Roto el escenario de tercios que durante años marcó la política santafesina, la elección de este año para definir quién será el próximo intendente de Rosario asoma polarizada y para alquilar balcones: de un lado, el frente de frentes que reunirá a la gran mayoría de la oposición no peronista, del otro la alianza que surgirá del acuerdo entre el PJ y Ciudad Futura. El acuerdo entre éstas dos últimas fuerzas políticas se aceleró en los últimos días a partir de contactos entre representantes de los dos precandidatos que ya lanzaron y desde hace mucho tiempo sostienen su vocación por gobernar Rosario –Roberto Sukerman y Juan Monteverde–, a los que se espera que se sumen otros, entre los cuales podría estar, si no da la pelea por la Gobernación, el senador Marcelo Lewandowski.

La  posibilidad de que Monteverde compitiera en las Paso dentro de una gran interna con los precandidatos del peronismo estuvo también en 2019 y la impulsaba el propio Sukerman, que en la general quedó segundo a apenas un punto y medio del ganador de aquella elección, el actual intendente Pablo Javkin. Pero las negociaciones se trabaron, entre otras cosas, porque la conducción del PJ no aceptó que Ciudad Futura llevara una lista de candidatos concejales por fuera. En aquellos comicios, Monteverde sacó el 15 por ciento de los votos. Es decir, que solo una ínfima parte de esos sufragios hubieran alcanzado para cambiar el resultado de los comicios.

La condición de ir con una lista por fuera la mantiene para este año Ciudad Futura, pero a diferencia de entonces, según fuentes cercanas a Monteverde, el justicialismo está dispuesto a aceptarla.

Ese es uno de los puntos que estuvo incluido en el temario de una primera reunión que representantes de Monteverde y Sukerman tuvieron en los últimos días, con la idea de redactar la letra de un acuerdo al que se espera sumar a todos los sectores involucrados. La idea es no demorar la discusión, que no queden detalles sueltos, para que no pase justamente lo de la elección pasada y la negociación se trabe, como dijo una fuente partidaria consultada por Rosario3, “20 minutos antes del cierre de listas”.

Desde Ciudad Futura aseguraron que no solo el sector de Sukerman acepta que ellos lleven lista de concejales por afuera, sino que también hay conformidad con los otros dirigentes con los que vienen manteniendo conversaciones. En el PJ son más prudentes: no lo niegan, pero lo relativizan al señalar que la cuestión está encaminada, no resuelta. "No es lo más prolijo, pero si tenemos vocación real de gobernar Rosario no podemos poner adelante las pequeñeces", plantean fuentes cercanas de Sukerman. 

Lo que sí parece quedar claro de las conversaciones de los últimos días es que Sukerman y Monteverde se comprometen a sostener sus candidaturas, para “conformar así la cancha de la interna”, en cualquier escenario. Es decir, así sean solo ellos dos los únicos contendientes o se sumen otros. Nombres posibles hay de sobra: entre ellos Lisandro Cavatorta y Alejandro Grandinetti del perottismo, Diego Giuliano del massismo y, si no es candidato a gobernador, Marcelo Lewandowski. 

La cuestión sobre la cantidad y quiénes serían los precandidatos no es menor. Mientras más postulantes peronistas haya más posibilidades de ganar las Paso tendrá Ciudad Futura, pues el PJ dividirá votos. Al mismo tiempo, si juega o no Lewandowski es otro factor determinante, porque se trata de un candidato de competitividad probada en la ciudad. 

Los últimos movimientos del senador lo muestran, a diferencia de lo que pasaba meses atrás, más inclinado a competir en la ciudad, que es lo que le aconsejó Cristina Kirchner. El enfrentamiento con el gobernador Omar Perotti y las dificultades para obtener los recursos para una campaña provincial son algunas de las cuestiones que lo desalientan a intentar ir por la Gobernación, cargo para el cual es el peronista que más mide.

Otra cuestión que se incluyó en las conversaciones es la idea de establecer compromisos éticos y políticos que le den forma a una plataforma básica del nuevo espacio, que tendrá una identidad nueva, no asociada al nombre Partido Justicialista ni Frente de Todos.

Esa exigencia de Ciudad Futura no es un problema para el peronismo local, pues en Santa Fe desde hace tiempo el PJ recurre a identidades que lo diferencian del armado del partido a nivel nacional: en 2019, por caso, fue Juntos, no Frente de Todos.

Hay otra coincidencia que es fundamental para que esta vez el armado que no pudo ser en 2019 se concrete. Tanto en el PJ como en Ciudad Futura entienden que la posibilidad de que un acuerdo entre ambos sectores llegue al gobierno de la ciudad está más abierta que nunca, en un marco de fuerte desgaste de la actual gestión municipal y en una elección en la que, frente al malestar de la ciudadanía ante la actual situación, los oficialismos enfrentarán duras dificultades para sostenerse en el poder. Pasa lo mismo que con Juntos por el Cambio a nivel nacional: no hay mayor incentivo para la unidad que la chance real de un triunfo.

En ese marco, también serán claves las definiciones en la otra vereda, la del frente de frentes, donde aun con el desgaste de la gestión Pablo Javkin, que no definió si irá por la Gobernación o por la reelección en la ciudad, es el candidato más competitivo. 

Queda además una respuesta a una pregunta compleja: Rosario es una ciudad que le ha sido esquiva al justicialismo en los 40 años desde la recuperación de la democracia. ¿Estará esta vez dispuesta a quebrar ese límite y votar a un candidato a intendente que vaya bajo ese paraguas partidario, cuando a nivel nacional todo indica que los vientos soplan hacia el antiperonismo?