El bloque de Seguridad del segundo debate entre los candidatos presidenciales replicó los cruces entre el presidente Mauricio Macri y el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández. Los otros cuatro (Roberto Lavagna, Nicolás del Caño, Juan José Goméz Centurión y José Luis Espert) buscaron posicionarse y el dirigente de izquierda hizo una propuesta concreta: “legalizar la marihuana”para dejar de perseguir a los consumidores y centrarse en los nacrotraficantes.

Fernández planteó que el problema de la inseguridad y la violencia no es de “mano dura” sino “de fondo” y “está directamente vinculada a la desigualdad en la sociedad”.

Propuso “crear un consejo de Seguridad para que deje de ser problema de un gobierno y que sea una política de Estado”.

Macri apostó a la grieta de entrada: “Nosotros somos distintos a ellos, que abandonan a las víctimas y alientan las barras bravas”. Dijo que cuando su principal rival en estas elecciones era jefe de Gabinete ingresaron “20 mil kilos de efedrina por año, hoy solo 20 kilos” y que por eso Argentina pasó a ser “productor de narcotráfico”.

“Nosotros no transamos. Nosotros estamos con las víctimas del delito y combatimos a las mafias”, dijo y dejó una propuesta: “Un Código penal moderno”.

También habló de diferencias en materia de terrorismo y acusó: “El kirchnerismo quiso encubrir a los responsables de la voladura de la Amia”.

“Sí presidente, gracias a Dios no nos parecemos en nada presidente”, le respondió después Fernández.

“El consumo de drogas y marihuana ha aumentado en estos años y eso quiere decir que está aumentando. Prometemos menos marketing y más seriedad en este tema”, aseguró.

Macri volvió sobre las estadísticas y dijo que en su gobierno “bajaron 30% los homicidios” y “2014 fue el año de record de muertos por la Policía” y que el “kirchnerismo además le dio gatillo fácil a los delincuentes”.

Por su parte, Del Caño se detuvo en que la mayoría de los procesos federales por droga son contra consumidores y no contra narcos. Por eso, propuso la “legalización de la marihuana y terminar con la persecución de los autocultivadores”.

Espert y Gómez Centurión centraron sus ideas en fortalecer la lucha contra el delito mediante las fuerzas de seguridad con un discurso de mano dura.

Lavagna se planteó en un punto medio. “Ni gatillo fácil o mano dura” -y se refirió sin nombrar a la ministra Patricia Bullrich (por adorar las armas) o al candidato a vicepresidente Miguel Angel Pichetto (por querer hacer estallar todo)- pero “tampoco la mano flácida para defender a nuestras familias”.