Con mucho corazón y ratos de buen fútbol en el segundo tiempo, Argentina se recuperó del debut con derrota y venció 2-0 a México en la segunda fecha del Grupo C del Mundial de Qatar 2022. El rosarino Lionel Messi rompió el cero con un zurdazo y el volante Enzo Fernández, con otro golazo, liquidó el partido a favor del equipo de Lionel Scaloni, que consiguió tres puntos fundamentales en busca de la clasificación a octados de final.

Desde el comienzo, México ejerció una continua e intensa presión sobre la salida de los defensores argentinos. Esa primera lectura le sumó puntos al planteo del Tata Martino, que con el cambio de esquema -línea de cinco defensores- le marcó la cancha a Scaloni y logró neutralizar el juego de Argentina, que no pudo conectar con los volantes porque recibieron incómodos, generalmente de espaldas y lejos del área de Ochoa. 

Así se consumió el primer cuarto de hora. Un arranque eléctrico de Messi en la única vez que pudo despegar, aún al recibir incómodo, pero que no preocupó demasiado por cómo finalizó la jugada, fue el avance más serio de la selección en el inicio.

Con las cartas sobre la mesa, Scaloni empezó a pensar cómo podía encontrarle la vuelta al planteo del Tata, centrado en destruir lo que Argentina podía crear. Hasta Messi bajó varios metros para entrar en contacto con la pelota e intentar construir desde más atrás.

En ese contexto de máxima concentración y la presión de un error que podía ser condenatorio en la salida, las pérdidas fueron muy riesgosas porque México quedaba con campo libre y espacios para lastimar, pese a que no lo aprovechó. Eso le permitió al equipo de Martino generar algunas faltas en tres cuartos de cancha.

Argentina tuvo mucho tiempo la pelota, pero en campo propio y muy lejos del arco de Ochoa. Hasta ahí, el planteo le daba resultados al equipo mexicano porque le impedía al de Scaloni asociarse en ataque y profundizar. También lo obligaba, a veces, a lanzar envíos largos desde los pies de los centrales y los delanteros, en general, perdieron por arriba.

Así, en un partido de trámite lento, estudiado y pensado, hubo poco juego y muchas precauciones, sobre todo del lado de México. Sin embargo, hacia los últimos 15 minutos la selección empezó a encontrarse con pases y más lucidez en campo rival, aunque seguía conectando muy pocas veces a Lautaro, Messi o Di María en zonas de la cancha en que pueden ser decisivos.

El ataque mejor construido y más peligroso de la selección llegó en el quinto minuto agregado de la cerrada y disputada primera mitad, luego de una buena secuencia de pases entre Di María y Messi, que abrió para la llegada al vacío de Acuña y terminó con un centro rasante pero que la defensa rival logró despejar. 

Como se esperaba, México no pudo sostener el nivel de presión e intensidad en el segundo tiempo por razones físicas y de cansancio, aunque también ayudó a cambiar el trámite una postura un tanto más ambiciosa y decidida de Argentina, que se paró más adelante y comenzó a encontrar bien ubicado a Mac Allister en el medio para distribuir y conducir, con Messi muy marcado. 

Sin embargo, el equipo del Tata retrocedió demasiado y en forma peligrosa, porque permitirle a Argentina manejar el balón tan cerca de su área con futbolistas de tanta calidad era un riesgo grande. Cualquier mínimo error podía quebrar el partido. Y eso sucedió a los 18 minutos del complemento.

Di María llevó la pelota sobre la banda derecha cerca del área, Montiel le pasó por el costado y distrajo a la marca, entonces el ex Central levantó la cabeza, vio a Messi libre cerca de la medialuna y lo buscó: el capitán controló y no dudó, sacó un zurdazo potente que Ochoa no pudo contener y puso el 1-0 para el seleccionado, una combinación 100 por ciento rosarina. 

Después del primer gol, rápidamente Scaloni movió el banco de suplentes, rearmó la línea defensiva con el ingreso de Romero para jugar con tres centrales y dos laterales, y en la continuidad, también con los aportes de Enzo Fernández, Julián Álvarez y Exequiel Palacios, se vio lo mejor de la selección en lo que va de la Copa del Mundo.

En ese pasaje de superioridad mental y futbolística, con México ya cansado y abajo en el resultado, Argentina liquidó el partido con otro golazo: Messi tocó para Fernández en la izquierda, el volante del Benfica engañó a su marcador, se perfiló con la derecha y colocó un remate al ángulo para el 2-0.

El desahogo de los jugadores y del cuerpo técnico se extendió a todo el estadio porque Argentina logró reponerse de una dura e inesperada derrota en el comienzo de la Copa ante Arabia Saudita, que este sábado cayó con Polonia. 

La selección supo jugar el partido pese a los obstáculos que Martino le plantó con inteligencia. Supo sufrir y pelearlo. Y supo adaptarse a diferentes circustancias. Fue paciente, de menor a mayor en el juego, hasta que logró quebrar el cero y liberarse. Los golazos de Messi y Enzo explican mucho de la victoria, ya que en su talento el equipo halló la manera de sacarse el peso de encima

Ahora, enfrentará a Polonia en la tercera fecha de la zona en busca del boleto a los octavos de final. Pero ya se sacó un gran mochila de la espalda. Como dijo Messi después del partido, para Argentina comenzó otro Mundial.