“Se trabaja de candidato, se paga por eso, se cobra bien, y si tenes el cuero duro no hay demasiados riesgos. Salís a la cancha y medís en vivo y directo. Es el nuevo tiempo de la política. Si no sos candidato se enfría la figura y fuiste. El tren levanta a otro pasajero”. La frase, entre protocolos sanitarios, café y pucho, la tira un estratega de mil batallas. Habla de sus asuntos partidarios, pero también de la competencia intentando descifrar el porqué del inicio de una guerra que en Santa Fe aún no ha dado la peor versión. “¿Laburar de candidato? ¿Sí, y qué? Es un digno trabajo de la democracia”, reafirma.

Entre el viernes y el sábado los candidatos de Perotti, más la presencia de Marcos Cleri y Marcos Corach, intentaron dejar en claro a jefes comunales e intendentes que el camino son ellos. Hay lapicera y billetera. Es la regla de la política.

Lewandowski, Sacnun, Cleri y Corach. Dos reuniones en Rosario con los intendentes del sur y dos más con el centro norte en Santa Fe Capital. “Lo más importante es que participaron todos. El dueño de la billetera ayuda a pagar salario o prender una luz”, dijo uno de los que escuchó la convocatoria del senador provincial rosarino y ahora candidato a compartir recinto con Cristina. “El 12 a la noche conversamos”, dice un opositor a Perotti.

El asunto tiene una raíz extraña: la ética sobre una mesa enclenque. El presidente arengando a Rossi a que asuma un protagonismo político en Santa Fe y después de la tierra demarrada por el Perottismo (y el tirón de orejas de Cristina) sacándole el banquito pidiendo por los medios que renuncie a su Ministerio. Una vaga excusa para enmendar desobediencias. La gran virtud de Alberto esfumada en un pestañeo: el jefe de mil campañas electorales, el gran estratega de los nuevos tiempos, mordiendo malestares y errores propios.

“Manda ella, lo que ella dice, se hace”, dicen en las oficinas de Santa Fe. Ella es Cristina. Y ahí aparecieron Santiago Cafiero y Wado de Pedro intentando bajar al Ministro de Defensa de la interna. Ya era tarde. Por algo a Agustín le dicen Chivo. Cuando un chivo arranca el empellón de ataque nada lo detiene en el camino.

“Esto se va a poner feo. Es la regla”, dice un estrecho hombre de Perotti. “El proceso electoral va a ser una mierda porque así funciona este sistema. Ojalá no queden tantos heridos”, agrega.

Marcos Cleri habló mucho con Ella (Cristina) intentando mediar con ambición bombera. Toda llama encendida es una amenaza para los piromaníacos de la política. Y más allá de la bronca con los rebeldes de Santa Fe su idea era aplacar las consecuencias. Rossi-Rodenas había demostrado ser una opción cercana a Cristina ¿Los “kumpas” de Santa Fe a quien dejaran sus votos? ¿Lewandowski Sacnun o Rossi-Rodenas? Esa cuenta es la que hace el jefe de la Cámpora de Santa Fe.

Sin embargo y como dato milenials, el 30 de junio pasado el Diputado Cleri le hizo un guiño público a Armando Traferri, el representante del Nuevo Espacio Santafesino que impulsó el ingreso a la política de Alejandra Rodenas. Adhirió con un “me gusta” en las redes a una foto con un texto del senador departamental de San Lorenzo.

En la foto aparecía Traferri con un joven y atrás en segundo plano el diputado Cleri. El texto era la promoción de un proyecto de ley de apoyo a discapacitados. Inocente pasó el me gusta en Instagram, pero entendiendo a la política como una interminable y cruenta batalla, tal vez indique más que eso. Los milenials podrían explicarlo mejor.

“Dentro de la ley todo, fuera de la ley veremos”, dice en su tercer cigarro el armador de campañas. El dilema ético de los candidatos que trabajan de candidatos o seguir en sus cargos siendo candidatos lo debe resolver la ley. A Rossi lo echó el presidente para demostrarle a Cristina que se equivocó en decidir por Santa Fe sin consultarla.

Ríos de tinta regaron los 90 menemistas con la lluvia del paracaidismo electoral. Los outsider entran por su popularidad: campañas con figuras conocidas, favorecidas por una ley donde se vota con una cruz al rostro que conozco y adhiero. Pero alguien los invita a participar, se convoca a una figura porteña que hace años vive en Buenos Aires y eso si bien es legal es una trampa.

“Tal vez deberíamos obrar de una manera que esa acción sea una máxima universal. Y eso no pasa. Podríamos ser ejemplares para realizar un legado a nuestros hijos, pero no lo somos”, dice Carina Cabo, pedagoga y docente de filosofía. “Hay cosas legitimadas socialmente, si tengo poder y nivel económico puede hacer lo que quiero. Estaciono donde quiero y después pago la multa administrativa. Hago cuentas con eso. Valgo en función de lo que tengo en el bolsillo. Eso regula el mundo hace tiempo”, agregó este sábado en Radio2.

“Nosotros armaremos para oponernos a este mundo injusto y cruel”, dice un veterano socialista que aun siento el dolor en el alma por la muerte de Miguel Lifschitz. Apagado el faro que marcaba el camino de los próximos años encienden otra luz: ¿alcanzará? “El problema es la ética del capitalismo”, afirma. “Tenemos que dejar en claro que el sistema no funciona”, agregó mostrando los argumentos que subieron a Clara García y Mónica Fein al podio de sus candidaturas.

Los integrantes de Juntos por el Cambio van a hacer lo posible para que sea una elección de grieta. Aniquilarán la idea de tercios. Todos contra Cristina, los votos de Argenzuela, etc. Se sabe además que después del fallecimiento de Lifschitz no hay grande electores y ese lugar está en disputa.

Pero como sucede en los últimos años y más allá de intentos de acaparará atenciones, el peronismo se sube al escenario de las Plumas Calientes. ¿Si Lewandowski le gana a Rossi nace el Perottismo? ¿Si el resultado interno es inverso como gobernará Perotti?

Mientras la población espera vacunas, salir de la crisis y respirar el aire real de una vida perdida por el covid, la política se olvida de todos los errores del pasado para volver a repetirlos.  “Esto se va a poner feo”, repiten en medio del barro fresco que va camino a pudrirse. Irremediablemente.