El experto en Relaciones Internacionales y docente universitario, Esteban Actis, destacó el salvataje financiero del Tesoro de Estados Unidos para con el gobierno argentino como un “espaldarazo” político y financiero al presidente Javier Milei, algo inédito y que no registra antecedentes al menos hasta los años 90.

Sin embargo, el especialista advirtió que ese apoyo significará “pérdida de autonomía” para el país en materia de decisiones en cuanto a las relaciones exteriores y “mayor subordinación y dependencia, con muy difícil margen de maniobra” a los intereses de Washington.

Actis es doctor en Relaciones Internacionales, profesor de investigador de la Universidad Nacional de Rosario, y asociado a la Consultora Insight-Lac. Charló con Rosario3 sobre la asistencia financiera anunciada por la gestión de Donald Trump para la administración argentina después de la corrida cambiaria de hace 10 días y el paso de Milei por la Asamblea General de la  Organización de Naciones Unidas (ONU).

-¿Cuál es tu mirada sobre el salvataje financiero de Trump para con el gobierno de Milei?

-Dos lecturas. Una es política. Y es el vínculo de Trump con América Latina y una visión ideológica muy marcada con diferentes gobiernos. Por un lado, una mirada antagónica a los que se distancian de su proyecto político como con los gobiernos de Lula (Brasil) y Petro (Colombia) a quienes les aplicó medidas coercitivas como aranceles y desertificó en término de lucha contra drogas; en cambio, con Milei, en sintonía muy fuerte con Trump, la decisión del Tesoro norteamericano de dar un respaldo político y económico en el momento de corrida cambiaria.

La otra lectura es la geopolítica. La administración Trump es una de las últimas en Estados Unidos que más ha intentado lograr influencia en América Latina y el Caribe cuando a nivel global se discuten áreas de influencias donde las grandes potencias tienen un mayor control sobre su geografía próxima. Hasta ahora Trump la hacía con garrote, coerción y amenaza, ahora con Milei apareció la zanahoria en términos financieros. Esa influencia va a tener un correlato y es la de influir sobre decisiones en la política argentina pensando en aspectos de política internacional de interés para la Casa Blanca. 

-¿A cambio de qué es el ayuda financiera anunciada por la administración Trump? 

-Hay mucha especulación sobre eso. Es muy difícil saber y me cuesta creer que esté prefijado. Puede ser que otras burocracias -independientemente del Tesoro como el Pentágono o el Departamento de Estado de la Cancillería cuando tengan que exigir algo se van a cobrar ese apoyo. Los márgenes de maniobra que va a tener Argentina para negarse a un pedido de esos ámbitos se van a reducir. Por ejemplo, en el mayor acceso a minerales críticos como cobre o litio por parte de empresas norteamericanas. Otra, es la muy marcada cooperación tecnológica en empresas como Invap, accesos a puntos logísticos como el de Ushuaia y la idea de construir un polo logístico, o el control de la Hidrovía. Este anuncio del Tesoro implica mayor subordinación y mayor dependencia, con un muy difícil margen de maniobra. 

-¿Esto significa pérdida de soberanía para la República Argentina? 

-No creo que haya pérdida de soberanía porque las decisiones sobre las políticas públicas las sigue aplicando Argentina. Hay pérdida de autonomía porque las decisiones se toman en base a las presiones externas, cuando un país tiene autonomía en materia de relaciones externas es cuando puede tomar decisiones sin presiones externas. 

Como decíamos, en determinadas condiciones, la presión de EE.UU. va a estar y Argentina va a estar condicionada, inclusive para ejercer sus vínculos externos de manera autónoma. Un ejemplo es el vínculo con China que va a estar afectado por los requerimientos de Washington de ir alejando la influencia china comercial, financiera y política de América Latina y el Caribe; como ya sucedió en Ecuador.

Uno intuye que si llega el Swap con EE.UU. se va a pedir que se cancele el Swap con China.

-¿Crees que dependerá fundamentalmente del propio Milei en poder llevar adelante los cambios necesarios tras el salvataje anunciado por el secretario del Tesoro,  Scott Bessent? 

