El fútbol además de impredecible es un marea de emociones encontradas, que muchas veces los jugadores no pueden contener. Eso les pasó, en lugares encontrados, al defensor uruguayo Josema Giménez y al delantero francés Antoine Griezmann.

A Giménez se lo vio quebrar en llanto en medio del partido. La Celeste perdía 0-2, faltaban pocos minutos para finalizar y si bien la eliminación era incipiente aún no se había concretado.

Griezmann, en cambio, evitó festejar su gol, el segundo de Francia. “Respeto a los uruguayos que me dieron mucho y me enseñaron los primeros pasos. Les debo mucho”, explicó después.

El delantero que toma mate, escucha cumbia y es hincha de Peñarol dijo “es difícil” controlar la emoción pero como “enfrente tenía amigos, no quería gritar el gol y tampoco me vino, y después cuando el árbitro pitó el final tampoco tenía esas ganas de celebrar”, reconoció.