posición. "La defensa nos va a decir que se presentó, pero ello fue doce días después del hecho, tras allanamientos y luego de que se haya hecho público el pedido de captura. Claramente, no es una entrega voluntaria; no le quedaban muchas alternativas. Se sabía buscado y (la decisión de entregarse) fue una medida de salvaguarda”, consideró el funcionario del Ministerio Público de la Acusación.

En tanto, hubo una tercera posición en el debate por la calificación jurídica. La querella, a cargo del abogado Marcos Cella, aseguró que se trató de un crimen "bestial", "de odio" y "premeditado", que obviamente tendría una pena de prisión perpetua.

El taxista y el prófugo identificado

Ávila dijo que impulsó una investigación sobre el operario de la Central 911 que atendió el llamado de un taxista que siguió los pasos del prófugo Reinfestuel. El taxista declaró ante el fiscal y los medios que vio la agresión y decidió ir a perseguir a Reinfestuel y al tercer hombre. Pero cuando pidió que un patrullero persiga al sospechoso, el funcionario del 911 le cortó, no sin antes decirle: “Nosotros sabemos hacer nuestro trabajo”.

“Lo que podría haber sido una fácil aprehensión de una persona que estaba huyendo a pie a pocos cuadras del lugar del hecho por una mala gestión de la llamada se perdió la oportunidad y hoy no estamos lamentando de no tener a Reinfestuel en el banquillo”, se quejó Avila en conferencia de prensa.

El investigador dijo que existe la información de que Reinfestuel no pasó por un paso migratorio custodiado por la Argentina, pero que es casi un hecho que cruzó a través de un paso clandestino por la localidad salteña de Salvador Mazza hacia Bolivia.

En ese marco, expuso que Interpol ya recibió un pedido de alerta y las autoridades del país vecino fueron notificadas. El escape se habría dado antes de que se conocieran las imágenes de los sospechosos.