Por otro lado, todos sabemos que pandemia y cuarentena se conjugan para que nos retraigamos. Falta de información o exceso de ella, y el miedo a concurrir a las instituciones médicas, ¿generarán un fuerte impacto sobre la progresión de estos enfermos?

“Si. Se incrementará la frecuencia de eventos cardiovasculares en el final de la pandemia y durante la pos pandemia”, afirma el doctor Piskorz, quien agrega: “además hay otra variable importante que se asocia: la resistencia a incorporar hábitos de vida saludables. Y, por supuesto, el tan resistido cambio hacia ellos”.

¿Qué tan frecuentes son las enfermedades psiquiátricas?

Nosotros en el Instituto de Cardiología del Sanatorio Británico hemos evidenciado que una de cada tres personas con enfermedad cardiometabólica, manifiesta un menor consumo de frutas y vegetales; una reducción de la actividad física; y un consumo reducido de alimentos en general; además, vemos un incremento de un 200%, en relación a la pérdida de adherencia al tratamiento

Es decir, la pandemia ha multiplicado por dos la baja adherencia al tratamiento.

La gente se desentiende del estilo de vida saludable y no toma la medicación; sobre todo, aquellos que deben consumir más de cinco medicamentos por día. Esto se va a transformar en disgustos futuros que se reflejarán en las estadísticas de la salud pública, en los próximos meses y en los próximos años”.

Doctor Piskorz, más allá del costo en calidad de vida y en pérdida tempranas de vidas, que es el valor primordial, ese fenómeno que usted advierte, más la presencia del covid ¿impactarán en los costos que deberá afrontar el estado? Lo que nos lleva a preguntarnos si, ¿los recursos con que contamos serán suficientes para atender esta demanda incrementada?

“Hoy, el gasto que se hace por paciente internado, se ha incrementado significativamente. Cada vez que un médico tiene que atender a un paciente infectado por covid-19 o Sars Cov II, tiene que colocarse una gorra quirúrgica, doble barbijo; el N95 y el barbijo quirúrgico, máscara, triple delantal: de nylon, quirúrgico y el impermeable. Botas y doble guante. Todos elementos imprescindibles que se descartan una vez usado en ese acto médico. Si multiplicamos estos elementos por la cantidad de médicos y de pacientes infectados, y por otro lado, sumamos al personal que integra el equipo de salud, enfermeras, kinesiólogos, camilleros, mucamas, etc; vemos que estamos frente a un gasto enorme para los financiadores de salud, para las instituciones médicas y para el estado municipal, provincial y nacional.

Una vez que salimos del área covid, todo ese material anteriormente detallado, se descarta. Es por eso, entre otras cosas, que los costos se han incrementado notablemente para atender a los pacientes internados con covid-19.

¿Es esta, además, una pandemia de la desigualdad?

Obviamente que nuestro país es un país que traza una enorme distancia entre las personas de bajo poder adquisitivo y los que cuentan con trabajo o pueden ejercer una profesión; esta brecha se ha incrementado notablemente. En términos generales el 50% de la población de nuestro país depende de la Salud Pública; este sector de la población carece de Obra Social, y carece además de la cobertura de sistemas como PAMI o las Obras Sociales Provinciales. Y existen desigualdades en términos de los servicios de salud que recibe este sector de la población; sobre todo, cuando más nos internamos en el interior profundo del país.

Por eso nosotros postulamos que la función del estado tiene que volcarse hacia la educación en salud y la prevención para equiparar estas diferencias con el objeto que todas las personas tengan acceso al derecho a su salud, por lo menos. Hoy hay escasez de políticas públicas de prevención de la salud en las enfermedades crónicas no trasmisibles; no las hay en cuando a la prevención del cáncer; y de factores de riesgo cardiovascular.

En el caso de la prevención, contamos con otra amenaza, es la representan los grupos antivacunas que operan a su modo tanto en Europa y en EEUU, con resonancia en nuestro país. Esto se refleja en las redes sociales donde circulan las llamadas noticias falsas o “podridas” que confunden a la población. Se trata de las famosas fake news.

A propósito de este tema, en la Sociedad Interamericana de Cardiología estamos sacando una comunicación que será publicada hacia fines de año, referente a la necesaria e imprescindible vacunación antigripal.

*Daniel Piskorz, médico cardiólogo, matrícula 8509, especialista en hipertensión arterial, investigador e integrante del Instituto de Cardiología del Sanatorio Británico.   .