Todos los zapatos sufren desgaste con el uso y el pasar del tiempo. Sin embargo, siempre habrá algunos pequeños trucos para que esas zapatillas que ya se amoldaron a vos, puedan recorrer unos kilómetros más a tu lado y hacerle un favor a tu bolsillo.

¿Cómo cuidarlas? Mirá la etiqueta. Según publica revistaohlala, lo primero que hay que hacer, como dicta el manual de uso de la mayoría de los objetos, es leer las instrucciones. "Fijarse en las etiquetas técnicas que traen los instructivos es esencial para extender la vida útil de las zapatillas", menciona Ricardo Fernández Mora, de John Foos.

Las zapatillas no son amigas de las temperaturas extremas. Si las querés airear un poco, tenes que saber que no les favorece que las dejes a la intemperie cuando te las sacás luego de haberlas usado. El frío del invierno o el calor y la luz directa del sol del verano, las pueden manchar y hasta arruinar los tejidos más delicados que las componen. Mejor es que las dejes dentro de casa.

Lavá con cuidado. Con respecto al lavado, es mejor realizarlo sólo si es estrictamente necesario, o sea cuando se les acumule mucho barro o suciedad en la suela y la tela. Pero jamás ni nunca las lavés en el lavarropas porque las zapatillas tienen muchas veces piezas o partes delicadas que se pueden estropear con el vaivén de la máquina.

Máximo Maggio, de The North Face Argentina aclara: "Nunca las laves con jabón en polvo cada vez que se ensucian. Es preferible, quitar las plantillas al final del entrenamiento, secarlas con el aire del ambiente, y cuando ya realmente el calzado esté muy sucio elegir un jabón neutro".

Para lavarlas lo mejor es preparar un balde con agua templada y jabón neutro, meter ahí las zapatillas y dejar que la suciedad se reblandezca por una media hora. Pasado este tiempo, frotamos las zapatillas hasta que desaparezca la suciedad usando un cepillo de dientes viejo o una esponja. Es importante sacarles los cordones, las plantillas y lavarlos también.

Sin embargo, si tus zapatillas aún no están muy sucias, lo mejor es pasarles un trapito húmedo después de cada uso para quitarles el polvo superficial. Tras el lavado o la limpieza, hay que secarlas colocándolas en un lugar seco y sombrío. El tiempo de secado puede prolongarse entre 12 horas, hasta un día. Podés disminuir estos tiempos, rellenándolas con papel de diario. Nunca las dejés secando en frente de estufas o radiadores.

No olvidés que tus zapatillas deben ser específicas para la actividad que estás realizando pues sino lo que lograrás es que se deformen y pierdan su función rápidamente.

¡Un plus! Existen ceras especiales que tienen como función formar una capa protectora contra la suciedad y proporcionarles un poco de resistencia al agua. De esta forma, la barrera podrá retrasar algún tiempo el lavado profundo de la zapatilla.