Una tarde de 2004 el entonces gobernador santafesino Jorge Obeid llegó a la Casa Rosada acompañado de su ministra de Educación, Carola Nin. Iban al anuncio del Plan 700 escuelas y se toparon con Horacio Rosatti, que para ese entonces ya había asumido como ministro de Justicia de la Nación de Néstor Kirchner. “¿Cómo estás?”, preguntó el gobernador. “Bien, ahora tengo tiempo para terminar de escribir un libro sobre Boca y los miércoles puedo ir con mi hijo a ver la práctica a la Bombonera”, fue la respuesta del abogado santafesino.

La anécdota pinta perfecto el perfil del presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el santafesino Horacio Rosatti. Un jurista de prestigio, con ambiciones y hombre de poder que, como el personaje de Superman, llegado el momento se saca el traje y abajo tiene una camiseta azul y amarilla. Los que lo conocen no dudan en describirlo como “un enfermo de Boca”. De hecho, el libro al que refiere la anécdota se multiplicó: terminó siendo los tres tomos de “Cien Años de Multitud, Historia de Boca Juniors”.

En el kirchnerismo creen que efectivamente Rosatti tiene otro ropaje debajo del habitual vestuario de hombre del Derecho. Que detrás del prestigioso abogado constitucionalista, con más de 30 libros escritos, innumerables premios, profesor en universidades y públicas, presidente honorario de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional, no es una camiseta de Boca lo que destaca, sino un hombre que representa los intereses de los grandes estudios de abogados corporativos. Que aceptó entrar a la Corte por decreto, que no le tembló el pulso para votarse a sí mismo para inclinar la votación que le permitió llegar a la presidencia de la Corte y ahora a la presidencia del Consejo de la Magistratura por medio de un polémico fallo donde la Corte se favorece a sí misma. Sobre este punto se montó Cristina Kirchner el domingo para cuestionarlo por ser referente de lo que ella definió como una verdadera "casta": la judicial.

Pero más allá de las vicisitudes del conflicto que lo tienen en boca de todos, ¿quién es Horacio Daniel Rosatti?

Rosatti, abogado católico y salto a la política

Vecino del tradicional barrio Sur de la capital provincial, peronista y hombre de estrecha vinculación con las jerarquías católicas, se recibió muy joven de abogado y en 1984 ya había escrito su primer libro. Por esos tiempos captó la atención del ex ministro de la Corte provincial Rodolfo Vigo, quien lo apadrinó y le abrió puertas en esa etapa. 

Su experiencia política se inicia en 1989 como fiscal de la Municipalidad de Santa Fe primero y secretario de Gobierno del entonces intendente Jorge Obeid entre 1991 y 1993. Ese año el gobernador Carlos Reutemann lo convoca para ser secretario general de la Gobernación. En 1995 es electo intendente de la capital, pero al terminar su mandato cuatro años después se niega a ir por la reelección y nomina como sucesor a su amigo Marcelo Álvarez.

El vínculo con los Kirchner

 

En el medio se produce un hecho fundamental para la historia del país y para la vida profesional de Rosatti, que es la reforma constitucional de 1994, de la cual fue convencional y miembro de la comisión redactora. Su desempeño y capacidad encandilaron a dos figuras que serían determinantes en la siguientes dos décadas de la Argentina: Néstor Kirchner y Cristina Fernández, por entonces convencionales santacruceños.

Rosatti fue convocado por Néstor Kirchner en 2003 para ocupar la Procuración del Tesoro Nacional, un área clave para la Argentina posdefault 2001 porque allí se diseñaba y ejercía la estrategia de defensa del país ante los innumerables reclamos de empresas extranjeras en tribunales de arbitraje internacional. 

Néstor Kirchner le toma juramente a Horacio Rosatti.

En 2004 Kirchner lo designa pasar a ministro de Justicia, en reemplazo de Gustavo Béliz. Rosatti acepta con la condición de que le saquen el manejo de las fuerzas de seguridad. Se termina yendo del cargo un año después. Sus voceros dejaron trascender que el motivo fue que no estaba de acuerdo con el manejo de recursos para construcción de cárceles, pero hubo un motivo político que marcó su alejamiento temprano del kirchnerismo: el presidente le pidió que encabezara la lista de candidatos a diputados nacionales por Santa Fe que tendría que competir contra la de Hermes Binner. Rosatti se negó, como también se negó la entonces vicegobernadora María Eugenia Bielsa. Kirchner recurrió entonces a Agustín Rossi, quien por ese entonces aspiraba a ser concejal.

