Este domingo por la noche, el fútbol argentino se vio conmocionado con la salud de Javier Altamirano, el futbolista de Estudiantes que se desplomó en el campo de juego en pleno partido ante Boca.

El chileno de 24 años sufrió un episodio convulsivo y fue trasladado de inmediato en ambulancia a una clínica, donde afortunadamente pudo ser estabilizado. El caso recordó rápidamente otras situaciones similares en distintos puntos del mundo. 

Una de ellas es la de la Eurocopa 2020 (disputada en 2021) donde Christian Eriksen se descompensó durante un Dinamarca-Finlandia, en Copenhague. El danés, que en ese entonces jugaba en Inter de Milán, tuvo un paro cardíaco y tiempo después se supo que el mediocampista estuvo "clínicamente muerto", pero afortunadamente los médicos pudieron reanimarlo y fue trasladado consciente. 

El capitán Simon Kjær y el equipo médico que salvó la vida de Christian Eriksen

A fines del 2023, ocurrió algo similar se vivió en la Premier League de Inglaterra, cuando Tom Lockyer, el capitán de Luton Town, cayó tendido en el césped del campo de juego del Bournemouth. Como Eriksen, Lockyer también tuvo un paro cardíaco pero con la diferencia de que el galés tenía antecedentes cardíacos.

Este 2024, hubo un caso similar del francés Andy Delort. Según indicó TyC Sports, en Qatar y un rato después de hacer un gol, se cayó al suelo y convulsionó. Era la final de la Copa de las Estrellas -una de las copas nacionales de Qatar- que siguió jugándose y tuvo ganador al equipo de Delort, Umm Salal.

En Italia también hubo un angustiante caso en 2021: fue en la Serie B, durante un partido entre Salernitana y Ascoli, donde el polaco Patryk Dziczek se desplomó minutos después de ingresar al partido. Tuvo un ataque de epilepsia, aunque no había sido el primero: tiempo atrás le había pasado en una práctica.

Uno de los casos más recordados en Europa sucedió ya hace 12 años: Fabrice Muamba jugaba para el Bolton y se desplomó en pleno partido ante Tottenham, por la FA Cup. A los médicos de los equipos en la atención en el campo de juego, se sumó un cardiólogo que estaba en el estadio como espectador, pero no podían reanimarlo. En la ambulancia camino al hospital le dieron descargas con un desfibrilador y tampoco reaccionaba. Estuvo 78 minutos sin que le latiera el corazón, pero milagrosamente se recuperó después de un tiempo internado en coma.

Otra situación increíble fue la de Abdelhak Nouri, conocido como Appie, el neerlandés de origen marroquí que en 2017 sufrió un paro cardíaco jugando un amistoso con el Ajax y tuvo dos años y nueve meses en coma después de aquel episodio. El futbolista, que era una de las joyitas de la cantera del conjunto neerlandés, tuvo que ser trasladado en helicóptero: según reconoció el propio club, la atención médica en el campo de juego no fue la adecuada. El daño cerebral lo llevó a un larguísimo coma inducido del que pudo salir, pero nunca pudo volver a jugar al fútbol.

Otra situación es la de Bafétimbi Gomis (en varias oportunidades). El delantero sufre de síncope vasovagal, una condición que causa desmayos. A pesar de esto, ha experimentado episodios de descompensación en varios clubes, aunque los médicos le permiten seguir jugando al fútbol. Claude Puel, su exentrenador en el Lyon, bromeó diciendo: "¡Menos mal que no es defensa!". En marzo del 2021, mientras jugaba para el Al Hilal de Arabia Saudita, sufrió un desmayo en el campo, pero sorprendentemente regresó al juego después de unos minutos en el banco de suplentes.

Pablo Fornals, el volante del Betis tuvo episodios de descompensación durante su carrera. Uno de los más preocupantes ocurrió en abril de 2018, cuando jugaba para el Villarreal, contra el Athletic de Bilbao. Aunque no perdió el conocimiento, se desplomó durante el partido y requirió asistencia médica. El médico del club describió el incidente como un pre-síncope. Según indicó Olé, también sufrió otro desmayo durante una práctica debido a una hipoglucemia.