-Sí, efectivamente. Hasta hora el Tesoro se ha presentado como un garante y ha sido un anuncio contundente, es un respaldo político no menor, le está diciendo a los mercados que está detrás del Banco Central argentino. Los mercados están mirando si el gobierno de Milei logra tener musculatura parlamentaria para un conjunto de reformas de cara al 2026. Es importante y se irán viendo los instrumentos que el Tesoro decida aplicar. El Swap es viable, no requiere ningún tipo de aprobación parlamentaria argentina, a diferencia de un crédito. Y la compra de bonos argentinos es algo que no se hace habitualmente. En ese sentido, al gobierno argentino ahora le toca jugar políticamente y traducir en fortaleza en la política doméstica ese apoyo internacional.

-¿Y si el resultado electoral del 26 de octubre es desfavorable para Milei?

-La situación de inestabilidad política y económica se va a profundizar independientemente del apoyo internacional. En ese contexto concreto habrá que ver las acciones que van a venir desde EE.UU. frente a un gobierno que va a tener problemas de agenda y conducción política, y de la confianza de los actores económicos. 

Este espaldarazo al gobierno argentino le ha servido para tener iniciativa política, manejo de la agenda, sacar al mercado y al dólar de los medios (de comunicación) al menos por este mes, y así volver a tener tranquilidad política para traducirla en un mejor desempeño electoral.

-¿Existen antecedentes de un apoyo similar de un presidente de Estados Unidos a un gobierno de otro país? 

-Hay que remontarse a 1995 cuando hubo una asistencia del Tesoro a México con una línea de créditos muy fuerte, donde hubo críticas por pérdidas de soberanía y atribuciones al manejo de la política petrolera por ejemplo, pero que gracias a ello ese país pudo encausar su modelo económico. Argentina tuvo asistencia muy menor del Tesoro en los años 90, al igual que Uruguay. Un anuncio de esta envergadura por parte del Tesoro no registra antecedentes, la asistencia norteamericana después de la Segunda Guerra Mundial lo hizo a través de los organismos de crédito. Es bastante poco frecuente que lo haga el Tesoro. Es interesante marcar desde la literatura que aquellos gobiernos que se alinean con Washington tienen problemas para que EE.UU. retribuya esos gestos y contemple a los aliados. A Milei se le criticaba que no había conseguido nada a cambio después de los gestos diplomáticos para con la Casa Blanca. 

Ahora este espaldarazo es un gesto que no se había visto en los 90 ni tampoco con (Mauricio) Macri. Es un apoyo al gobierno argentino, muy importante, y donde el gobierno se cobra todas las acciones y subordinaciones a Washington en política regional, en la ONU, y los contrapuntos con Brasil. El gobierno estadounidense se ha jugado por Argentina y le ha valido críticas domésticas por parte de los demócratas, incluso ese apoyo podría generar antecedentes muy negativos para el Tesoro.

-En la época de (Carlos) Menem las relaciones con EE.UU. eran “carnales”, ¿cómo serían ahora? 

-Es difícil pensar otra metáfora después de esa. Creo que refuerza un nivel de acoplamiento y subordinación de las relaciones externas argentinas que se va a acentuar en el gobierno de Milei. Si uno tenía esperanza de que se puedan dar políticas de distancia como ocurre con muchos países en relación con las grandes potencias, lo que vamos a ver es un país subordinado y acoplado a los intereses de Washington.

Hoy hay un declive relativo del poder de Washington ya que es menos poderoso frente a otros actores como Asia y resulta que Milei nunca fue a Asia todavía donde hoy está la mayor riqueza y aumento del nivel demográfico. Esta política exterior hiper occidentalista es anacrónica en cuanto al momento actual del orden internacional y de lo que están haciendo el resto de los países emergentes. 

-¿Qué evaluación hiciste sobre el discurso de Milei ante la asamblea de Naciones Unidas?

-No varió mucho de su primer discurso. Hay un cambio profundo de la política exterior argentina con críticas muy fuertes al orden internacional liberal en el sentido del funcionamiento de instituciones como la ONU y al multilateralismo pensando que sólo sirve para una casta internacional que malgasta los recursos.  Esta es una mirada miope o sesgada del funcionamiento del multilateralismo y de la importancia de la ONU para intentar generar instancias de diálogo y cooperación y para que no se magnifique la anarquía de un poder de un Estado sobre otros. El punto a destacar en ese discurso es que puso el tema Malvinas con énfasis en la agenda y que había sido muy criticado por esa ausencia. Después, no sorprendió mucho.