Vanina Correa tiene otra hermosa historia para contar. Este viernes, en una parada bravísima para la selección argentina de fútbol femenino en el Mundial de Francia, atajó casi todo lo que le tiraron las jugadoras de Inglaterra, una de las grandes potencias mundiales de este deporte en imparable crecimiento. Incluso dejó una atajada para la historia, cuando en el primer tiempo le detuvo un tiro penal a Nikita Parris. Además de ser una de las grandes figuras del seleccionado dirigido por Carlos Borrello, Vanina ataja para Rosario Central, trabaja como cajera en la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez y es madre de mellizos. Había colgado los guantes albicelestes, pero el seleccionador la convenció para volver y hoy la rompe en la Copa del Mundo.

Correa es una de las dos jugadoras argentinas que representan a Rosario Central en este Mundial de Francia -la otra es Virginia Gómez-. A sus 35 años, había decidido retirarse de la selección, donde estuvo defendiendo el arco en los mundiales de 2003 y 2007, en otro contexto del fútbol femenino argentino.

Pero Vanina seguía brillando en el arco canalla y el técnico Carlos Borrello, que la conoce muy bien, la entusiasmó para que vuelva a ponerse el buzo del combinado nacional en este Mundial de Francia.

En realidad, Correa había tomado la decisión de bajar la intensidad de la competencia cuando dio a luz a los mellizos Romeo y Luna, que hoy tienen 5 años y vibran con las atajadas de su mamá en la selección.

Vanina con Luna y Romeo en una foto de hace un par de años. (Facebook Vanina Correa)

"Me cuesta hablar de esto. No hay muchas jugadoras madres. Es un tema tabú, ¿viste? El qué dirán, los prejuicios. Pero bueno, llegaron los melli y me hicieron feliz. Ahora en el jardín no tuve problemas. Los bauticé hace poco y todo bien, por suerte", le contó al diario La Nación en una nota antes de partir a la Copa del Mundo.

La vida de Vanina también está compuesta por su trabajo como cajera en la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez, donde cobra impuestos. Y un par de días en la semana se “cruza” a Rosario para entrenar con sus compañeras de Central. También contó que realiza entrenamientos personalizados con Eldo Milatich.

Vanina Correa se estira y ataja un penal contra Inglaterra en un Mundial. “Otra vez la mano de Dios”, piensa alguien en una inevitable comparación con aquella tarde histórica de Diego Maradona en México. Luego agiganta su figura para quedarse con un mano a mano. Y al rato otro más. Sólo un centro a rastrón logra superar su resistencia, en el gol que finalmente convierte Jodie Taylor.

Su rostro serio, como cuando soporta el mal humor de los que van a pagar impuestos a su ventanilla, se distiende un poco para recibir el premio a la mejor jugadora del partido. Minutos después, el técnico de Inglaterra Phil Neville la llena de elogios: "Lo suyo hoy fue de una arquera de clase mundial".

Vanina forma parte de este momento histórico para las mujeres. Tanto en la cancha chica de un campeonato de fútbol como en la cancha grande de la vida.