Cigadrillo, el emprendimiento que busca hacer material de construcción con colillas

Es un proyecto ideado por Antonio Ramírez y luego trabajo en equipo en un estudio de diseño y construcción. Busca reducir el impacto ambiental al mismo tiempo en que se obtiene un nuevo producto 

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“Una de las preocupaciones que nos invade en la actualidad a los jóvenes es el ambientalismo, sin duda. Nos molesta la contaminación y no podemos ser indiferentes a esto”, dice Antonio Ramírez, estudiante avanzado de arquitectura, cuando es consultado por el proyecto “Cigadrillo”. Según cuenta, este proyecto consiste en la elaboración de un nuevo producto para el rubro de la construcción que hace uso de los filtros de cigarrillos – las colillas- como materia principal, estas son trabajadas de forma tal que puedan obtenerse ladrillos para mampostería o placas termo aislantes.

El proyecto fue ideado por Ramírez y comenzó a trabajarlo junto a Luján Fischer, Diseñadora de Interiores y también estudiante de la Facultad de Arquitectura. Luego de dos años de trabajo se sumaron dos estudiantes más: Rodrigo Barbuscia y Luciano Carrizo; formando un estudio de diseño y construcción que lleva a cabo el producto.

Antonio explica que, más que un proyecto, es un programa, ya que también se elaboró un plan para facilitar el acceso al material principal: las colillas. Consiste en la elaboración y distribución de cestos de basura exclusivos en distintos puntos de la ciudad.

El tratamiento del material implica que las colillas sean bañadas en un líquido adhesivo como resina, poliuretano o vinilo – según el resultado que se busque- y luego son prensadas en molde. Como resultado, se obtiene un ladrillo con excelentes comportamientos mecánicos y técnicos, impermeable e invulnerable al ataque de hongos o bacterias, según cuenta el joven emprendedor. También pueden resultar en placas acústicas, más flexibles, en caso de que se requieran como complemento para otro tipo de muros.

La capacidad térmica está brindada, justamente, por los filtros de cigarrillos, ya que se componen de celulosa, mientras que la impermeabilidad y la resistencia se la otorgan el prensado y la incorporación de aditivos. 

Desde el equipo buscan que las personas, profesionales o no, puedan comprender que el producto posee igual o mayores ventajas que un ladrillo común en construcción tradicional, que es un aporte al sistema de steel framing, y que, además de incentivar a nuevos desarrollos de sistemas de construcción es un aporte para preservar el medio ambiente.

“El proyecto colabora con la solución de un grave problema ambiental, reduciendo los residuos y reciclándolos para obtener un producto eficiente para la construcción. Es de bajo costo de fabricación y bajo costo de adquisición para los compradores; y responde en la construcción a problemas acústicos y de cerramientos”, sostiene Ramírez.

Cigadrillo comenzó a tener vida como proyecto a partir de quedar seleccionado para participar de la Cátedra Abierta para Emprendedores, de la Universidad Nacional de Rosario. Luego, participó de varias convocatorias y, actualmente, se encuentra transitando un programa de coworking llamado “La Colaboradora”, perteneciente al Gabinete Joven del Ministerio de Modernización y Reforma del Estado de Santa Fe.

El emprendedor cuenta que el proyecto se encuentra en un estado avanzado, en proceso de la formación de prototipos para realizar las pruebas necesarias en el IMAE (Instituto de Mecánica Aplicada a las Estructuras).

“Una vez que tengamos la dosificación deseada, con las sustancias adecuadas, pasaremos a la fabricación nuevamente para realizar las pruebas científicas. Ya contamos con prototipos realizados, sabemos que funciona, pero necesitamos fabricar más para poder someterlos a diferentes pruebas mecánicas y de calor, para obtener el respaldo de un laboratorio”, explican desde el estudio. Y sostienen que esperan con ansias los resultados de los programas y concursos en los que está participando.

Además, indican que en la ciudad -en zona costera y parque de colectividades- se pueden recolectar 750 colillas por hora, encontrando 75 colillas por metro cuadrado. 

“Cada vez que una persona termine de fumar, antes de tirar la colilla al suelo, podrá optar por contribuir por una ciudad mejor, para él y para otro. Porque cada vez que una persona vea una colilla en el suelo no verá basura, verá un ladrillo pendiente”, relatan en el desarrollo de su proyecto.

En otros países ya existen iniciativas similares. En Colombia hay estudiantes que se disponen a fabricar tapas de libros y revistas. En EE.UU., tras procesos químicos reutilizan las colillas en la producción de envases y paquetes de productos alimenticios. Mientras que en Australia, de manera similar, un médico propone incorporar colillas de cigarrillos a la fabricación tradicional de ladrillos de arcilla y adobe. Pero de ese total del ladrillo, sólo el 1% es de colillas reutilizadas, el 99% continúa siendo del material habitual, a diferencia del proyecto Cigadrrillo.

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