Los caminos hacia el poder

En esa negativa, así como la de 1999 cuando desistió de ir por la reelección en la capital provincial, muestra un aspecto que caracteriza la vida pública de Rosatti: ambiciona los círculos de poder, pero elige llegar por medio de las relaciones que construye en ámbitos académicos, personales y profesionales, y no por medio de la política partidaria-electoral. No es este camino el que lo atrae, aunque su trayectoria demuestra que no dudó en vincularse a la política para escalar a puestos institucionales relevantes que lo depositaran un escalón más arriba.

El 14 de diciembre de 2015 el entonces presidente Mauricio Macri firma un decreto designándolo juez de la Corte nacional junto a Carlos Rosenkrantz sin respetar los mecanismos fijados en la Constitución. A muchos les sorprendió que Rosatti se prestara a esa maniobra, pero era evidente que el objetivo era alcanzar la silla del máximo tribunal que se le había negado en 2005, cuando a causa del decreto de autolimitación del ex presidente Kirchner que prohibía que funcionarios del Poder Ejecutivo fueran designados en la Corte sin que pasara un intervalo de tiempo. En ese entonces, según distintas fuentes, Rosatti fue uno de los que recomendó al rafaelino Ricardo Lorenzetti, a quien conocía y un par de años antes, desde su cargo de Procurador del Tesoro Nacional, le había encargado el arbitraje del Banco de Interior y Buenos Aires. En la actualidad, la relación entre ambos está sumamente deteriorada fruto de las disputas de poder dentro de la Corte.

Si bien ante la presión política y social el gobierno de Macri emprolijó el nombramiento de Rosatti y Rosenkrantz, esa mancha de origen quedó indeleble. ¿Cómo surgió el nombramiento del santafesino en la Corte habiendo sido ex funcionario kirchnerista?
Desde su salida del gobierno en 2005 Rosatti se dedicó a la actividad privada, donde aprovechó el entramado de relaciones con los grandes estudios corporativos de Buenos Aires. Con aval de Elisa Carrió y el propio Rosenkrantz, y el okey del jefe de la mesa judicial durante el macrismo, Fabián Pepín Simón, Rosatti ascendió a la Corte, donde rápidamente se alineó en dos o tres asuntos centrales de interés del gobierno: conformar una nueva mayoría en la Corte que le quitara el poder a Lorenzetti y el intento por permitir la salida de los condenados por crímenes de lesa humanidad, que se intentó vía la aplicación de la ley del 2x1 y quedó trunca por la reacción popular que provocó.

Lorenzetti le tomó el juramente a Rosatti como juez de la Corte.

El tercer paso de ese proceso es la toma del control del Consejo de la Magistratura por esa mayoría de la Corte. El organismo es clave porque designa y sanciona a los jueces y administra los recursos del Poder Judicial. Para llegar allí Rosatti y otros dos ministros declararon inconstitucional una ley de 2006 que tenían hacía años en el cajón y dieron un plazo perentorio de 120 días al Poder Legislativo para que sancione una nueva ley. De lo contrario volvería a regir la ley anterior que establecía un consejo de 20 miembros presidido por la Corte, algo que la ley de 2006 había quitado. De esa forma la Corte pone en vigencia una ley derogada por el Congreso nacional y vuelve a tomar el comando del organismo.

El juez acusado

En la biografía de Rosatti hay un capítulo que lo tuvo hasta hace pocas semanas del otro lado del mostrador de la Justicia. A partir de una denuncia anónima se abrió una investigación en la Justicia federal de Santa Fe por enriquecimiento ilícito. En septiembre pasado el ex chofer del ex intendente de Santa Fe Martín Balbarrey (2003/2007) dijo que durante esos cuatro años, realizó todos los meses entregas de sobres con dinero al ahora presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti. El juez supremo siempre lo adjudicó a una operación en su contra y una enemistad con el juez federal Reinaldo Rodríguez. Finalmente el mas pasado logró que la Cámara de Casación penal le sacara la causa a Rodríguez, con lo cual quedó a un paso de ir a archivo.

También este año el apellido Rosatti fue noticia a causa de la conducta de Emilio, hijo del ministro de la Corte. Actual funcionario judicial en Santa Fe, Emilio fue detenido en enero pasado por segunda vez en menos de un año conduciendo ebrio en la ruta 1 entre Rincón y Santa Fe. En esa oportunidad el test arrojó 2.24 gramos de alcohol en sangre contra el 0.5 permitido. Ese acontecimiento, que tuvo trascendencia a nivel nacional, llevó a Rosatti hijo a renunciar al concurso por una vacante de juez federal, probablemente aconsejado por su abogado preferido, Rosatti padre.