Primero, el título. Rosario Central festeja, con esta Copa Argentina, que es campeón después de 23 años. Pero la yapa no es para nada despreciable: clasificación automática a la próxima Copa Libertadores y a la definición de la Supercopa local.

Por reglamento, el ganador de la Copa Argentina obtiene el pase a Libertadores y el Canalla la jugará después de tres años. En la última, 2016 con el Chacho Coudet, llegó hasta los cuartos de final y quedó eliminado ante Atlético Nacional, el campeón de esa edición.

Pero además, Central gana el derecho de disputar una final, a todo o nada, por la Supercopa Argentina, donde se medirá con Boca, ganador de la última Superliga. Será en febrero con fecha precisa a confirmar, dependiendo de la suerte que corra el Xeneize en la Superfinal del domingo ante River y en un eventual Mundial de Clubes