El peritaje de un celular secuestrado a fines de octubre expuso los vínculos directos e indirectos de dos policías con un prófugo acusado de integrar una violenta banda de tiratiros y sicarios. El contenido del aparato fue parte de la evidencia para que dos fiscales imputaran a Leonardo Conde (30), detective de la Policía de Investigaciones de la sede San Lorenzo, y a Alan Balbi (29), suboficial de licencia por carpeta médica, por encubrir a “Coco”, un miembro de “La Mafilia”, grupo al que le atribuyen, entre otros casos, el homicidio al voleo de Lorenzo “Jimi” Altamirano, cometido en febrero frente al estadio de Newell's.

Los fiscales José Luis Caterina y Georgina Pairola dieron cuenta de diversas evidencias contra los dos policías, que mantendrían un vínculo de amistad, en una audiencia que terminó este lunes con la resolución del juez Alejandro Negroni: prisión preventiva por el plazo de ley para ambos.

A Balbi le imputaron los delitos de encubrimiento por favorecimiento personal agravado por tratarse de funcionario público. Y a Conde por abuso de autoridad; violación de secretos por acceso indebido a sistema informático de acceso restringido; encubrimiento y omisión de denuncia.

La ayuda a la Mafilia

El apodo de “Coco” o “Funes” surgió en la investigación de la fiscal Pairola y la Unidad Especial de Investigación del Crimen Organizado (UEICrO) contra la Mafilia, un grupo que, según la Fiscalía, estaría comandado por Leandro Vilchez, un hombre alojado en la cárcel federal de Rawson, veterano ladero de Ariel “Guille” Cantero, al menos en la década pasada.

La banda de Vilchez, junto con la de Pablo “Nico” Camino, mantuvo una encarnizada disputa con otro grupo ligado a los Monos, el de Leandro “Pollo” Vinardi y Carlos “Toro” Escobar. Una saga que marcó los últimos meses de 2022 y parte de 2023 a sangre y fuego con varios homicidios y atentados contra lugares de alta repercusión.

Coco es uno de los pocos miembros de peso en la Mafilia que se mantiene prófugo. En su búsqueda, los investigadores se toparon con que el policía Balbi lo había ocultado hasta fines de octubre en una casa que alquilaba en el paraje La Carolina (uno de los garantes del contrato era el policía Conde) y que el propio Balbi utilizaba un vehículo Chevrolet Onix que estaba a nombre de Coco.

El suboficial Balbi, integrante de una familia ligada al delito, cayó detenido la semana pasada en Almafuerte al 600, en Arroyito. Su padre, Omar –actualmente preso–, su hermano Micaías y su tía Roxana quedaron involucrados en enero de 2022 con un cuantioso escruche a un departamento de Schweitzer al 8800, Fisherton. Esa investigación rozó a Alan, pero no fue imputado.

Durante la investigación a la Mafilia la UEICrO encontró indicios de los vínculos de los Balbi con Osmar “Omi” Benítez y Alexis “Tato” Romero, dos soldaditos de la banda que se encuentran detenidos por sicariato y robos de vehículos.

El 28 de octubre pasado los investigadores detuvieron a Micaías en el Shopping Paso del Bosque e incautaron su teléfono, que resultó ser un catálogo de evidencias. Allí surgió su vínculo con el suboficial de la PDI Conde, amigo de su hermano Alan Balbi.

Para la fiscal Georgina Pairola, Conde, debido a su cargo de detective de la PDI, facilitó información confidencial a Micaías sobre pedidos de capturas o de secuestros de vehículos, entre otros favores oscuros, en una trama delictiva pararela al legajo penal sobre la Mafilia.

Compras con tarjetas de crédito robadas

El teléfono secuestrado a Micaías también sirvió para echar luz sobre un episodio de corrupción del policía Conde.

Es que el detective de la PDI le envió a Micaías fotos de tarjetas de crédito y documentación que él mismo había secuestrado en un allanamiento. Todo para que Micaías intente realizar compras por medios virtuales. Los plásticos eran de la víctima de un robo, que tres días antes del allanamiento había sufrido un asalto mientras circulaba por la autopista Rosario-Santa Fe cerca de Fray Luis Beltrán.